LA NOVEDAD DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

La próxima Asamblea Mundial de Obispos llamada Sínodo de los Obispos tendrá como tema de estudio La Nueva Evangelización. Ya antes habíamos oído hablar de esta iniciativa eclesial de boca de nuestro amado y bien recordado Papa Juan Pablo II. Él nos invitó a realizar la tarea evangelizadora con un nuevo entusiasmo, nuevos métodos, nueva energía. Él quería que la Iglesia entera entrara en un proceso evangelizador y que ese proceso tocara todas las actividades y estructuras de la Iglesia. Sin duda su intención fue muy buena y animó muchas actividades especialmente en Latinoamérica y África, pero ahora el Papa Benedicto quiere que volvamos a reflexionar sobre el tema en todas las comunidades de los cinco continentes. Es una invitación a los grupos juveniles, a las familias, maestros de escuela, obreros y campesinos, a los que viven en las grandes ciudades y a los que habitan en pequeñas comunidades, pero especialmente es un llamado a la responsabilidad evangelizadora para Obispos, sacerdotes y diáconos. Quizás uno de los problemas es que muchas personas no saben qué es Evangelizar. Contestemos a la pregunta…

¿QUÉ ES EVANGELIZAR?

Evangelizar es hacer significativo a Jesús de Nazaret en la vida de los hombres y mujeres de hoy, es decir, que su mensaje, lo que hizo, Su muerte y resurrección le dan un nuevo sentido a la vida de quienes lo reciben y lo aceptan. Evangelizar es dar testimonio de que Él no es un personaje del pasado sino que está vivo y que el Reino que inauguró está realizándose ya aquí y ahora. Evangelizar implica un doble movimiento, en primer lugar es la narración de lo que Él ha hecho en mi vida y cómo se me ha manifestado, y en segundo lugar, el esfuerzo de adaptar este mensaje a la persona que lo está recibiendo para que también reciba los dones que le permitan aceptar a Jesús y empezar una nueva vida.

LA PRIMERA PARTE implica que el evangelizador puede narrar su propia experiencia porque ha sido capaz de confrontarla dentro de la Iglesia con las experiencias de la comunidad apostólica. La Sagrada Escritura, la fe de la comunidad, la vida sacramental, la enseñanza de los Obispos le permite al cristiano verificar su propia experiencia espiritual, porque la conversión al Evangelio es una respuesta individual pero que se realiza en la comunidad eclesial. Esto quiere decir que el cristiano evangeliza desde la Iglesia, con la Iglesia y para la Iglesia. La comunidad eclesial está formada por testigos que conocen a Cristo vivo y mutuamente se ayudan para que esa experiencia transformadora siga dando fruto en cada persona, en la comunidad y en el mundo.

El cristiano ha vivido su encuentro transformador de una manera única, posiblemente en una situación de enfermedad, o en un retiro, quizás ha descubierto a Cristo en el rostro sufriente de los pobres, los inmigrantes, los presos o enfermos. Posiblemente el amor, la caridad mutua, el servicio y cariño respetuoso que respiró en su propia familia fue la mejor manifestación de que Cristo está vivo en su familia, entonces su conversión fue muy natural porque el testimonio de Cristo Vivo lo recibió de sus padres y en el privilegiado ambiente del amor filial y fraterno de un hogar cristiano. En síntesis el cristiano es un testigo, no importa la manera como él o ella ha tenido su encuentro con Jesús Vivo.

LA SEGUNDA PARTE implica de parte del evangelizador entender la situación personal del que va a ser evangelizado, porque el paso inicial de la Evangelización no es educar sobre una doctrina sino que Jesús y Su mensaje sean una oportunidad de cambio en la vida de las personas. No basta con decir, Jesús murió y resucitó, sino hacer que esa muerte y resurrección de Jesús permita a las personas encontrar libertad, salud y vida en su situación concreta, es decir, encontrar la Salvación. Cuando la Evangelización toca la vida de la persona entonces se da la conversión (Metanoía en palabras de San Pablo) que no es simplemente dejar un vicio o una actitud negativa sino orientar toda la vida para seguir a Jesús, para proclamar su Reino, para vivir de tal manera que los otros se hagan la pregunta: “¿Qué le ha pasado a esta persona que me gustaría que me pasara a mí?”.

