LA FE EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

LA FE EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS

(Las actividades que menciona el siguiente artículo fueron realizadas antes de que el Arzobispo José H. Gomez, en consulta con los Obispos Auxiliares y con el Consejo de Sacerdotes, estableciera una serie de medidas litúrgicas, para evitar la propagación del coronavirus).

(fOTO: Los integrantes de la familia Alvarado, perteneciente a la comunidad parroquial de la Iglesia de San Juan de Vianney en Hacienda Heights, siguen los eventos litúrgicos de su fe a través de la televisión en estos días de crisis sanitaria. / Cortesía familia Alvarado). 

La devoción, creatividad y tecnología son los tres ingredientes clave para la oración y la vivencia de la Semana Santa por primera vez en casa ante la pandemia  

Por PATRICIA PRIETO / Vida Nueva 

Se dice que la fe mueve montañas y en estos momentos lo que ha movido es a la feligresía de la Arquidiócesis Católica de Los Ángeles a practicar más su credo. Y a los del clero a ampliar su creatividad para mantener aún más activa su misión pastoral y conexión con los parroquianos.

Es que desde el 16 de marzo, cuando el Arzobispo José Gomez dio su primer lineamiento de suspender temporalmente la celebración de las misas ante la amenaza de la actual pandemia del coronavirus (COVID-19), los párrocos y sacerdotes que ya usaban la internet para trasmitir sus misas y otros servicios religiosos a través de YouTube o las redes sociales como el Facebook Live, Instagram u otras, intensificaron la frecuencia de sus entregas para estar conectados más estrechamente con los devotos.

Tal es el caso del Padre Martín Madero, administrados de la Iglesia San Francis Xavier en Pico Rivera, quien desde hace cinco años venía trasmitiendo la celebración de las misas por YouTube y ahora, ante la situación, está haciendo también sus entregas por la página de Facebook de la parroquia “e, interesantemente, hemos tenido un incremento en el número de fieles seguidores”.

“Honestamente, no me ha costado nada hacer esta transición ante la situación, pero lo que sí me golpeó inicialmente es oficiar las misas frente a un panorama desolador ante la ausencia de los creyentes”, denota el Padre Madero.

Fuera de extrañar la presencia física de la feligresía, tanto el Padre Madero como el administrador asociado de la parroquia, el Padre Patrick Torres, asegura que la experiencia de prestar el servicio pastoral a través de la tecnología está dejando muchas cosas positivas. Por ejemplo, dicen, “los fieles nos están conociendo más como persona y como sacerdotes y están ahora mucho más atentos y agradecidos de los sorpresivos momentos que les estamos ofreciendo para que hablen con Dios en esta época en la que se necesita de mucha oración y recogimiento”.

De hecho, en cara a la Semana Santa, los dos religiosos ya están viendo qué lugares del templo tendrán que adaptar para trasmitir los servicios de los días santos de una manera donde ellos, como pastores del rebaño de Dios, “estemos bien hincados ante los creyentes para que se sientan muy cercanos y vinculados a su fe y parroquia”.

Y es que para el Padre Patrick Torres, administrador asociado de la parroquia San Francis Xavier, esta época de oscuridad “ha permitido que las personas y familias estén recibiendo la Palabra de Dios y, a la vez la estén trasmitiendo a otras personas con alegría, convirtiendo así sus hogares en Iglesias domésticas”.

YA CONECTADOS VIRTUALMENTE 

Al mismo tiempo que los sacerdotes que estaban ya conectados electrónicamente con sus feligreses mejoran e incrementan sus servicios, aquellos párrocos que no lo estaban se están dando a la tarea maratónica de integrarse al “mundo de la comunicación online” para celebrar las misas, exponer al Santísimo, rezar el Rosario o dar una charla cuaresmal en preparación a la Semana Santa.

Un ejemplo de ellos es el Padre Rodolfo Padro, párroco de la Iglesia de San Alfonso en Los Ángeles, quien abrió una página en Facebook Live para trasmitir la misa, el rezo del Rosario y la exposición del Santísimo en vivo. “Abrir nuestra página en Facebook fue lo primero que hice cuando empecé a darme cuenta que ante la situación de la pandemia en Los Ángeles y resto de California íbamos a tener que cerrar por completo [de forma temporal] las puertas de nuestras Iglesias hasta mediados de abril por la seguridad de todos”, dice el Padre Prado. “Y hemos tenido una respuesta maravillosa por parte de nuestros feligreses, que están muy agradecidos y felices porque les estamos dando la oportunidad de tener un momento íntimo con Dios en este tiempo que están guardados con sus familias en sus casas”.

