JEFE DE POLICÍA DE UTAH RECHAZA QUE SUS AGENTES CUMPLAN FUNCIONES MIGRATORIAS

Denver.- El nivel de criminalidad entre los latinos de Salt Lake City, Utah, se mantiene dentro de los porcentajes normales, según un nuevo reporte con el que el jefe de la Policía de esta ciudad justifica su negativa a que sus agentes cumplan funciones migratorias.

Chris Burbank, jefe de policía de esta ciudad, contrató hace un año al grupo Consortium for Police Leadership in Equity (CPLE), de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA).

A partir de julio de 2009 los investigadores de CPLE contactaron a policías y a personas de la comunidad de distintas razas y situaciones migratorias y compararon esas declaraciones con estadísticas de crímenes de los últimos cinco años en la capital de Utah.

El resultado, dijo Burbank, es que en Salt Lake City los crímenes violentos cometidos por latinos, tanto residentes legales como indocumentados, se mantienen dentro de la proporción esperada con respecto al tamaño de la comunidad latina.

Además, la participación de hispanos en casos de robo de identidad es “significativamente menor” que el porcentaje de hispanos en Salt Lake City.

Para el jefe policial, el reporte muestra que “esencialmente los latinos comenten crímenes en la misma proporción que los blancos”, por lo que resulta innecesario, según Burbank, que los policías de Salt Lake City cumplan además con funciones migratorias, como lo establece la ley SB 81, que entró en vigor en Utah el 1 de julio de 2009.

Según la investigación, tanto los blancos como los latinos entrevistados indicaron que dejarían de reportar crímenes violentos, como tráfico de drogas, si los policías locales también tuviesen autoridad de inmigración.

“Es mucho más difícil para la policía investigar efectivamente crímenes relacionados con drogas si los miembros de la comunidad, sin importar su raza, no sienten deseos de reportar esos crímenes”, afirma el reporte.

El informe también encontró que los blancos encuestados consideraron que disminuiría la “legitimidad” del Departamento de Policía de Salt Lake si sus agentes cumpliesen con tareas migratorias.

“Esa actitud puede potencialmente dañar la reputación del Departamento de Policía de Salt Lake City e impedirle a este departamento cumplir con eficiencia sus deberes policiales tanto entre los residentes blancos como entre los latinos”, dice el reporte.

Un inesperado hallazgo de los investigadores de CPLE fue la desconexión entre lo que los policías de Salt Lake City asumen que los latinos indocumentados piensan sobre ellos y lo que esos latinos realmente piensan de los policías.

Mientras que los policías asumen que los indocumentados no los quieren, el nivel de aceptación de los policías por parte de los indocumentados latinos es similar al de los otros dos grupos encuestados (blancos y latinos con documentos).

Bajo el liderazgo de Liana Epstein, del Laboratorio de Relaciones Sociales de UCLA y principal investigadora del proyecto, un grupo de asistentes de CPLE entrevistó a 96 personas blancas, 54 latinos legalmente en el país, 49 latinos indocumentados y 118 policías de Salt Lake City.

El reporte reconoce que la cantidad de entrevistados es “comparativamente pequeña” para una ciudad de 179.000 personas con casi un 20 por ciento de población hispana, entre quienes, según datos del censo, hasta el 97 por ciento serían inmigrantes, la mayoría de México.

El Pew Hispanic Center estima que hasta la tercera parte de los inmigrantes hispanos serían indocumentados.

En un comunicado de prensa, CPLE afirmó que los resultados de su estudio “deberían ser tenidos en cuenta por legisladores no solamente en Utah sino en todo Estados Unidos sobre las consecuencias de adoptar este tipo de políticas públicas”.

“Idealmente, este reporte servirá para promocionar equidad racial y étnica en el área de inmigración y cumplimiento de la ley”, agrega CPLE. VN

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