Si nosotros revisamos con atención los textos de los Evangelios, especialmente los que nos narran la experiencia de los discípulos después de la Resurrección de nuestro Señor, podremos notar el cambio radical que se dio. Primeramente se nos narra que después de la crucifixión los Apóstoles y los que seguían a Jesús se escondieron por miedo a los judíos, que realmente estaban asustados y decepcionados porque habían puesto toda su confianza en el que ha sido crucificado, con lo que ya no había nadie ni nada en lo que pudieran poner su confianza, y sin embargo, de repente, a esas mismas personas se les ve con otro talante y predicando: “A aquel a quien ustedes mataron, Dios lo resucitó de entre los muertos”. ¿Qué suscitó ese cambio tan radical? Simplemente que vieron al Señor, que fueron testigos de la Resurrección. Entonces ya no les importa perder la vida porque aquel que dio su vida es ahora Señor de Cielos y Tierra.

¿QUÉ ES LA NUEVA EVANGELIZACIÓN?

La Nueva Evangelización, como la primera, tiene que ver con el evangelizador y con el destinatario de la Evangelización, pero desde unas claves de interpretación nuevas, que son los cambios que se están dando en la sociedad, en el mundo y en la Iglesia. Lo propio de la Nueva Evangelización tiene que ver con el testimonio de Jesús Vivo transformando la vida de hombres y mujeres en la situación de cambio que vivimos hoy. El documento que los Obispos están estudiando junto con sus comunidades en todo el mundo sobre la Nueva Evangelización presenta un escenario en los que se debe encarnar el Evangelio; son escenarios de cambio, veamos algunos:

PRIMER ESCENARIO: LOS MOVIMIENTOS MIGRATORIOS. En los últimos 20 años las sociedades de todo el mundo se han visto transformadas por los movimientos migratorios. Millones de personas han cambiado su lugar de residencia en busca de nuevas oportunidades o simplemente por sobrevivir. Estos movimientos son del campo a la ciudad, de los países pobres a los países ricos o simplemente de unas ciudades a otras buscando el pan de cada día. Los movimientos migratorios en sí son buenos, necesarios y se han dado a lo largo de toda la historia de la humanidad, pero al mismo tiempo generan nuevos lenguajes, nuevas maneras de ver el mundo, nuevos dadores de sentido que ponen en crisis las religiones tradicionales. ¿Cómo anunciar a Cristo desde la tradición Católica frente a un supermercado de religiones? ¿Cómo anunciar a Jesús desde una vivencia de fe rural-campesina, frente a jóvenes y adultos que jamás han vivido el milagro de la agricultura y la ganadería? ¿Cómo llevar a Jesús cuando los símbolos urbanos modernos no tienen una conexión con las maneras tradicionales de vivir y transmitir la fe? No es raro escuchar a nuestros jóvenes decir que nuestras celebraciones son aburridas: “It is boring”. Aunque la comunidad migrante es signo de esperanza para la Iglesia católica porque nuevos miembros se integran a la comunidad; al mismo tempo nuevas generaciones, nuevas lenguas, nuevos símbolos demandan nuevas maneras de Evangelizar y ser evangelizados.

SEGUNDO ESCENARIO: LA CULTURA. El Papa Pablo VI en el documento sobre la Evangelización escrito en 1975 ya nos decía que el Evangelio debe encarnarse en la cultura para transformarla por dentro. Todos reconocemos grandes valores en la llamada cultura dominante, sin embargo, también tenemos que decir que no es una cultura cristiana. Los valores del Evangelio nos son los que mueven al mundo norteamericano. El individualismo, el capitalismo exagerado que pone al dinero por encima de los derechos humanos, y el hedonismo que podemos definir como la búsqueda obsesiva de placeres inmediatos, son tentaciones contagiosas en una sociedad no cristiana. El reto no es solamente evangelizar a los hombres y mujeres que viven en ese mundo, sino ir transformando la cultura con los valores del Evangelio. Pablo VI llamaba estructuras de pecado a aquellas formas de gobierno, leyes o costumbre establecidas que generan división, injusticias, abusos y sobretodo atentan contra la vida humana en todas sus etapas. La nueva Evangelización se propone transformar esas estructuras de pecado en oportunidades de gracia y salvación. La cultura de la muerte en una cultura de la vida.

