LA LUCHA CONSTANTE Y VISIÓN DE UNA ACTIVISTA HISPANA
La visión de Esther Medina y su dedicación a ayudar a los demás han quedado plasmados en varios proyectos de vivienda para personas de la tercera edad y programas para jóvenes del Este de San José, entre otros logros.
Nunca vaciló en solicitar apoyo laboral y económico a líderes y políticos del Valle del Silicio, pero ahora ella necesita un trasplante de riñón, resultado de complicaciones de la diabetes y anemia de que padece, y no se atreve a pedir nada para sí misma.
Gracias a la insistencia de allegados y familiares que la animaron a correr la voz de su necesidad de encontrar a un donante viviente, la comunidad de San José se ha unido para encontra una solución a su problema.
Lo que más ha sorprendido a Medina ha sido la respuesta de personas totalmente desconocidas que se han ofrecido a hacerse el examen para saber si pueden ser donantes ya que ninguno de sus familiares inmediatos puede donarle el órgano.
A pesar de su delicado estado, Esther concedió una entrevista exclusiva a Efe con el fin de que su experiencia ayudar concientizar a la comunidad latina de los problemas de la diabetes, sus consecuencias y la importancia de ser donantes de órganos.
De ascendencia mexicana, Esther Medina nació en Ventura, California. La menor de ocho hermanos, radica desde que tenía cinco años en San José.
Aunque se definió como “la más callada” de sus hermanos, desde joven escuchó con atención a lo que sucedía a su alrededor y empezó a luchar por los derechos de los más necesitados.
“Escribía artículos en la revista de mi secundaria”, dijo Medina, de 69 años. En esa época conoció al padre Donald McDonald y al líder agrícola César Chávez, quienes organizaban a los trabajadores del campo.
Medina, dentro de la iglesia, ayudó en programas para jóvenes pandilleros y “fue así como comencé hacer trabajo comunitario” recordó la activista.
Con César Chávez y su familia colaboró durante cinco años en actividades a favor de los derechos de los trabajadores. Sin embargo, e
Al casarse y abrir tres negocios a principios de los 60 condujeron a Medina a un mundo empresarial que desconocía.
De 1962 a 1972, Medina manejó un supermercado, una tienda de vinos y licores y un salón de belleza, pero “no era lo mío”, mi corazón no estaba ahí, sino en la comunidad”, añadió.
Al divorciarse, Medina se encontró sola y sin negocios, pero con la oportunidad de ayudar a los demás.
En 1974 empezó a trabajar para una agencia del Condado de Santa Clara llamada Economic and Social Opportunities. Ahí creó un programa de vivienda para mujeres que estaban cerca de terminar su condena de cárcel. El programa les proporcionaba asesoría, capacitación y las herramientas necesarias para reintegrarse a la sociedad.
Su desempeño la llevó a ascender en la organización hasta que estuvo a un paso de convertirse en la directora, pero en ese momento un grupo de personas le vino a pedir que se presentara para asumir la dirección de la Mexican American Community Services Agency, Inc., (MACSA), que iba a ser cerrada por United Way por falta de fondos.
En 1983 Esther Medina dejó un trabajo establecido para ir a una agencia que casi no tenía futuro.
“Mi familia pensó que estaba loca”, recordó.
Al tomar las riendas de MACSA, Medina habló con los directivos de United Way y les pidió que le dieran una oportunidad. Con apenas dos empleados y 27 mil dólares, la nueva directora trabajó arduamente por tres meses hasta que poco a poco se crearon más programas y prestaron servicios a más personas.
Medina tuvo la visión de comprar un terreno y construir las oficinas en el Este de San José, donde radica la mayoría de los hispanos de bajos recursos.
Sus cartas y visitas a políticos de la ciudad le dieron los fondos necesarios para comprar la tierra. Entonces se le ocurrió la idea de construir viviendas para personas de la tercera edad.
Palomas Blancas fue el primer proyecto de tres que existen hoy en día para personas de la tercera edad y de bajos recursos en el Este de San José.
Bajo la dirección de Medina, MACSA hoy presta servicios a cerca de 30 mil personas -en su mayoría hispanos- residentes del Condado de Santa Clara.
Por su activismo en la comunidad hispana, Medina ha recibido varios reconocimientos. Destacan el premio Latino Heritage Local Heroes de 2002, otorgado por la cadena de TV KQED de San Francisco, y el doctorado en Servicio Público honoris causa que le concedió la Universidad de Santa Clara en 1999.
Aunque no disminuyó su ritmo de trabajo cuando fue diagnosticada con diabetes hace 29 años, la anemia y consecuente falta de energía la obligaron a retirarse hace dos años. Sin un trasplante de riñón, su pronóstico es funesto.
El que desee ayudar debe enviar un correo electrónico a helpesthermedina@yahoo.com.
VN
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