INMIGRANTES BATALLARÁN CONTRA MURO Y CRITICAN RESPUESTA AMÉRICA
La comunidad de inmigrantes en EEUU está dispuesta a dar batalla contra el muro aprobado en la frontera con México y sus líderes critican la tibia respuesta de algunos presidentes latinoamericanos a esta valla que ellos comparan con el derribado “muro de Berlin”.
Grupos que organizaron las multitudinarias marchas a favor de una reforma migratoria “amplia y justa”, realizadas este año en todo el país, incluida la capital, rechazaron hoy una vez más la construcción de un “inútil” muro destinado a evitar el paso de extranjeros indocumentados.
El presidente George W. Bush, firmó este jueves la ley que asigna 1.200 millones de dólares para una valla doble en 1.226 kilómetros de la frontera sur.
Grupos pro-inmigrantes llevaron a cabo el jueves marchas en al menos 150 ciudades de EEUU para exigir la renuncia del presidente Bush, “por su política anti-inmigrante”; contra el muro y por una reforma de inmigración justa.
Sus líderes también criticaron la respuesta “demasiado débil” que a la construcción del muro han dado algunos gobernantes de Latinoamérica.
“Los presidentes no han sido contundentes en el caso de la cerca con México”, a la que compararon con el derribado “muro de Berlin”, dijo a EFE Manuel Rivas, de una alianza del área de Washington.
Esta semana, los gobernantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, únicamente “lamentaron” la decisión legislativa estadounidense sobre la valla.
Los gobernantes sostienen que ese muro “no es una solución al fenómeno de la inmigración”.
Otros, ni siquiera se han pronunciado, manifestó Rivas.
Para los activistas se necesitan pronunciamientos firmes que hagan entender al Congreso y a Bush que para sus aliados y pueblos de la región “esa valla es una ofensa grave”.
También formularon señalamientos a la postura del Gobierno de México, que había pedido a Bush que vetara la ley.
El presidente de EEUU no solo no la vetó, sino que promulgó la ley que asigna 1.200 millones de dólares para un muro doble.
La vicecanciller de El Salvador para salvadoreños en el extranjero, Margarita Escobar, afirmó en San Salvador que su país “respeta la decisión soberana de EEEUU”, y que apoya una reforma de inmigración.
Esta reforma ha quedado en un limbo en el Congreso y es inminente que su debate empiece de cero en el nuevo cuerpo legislativo que será elegido en los comicios del 7 de noviembre próximo.
En esa fecha, los estadounidenses elegirán a los 435 miembros de la Cámara Baja y a un tercio del Senado.
El líder demócrata del Senado, Harry Reid, afirmó que no hay fondos para esa obra, la que, en su opinión, “no podrá atajar el flujo de inmigrantes indocumentados”.
Indicó que los 1.200 millones de dólares aprobados por la Cámara Baja son una pequeña parte del dinero que se necesita para el muro.
“La cerca significará más muertes de trabajadores inmigrantes en la frontera”, dijo Jesse Díaz, de la “Coalicion 25 de Marzo”, de Los Angeles.
También hubo críticas de parte de Lee Siu Hin, de la “Red Nacional de Solidaridad de Inmigrantes” y del padre Luis Barrios, de Nueva York, que en esa ciudad afronta cargos por participar en una protesta contra Bush realizada frente a la ONU, el jueves.
Gabriela Lemus, directora de Políticas y Legislación de la Liga de Ciudadanos Latinos y Americanos Unidos (LULAC), criticó el hecho de “con fines políticos”, los partidos estén tomando el camino “a lo que se dice seguridad nacional, que sólo es poner una valla en la frontera sur”.
Señaló que, sin embargo, esa política “no afecta a los millones de contenedores que entran al país a través de Canadá, que es una frontera mucho más abierta que la de México”.
Para Lemus, “es poco práctico aprobar un muro sin tener en cuenta el sacar de las sombras a los inmigrantes (indocumentados) que ya están aquí”.
Se calcula que 12 millones de foráneos en esta condición residen actualmente en EEUU.
Tanto esta activista como otros líderes hispanos consideran discriminatorio el que el Congreso haya dado luz verde a la construcción de una cerca sólo en el área de México y dejado de lado la frontera con Canadá.
“Los que ocurre es que culturalmente Canadá se parece más a EEUU que México a los estadounidenses”, resaltó Lemus, tras subrayar que también es “un caso de desconfianza mutua y una falta de entendimiento con los mexicanos, aunque esta situación va mejorando”. VN
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