TERCER ESCENARIO: LA CRISIS ECONÓMICA. Sin duda este es un elemento que nos afecta a todos y que nos plantea retos concretos. Millones de seres humanos en el mundo no tienen alimento y casa seguros, viven al día o mejor sobreviven con salarios muy bajos y en condiciones de trabajo muy precarias. La crisis económica ha acrecentado el abismo entre los que tienen mucho y los que no tienen nada.

La Nueva Evangelización, sin pretender ofrecer una solución a los complejos problemas de la economía internacional, sí debe tener en cuenta que el Evangelio toca todas las áreas de la vida si es que quiere ser una oferta de salvación integral, por eso Juan Pablo II nos hablaba de la globalización de la solidaridad como un nuevo método de enfrentar los problemas económicos.

CUARTO ESCENARIO: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN MASIVA. Casi sin sentirlo hemos pasado de unas formas de comunicación masiva a otras más móviles e interactivas. Nuestra generación ha pasado casi sin sentirlo del radio y la televisión a la era del Internet y de las redes sociales. Blogs, redes, smart phones, iphones, tablets, entre otros, han pasado a ocupar un lugar central en las reuniones familiares y en las conversaciones familiares. Casi todas las parroquias tienen un proyector y una pantalla arriba del altar y en muchas ocasiones vemos que ésta se activa para trasmitir un mensaje del Obispo. Si bien todas estas nuevas tecnologías son una bendición, nos plantean el reto de que realmente sean un nuevo instrumento de Evangelización y no sólo de información, y que jamás lo sean de corrupción y degradación.

LOS EVANGELIZADOS Y LOS EVANGELIZADORES EN LA NUEVA EVANGELIZACIÓN
Un aspecto muy importante de este nuevo impulso son los evangelizadores. La Nueva Evangelización es una iniciativa que propone que todos los cristianos redescubran las gracias recibidas a través de los Sacramentos de Iniciación, Bautismo, Confirmación y Eucaristía. Todos los bautizados deben ser testigos. Quizás el primer paso de esta iniciativa sea evangelizar a los bautizados. A veces hemos dado por supuesto que todos los bautizados han vivido su experiencia de conversión, posiblemente tengamos que ser muy creativos e intuir maneras nuevas de evangelizar a los que ya son miembros de la Iglesia, pero aún no han descubierto a Jesucristo en su vida. Hay signos muy claros de que la Evangelización de los bautizados es una tarea urgente y prioritaria, por ejemplo, el alta taza de divorcios, o incluso el machismo, la violencia doméstica, etc., situaciones que son prevalentes entre las parejas católicas. Evangelizar a los bautizados es una de las sugerencias más reiterativas de la Nueva Evangelización.

En segundo lugar, una tarea urgente es detener el número de los que abandonan la Iglesia Católica. Esta es prioridad importante de la Nueva Evangelización. Los católicos somos el 23% de los habitantes de este país, pero el número de los ex-católicos es casi tan grande como el de católicos. Millones de bautizados católicos han dejado la Iglesia y eso nos debe preocupar a todos, no tanto por el número sino por las causas. Debemos tener el coraje y entusiasmo para presentar a Jesús de una manera viva y actual. No podemos dejar que millones de católicos dejen la Iglesia porque no fuimos capaces de asumir la tarea de actualizar el mensaje de nuestro Señor para los que hoy son miembros de nuestra Iglesia.

En tercer lugar estamos llamados a realizar la misión fuera del espacio de la Iglesia; tenemos que ir a las plazas públicas y los ambientes donde no hay presencia de Iglesia y dar testimonio y presentar el mensaje de Jesús en las oportunidades que se nos presenten. Recordemos que Jesús nos mandó echar las redes, no sólo cuidar nuestra pecera. Tenemos que llegar a los que han perdido el sentido de lo religioso, a los que no conocen a Jesús y los otros millones de personas que esperan un mensaje de esperanza, amor y unidad de parte de quienes nos llamamos Cristianos. La tarea fuera de la Iglesia es casi o más importante que las tareas dentro de la Iglesia. Por supuesto que todo esto requiere formación y creatividad, pero es justamente la invocación al Espíritu Santo la que nos debe dar el impulso para vencer miedos, prejuicios y fuerzas paralizantes. La Iglesia es misionera o deja de ser Iglesia. Nunca antes como ahora es verdad esta sentencia. Por eso te sugiero que estés atento a esta iniciativa del Papa Benedicto XVI y te prepares a colaborar en esta hermosa tarea que llamamos NUEVA EVANGELIZACION. VN

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