LA REFORMA MIGRATORIA VUELVE AL CONGRESO CON UN DEBATE SOBRE LA AMNISTÍA

Washington.- El tema de la reforma migratoria volvió al Congreso en una audiencia en la que la posibilidad de una “amnistía” a doce millones de indocumentados centró las disputas entre demócratas y republicanos, líderes religiosos y expertos.

El debate de una ley, que aun no cuenta con un borrador oficial, se ha polarizado desde que Arizona aprobó la legislación más dura del país sobre inmigración, a la que el Gobierno ha respondido con una demanda por considerar que se inmiscuye en asuntos federales.

Esta vez las diferencias sobre la necesidad de una reforma migratoria se manifestaron en el subcomité de Inmigración, Ciudadanía, Refugiados, Seguridad Fronteriza y Derecho Internacional.

Representantes de las dos mayores congregaciones religiosas del país apelaron al sentido humanitario de la reforma migratoria.

“No es un asunto de republicanos o demócratas. Es un asunto entre lo correcto y lo incorrecto”, defendió Richard Land, presidente del Comité de Libertad Religiosa y Ética de la Convención de Baptistas del Sur.

Igualmente, Gerald F. Kicanas, obispo de la archidiócesis de Tucson, Arizona, y vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, denunció un sistema migratorio que “no aprueba el examen moral” de los derechos de proteger las vidas y la dignidad de personas.

Pero el congresista republicano por Iowa Steve King interpeló a los testigos sobre los peligros de su enfoque “caritativo” y recordó que en 1986, cuando la administración de Ronald Reagan aprobó la legalización de indocumentados, se prometió “no más amnistías”.

“Yo definiría amnistía como perdonar los inmigrantes que incumplen la ley y premiarlos en el objetivo de su delito, pero no sabemos cuáles son sus verdaderos objetivos”, argumentó antes de preguntar qué significaba para ellos esa palabra.

Mathew D. Staver, profesor la Universidad Libertad, de mayoría cristiana baptista, advirtió de las discusiones “irracionales” a las que conduce utilizar la amnistía como un punto de discordia y de alarma.

“No es un perdón completo sin ninguna consecuencia. Yo propongo algo diferente, un camino para ganarse el estatus legal, para que se lo ganen, no que sea regalado, sino algo que será una oportunidad”, explicó.

King rechazó que ese camino deba ser dentro del país y defendió que deben situarse a la cola de la solicitudes de entrada a Estados Unidos fuera de las fronteras, “en la condición de que estaban antes de que incumplieran la ley”.

James R. Edwards, Jr., miembro del Centro de Estudios de Inmigración, señaló por su parte que en tiempos de crisis y desempleo, la legalización de esos indocumentados no debe estar guiada “por los imperativos humanitarios o caritativos”.

“Esto afectará al bienestar de la gente estadounidense. Habrá más competidores en el mercado de trabajo en tiempos de desempleo y dañará a los ciudadanos que se encuentran en una situación más vulnerable”, aseguró.

La congresista demócrata por Texas Sheila Jackson Lee afirmó que se han escuchado argumentos razonables para una reforma migratoria, y “el gran y único obstáculo es que la mayoría de republicanos están comprometidos a que (el presidente de EEUU) Obama falle en inmigración”.

Al término del debate, la presidente del subcomité, Zoe Lofgren, señaló a Efe que estas discusiones son “el principio de un largo camino”, pero que es “significativo” que “defiendan tan fuertemente la reforma religiosos tan conservadores como Land”.

Por su parte, el representante demócrata por Illinois Luis Gutiérrez rechazó ante los periodistas la posibilidad de abandonar la esperanza de que la reforma migratoria pueda ser aprobada este año porque sería “irresponsable”.

Además, aseguró que al menos 200 congresistas darían su voto a la reforma migratoria “hoy”, según sus consultas, de los cuales 101 ya han manifestado su apoyo público, pero que aunque tenga esos apoyos le faltan 40 republicanos y “más seguridad”. VN

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