Y es que como denota el religioso, en estos tiempos difíciles “se ha despertado en los creyentes el deseo de estar más cerca de Dios y la Iglesia”. Por esta misma razón, desde que empezó la crisis del coronavirus en esta ciudad, el Padre Prado sintió la necesidad de vestir su estola para pararse en el andén que cruza el frente de la parroquia que tiene a cargo para impartir el Sacramento de la penitencia a los fieles que lo han pedido con cita, o simplemente se lo han solicitado al verlo parado ante su Iglesia cuando van dentro de sus vehículos de camino a sus casas.

“Personalmente estoy dándole la cara a mi comunidad parroquial, con todas la medidas de seguridad que se nos han pedido [como es el caso del ‘distanciamiento social’], para que se sienta acompañada en estos momentos [del COVID-19] en el que Dios nos está pidiendo que nos acerquemos a Él de corazón y con un espíritu realmente convertido y la feligresía está demostrando, más que nunca, que su fe y hambre de Dios están muy vivas”, resalta el Padre Prado.

El Padre Julio González es otro de los religiosos que se movió ante la pandemia para estar conectado en vivo con sus feligreses vía Facebook “para seguir llevándoles la Palabra de Dios, la Eucarística y los servicios litúrgicos durante esta Semana Santa”.

“Estamos todavía haciendo unos ajustes en el sonido para que, primero Dios, nuestros fieles puedan escuchar bien las lecturas litúrgicas cuando estamos en vivo”, explica el párroco de la Iglesia de Nuestra del Rosario en Paramount, quien además de agregar esta herramienta tecnología para estar más conectado con sus fieles, tuvo la iniciativa de invitarlos por Facebook a seguir llamando a los teléfonos parroquiales, en los horarios establecidos, pues “ya hicimos arreglos para que las llamadas que ingresen a nuestras oficinas se dirijan directamente a los teléfonos personales de dos de nuestras secretarias. De esta manera podemos seguir sirviéndolos mientras todo regresa a la normalidad”.

El Padre Arturo Corral, párroco de la Iglesia Nuestra Señora Reina de Los Ángeles (La Placita), estableció también todo un nuevo plan operacional para servir a sus parroquianos en esta época de crisis sanitaria.

“Contratamos primero a una persona para que mantenga actualizada nuestra página de Facebook, con la cual ya empezamos a ofrecer misas, mensajes litúrgicos y meditaciones diarias a nuestros fieles. Segundo, reusamos los volantes que teníamos ya impresos con nuestro programa de Semana Santa para informarles [a los parroquianos] que trasmitiremos por Facebook Live segmentos de los servicios litúrgicos en los días santos. Y, tercero, nos unimos con OneLA para identificar y trabajar con los líderes de agrupaciones que puedan generar, entre ellos mismos y los parroquianos, diálogos y comunicaciones de interés público vía telefónica cuando sea necesario”.

A pesar de este plan de contingencia, al párroco de la Iglesia de La Placita se le “parte el corazón al ver que por motivos de seguridad sanitaria, no pueden seguir asistiendo a la comunidad de desamparados”, que siempre han acudido a este templo histórico por alimentos, ropa, información u otro tipo de ayuda.

La generosidad y preocupación de su feligresía fue lo que impulsó al Padre Rubén Restrepo, párroco de la Iglesia de San Matías en Los Ángeles, a ser creativo para comunicarse ya sea por la aplicación ZOOM y el Facebook con sus parroquianos, amigos y familiares, con quienes además de celebrar sus misas virtuales ha creado todo un círculo de oración por todos los enfermos del coronavirus y la sanidad completa de la humanidad.

“No sabía cómo crear una página de Facebook, algo que me apresuraba tener para estar conectado con la feligresía ante la llegada de la Semana Santa, así que con la ayuda de un sobrino que ingresó electrónicamente a mi computadora desde mi natal Colombia creé el sitio. Apenas di a conocer el link, ya teníamos más de mil usuarios. Y ahí vamos, perfeccionando las trasmisiones y ya estaremos listos para entregarle a los creyentes las liturgias de los Días Santos”, dice con voz pausada y alegre el Padre Restrepo.

Todo este esfuerzo de “conexión online” que están realizando las parroquias en tiempo del COVID-19 está preparando tanto al clero como a la feligresía para vivir en este 2020, por primera vez, una Semana Santa a través de la pantalla de un televisor, iPad o teléfono inteligente.

APRENDER DE LOS HIJOS PARA VIVIR LOS DÍAS SANTOS 

El Padre Germán Sánchez, párroco de la Iglesia de San Sebastián en los Ángeles, es otro de los religiosos que ha echado mano de la tecnología para trasmitir de lunes a sábado a las 12:00 p.m. y el domingo a las 10:00 a.m., el servicio eucarístico por la página del Facebook de su parroquia.

“Afortunadamente, en la actualidad contamos con los medios sociales para llevar la Palabra de Dios a todos los fieles, estén donde estén, pues muchos ya están conectados [a la red cibernética] y saben cómo manejarla”, resalta el Padre Sánchez. “E invitó a aquellos que no saben cómo hacerlo a que aprovechen estas semanas de encierro en casa en familia para pedirle a sus hijos más jóvenes, que de seguro tienen una computadora, un iPad o un teléfono celular con servicio de internet, que les enseñen cómo hacerlo para que estén conectados con su parroquia y no se pierdan los servicios de la Semana Santa”.

UNA PROCESIÓN DE ALIENTO 

En estos momentos de tanto nerviosismo generado tanto por el coronavirus y el confinamiento obligatorio tan primordial para apalear la pandemia, el Padre Alberto Arreola ha ido más allá de hacer uso de su ya establecido sitio de YouTube para oficiar las misas que venía dando y que usará ahora para continuar el programa catequético de los menores que se están preparando para recibir el Sacramento de la confirmación.

El párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón de Pomona, luego de ver -a nivel pastoral- que sus feligreses estaban tristes porque por motivos de seguridad sanitaria ya no podían ingresar al templo para participar en las misas o visitar al Santísimo con la medida del “distanciamiento social”, tuvo la brillante idea de ponerse en contacto con sus fieles para pedirles que colocaran al frente de sus casas unos globos o unos pañuelos blancos si deseaban que él y sus sacerdotes asociados pasaran por sus hogares durante una procesión que harían en auto por las calles del vecindario con el Santísimo expuesto, las imágenes de la Divina Misericordia, San Juan Pablo II, Nuestra Señora de Guadalupe y el rezo a alta voz de oraciones de fe y esperanza en la misericordia de Dios.

“Fue algo muy emotivo e inspirador ver a tantas familias que desde sus jardines o las banquetas, conservando su distancia, nos estaban esperando con alegría y, sobre todo, con mucho recogimiento y devoción”, cuenta el religioso, quien asegura que “a nivel pastoral no se siente un sacerdote, sino primeramente el papá de la feligresía de Dios”.

Y es por este sentir que cuando pasó con su reciente peregrinación con el Santísimo frente a las instalaciones del centro de emergencia médica y el hospital donde estaban internos varios parientes o fieles de su comunidad parroquial se le “enchinó la piel cuando estaba orando con el altavoz” al sentir que aunque las calles estaban vacías y los creyentes yacían en sus camas de enfermo, la energía de su fe estaba muy presente en el ambiente.

“Cuando uno es papá del rebaño de Dios tiene que sentir el clamor de su gente y buscar todas las maneras posibles para llevarle a Dios en cualquier situación o lugar”, puntualiza el Padre Arreola.

ORACIÓN, PAZ, VALENTÍA Y CONFIANZA DURANTE LA CUARENTENA 

Ante los días difíciles que se están viviendo, el Padre Germán Sánchez llama a los creyentes a “estar muy calmados, porque esto [del coronavirus] es un problema serio que está afectando a toda la humanidad, sin importar si eres pobre, rico, con o sin documentos legales [para residir en un país]”.

“Tenemos que ser responsables y activos en la acción de acatar las medidas de mantenernos encerrados para frenar el virus”, acentúa el sacerdote. “Esto no es un juego. Es una medida saludable, pues entre menos salgamos [de casa] menos contagios se tendrán y más vidas se salvarán”.

El Padre Julio González, por su parte, insta a “tener mucha paz y no tener miedo, pues el miedo sólo desorienta. Este es un momento, donde a pesar de estar separados físicamente, tenemos que estar claros que estamos unidos espiritualmente a través de Nuestro Jesús, quien es la cabeza del cuerpo de nuestra fe y la Iglesia”.

Y para estar tranquilos, el Padre González recomienda tomar “este tiempo del coronavirus como un tiempo de gracias y no de desgracia, pues nos está dando un tiempo de calidad para estar en familia, hablar con nuestros hijos, llamar a los amigos y familiares de quienes nos habíamos desconectados ante las actividades cotidianas y el corre, corre al que nos ha llevado la sociedad actual”.

En este tiempo de crisis, que se da precisamente en el inicio de la primavera y la celebración de la Semana Santa, el Padre Corral llama a su feligresía “a tener los pies bien puestos sobre la Tierra para enfrentar estos momentos con mucha valentía con la fuerza de nuestra fe que nos ayuda a salir delante de cualquier situación”.

“Tenemos que aprovechar al máximo una cosa buena que nos está dando Dios en estos tiempos críticos, y que se llama balance”, resalta el Padre Corral. “Y ese balance consiste en tener el tiempo para orar, tener una mejor calidad de vida con nuestra familia, cuidar de nuestra salud y de los nuestros, y ser solidarios con los demás ofreciendo un aporte de cualquier cantidad que va a servir a cualquier necesitado en su momento”.

Monseñor Lorenzo Miranda, párroco de la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Downey, pide a los feligreses orar, hablar con Dios, tener confianza y mucha calma, así como “descubrir lo sagrado que puede llegar a ser cada rincón de nuestra casa, donde se puede rezar ya sea el Rosario, la coronilla de la Divina Misericordia en familia”.

Debido a que los fieles que integran la Parroquia Santa Cecilia de Los Ángeles no están tan acostumbrados a usar los nuevos medios de comunicación en línea, el párroco Ramón Arzate envía más bien un mensaje directo a los más jóvenes: “Tienen que entender que estos días obligatorios de permanecer encerrados en casa ante la pandemia es para estar en casa y no de vacaciones de un lado para el otro, pues ponen en peligro su propia vida, la de sus padres o abuelos mayores de edad”.

El Padre Óscar Daniel Martínez, párroco asociado de la Iglesia Madre de los Dolores en Los Ángeles, llama a orar y ser solidarios “con todas las personas que están quedando sin empleo a causa de la pandemia”.

En el punto de la solidaridad, el religioso, quien también cuenta con un título en psicología, llama “a las empresas a no aprovechar esta crisis para dejar sin recursos económicos a tantas familias, porque los están dejando ir sin ningún tipo de indemnización”.

“Deben [los empresarios] de buscar unas estrategias económicas que les permitan mantener a la gran mayoría de su personal mientras pasan los efectos negativos de esta pandemia”, resalta el Padre Martínez. “Esa es la acción del buen cristiano. Me ha tocado servir en muchas otras catástrofes [que se han dado en otras partes del mundo], porque además de ser sacerdote soy psicólogo, y nunca me había tocado ver un panorama emocional tan lamentable como el que esto viendo con la pérdida de tantos empleos”.

EL SENTIR DE ALGUNOS FELIGRESES 

A Rosa María y Rafael Carbajal, parroquianos de la Iglesia del Santo Nombre de Jesús de Los Ángeles, el tener que vivir la Cuaresma y la Semana Santa recluidos en casa no les ha afectado espiritual ni emocionalmente.

“Para empezar aceptamos la voluntad de Dios y tenemos que quedarnos quietos en casa en estos tiempos de mucha reflexión y oración por todo lo que está pasando, por los que se están yendo y quedando”, dice la pareja originaria de Nicaragua, con 56 años de matrimonio. “Nos sentimos tranquilos porque estamos seguros que vamos caminando de la mano de Dios y su Madre Santísima y aunque extrañamos la Comunión y el ir a nuestra Iglesia, no nos hemos perdido nuestras misas, porque las estamos siguiendo por la televisión”.

Aura Talley, feligresa de la Iglesia de Santa Mónica por casi tres décadas, ha aprovechado estas semanas de pandemia para orar, tal como lo ha pedido el Papa Francisco; escuchar el Evangelio y temas de reflexión a través de programas ofrecidos por los canales de televisión de su religión católica.

“Quiera o no uno se pone nerviosa de escuchar todas las noticias de las cosas que están pasando, pero para estar más tranquila prendo a diario una veladora que me recuerda que Dios está en mi casa y, cada vez que la observo, siento que no me encuentro sola, sino con Dios y mi fe”, comparte esta colombiana, de 57 años de edad.

Paulino Nieve, parroquiano de la Iglesia de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles (La Placita), ha tomado también este tiempo del coronavirus para reflexionar y acercarse “aún más a Dios con mucha oración por todas las personas que están sufriendo”.

“Escuchamos el Evangelio por la radio y la celebración de la Eucaristía por la televisión. En realidad, en estos tiempos en que se tiene tanta tecnología no hay limitaciones para no estar conectados con nuestra parroquia y nuestra fe. ¡El que no lo hace es porque no quiere!”, señala el oriundo de México de 47 años de edad. VN

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