
IGLESIA DOMESTICA UN MODELO QUE NO PASA DE MODA
Por Dr. J. Antonio Medina | vida-nueva.com
En artículos previos ya he dicho que la Iglesia se desarrolló inicialmente en un ambiente de familia. Los edificios públicos de culto se construyeron siglos después. Las persecuciones dieron lugar a la celebración en los cementerios que no eran físicamente como nuestros actuales cementerios, pero esa costumbre también vino después, entonces la Iglesia nació en las casas.
En el caso de San Pablo sabemos que había familias que lo recibían a él cuando llegaba a esa ciudad y que esa casa se convertía en la sede de una comunidad cristiana. Ciertamente otros predicadores itinerantes seguían el mismo modelo. Era importante tener un lugar de reunión para dar continuidad al mensaje del predicador. En este contexto familiar se celebraba la Eucaristía que recordaba una cena real, la cena de despedida de Jesús, en la que él decidió quedarse sacramentalmente con nosotros hasta su segunda venida. En los primeros tiempos se celebraba la Misa después de la cena familiar.
Esas familias posiblemente no eran como nuestra familias, eran más “kibutz” o familias extendidas, a las que pertenecían las familias de los hijos, nietos, en ocasiones sobrinos y en las más ricas económicamente también estaban incluidos los trabajadores. Es decir, todos los que vivían en la casa formaban la comunidad eclesial.
Algunos escritoristas dicen que Pablo escogía la familia más grande de la ciudad como su centro de difusión de operaciones. Las cartas paulinas nos mencionan detalles muy descriptivos de las relaciones que el apóstol mantenía con los dueños de las casas y con todos los que asistían a las reuniones. El libro de los Hechos de los Apóstoles incluso nos menciona que las comunidades lo tenían todo en común, y que a nadie faltaba nada, esto nos hace pensar en relaciones familiares.
Posiblemente algunos de los textos de Hechos describen más un ideal que una realidad, sin embargo hay un modelo familiar que se presenta como el mejor modo de ser Iglesia.
Con el paso de los siglos las cosas fueron cambiando, el Imperio Romano aceptó el cristianismo como la religión oficial y esto ayudó a su rápida expansión, y en cierto modo a la masificación de algunas celebraciones, con lo que paulatinamente se fue perdiendo ese sentido de cercanía de la Iglesia de los orígenes.
LO QUE ESTÁ PASANDO AHORA NOS PUEDE AYUDAR A REDESCUBRIR NUESTROS ORÍGENES
Esta vuelta al pasado quiero ponerla como telón de fondo para explicar que lo que está pasando ahora nos puede ayudar a redescubrir nuestros orígenes. Tenemos que ser tan creativos como ellos lo fueron. Hoy necesitamos nuestros templos y necesitamos los sacramentos, pero más necesitamos que las casas familiares sean lugares sanos de convivencia, de amor, de respeto de caridad, para que de allí surja la energía que transforme a la sociedad.
No vamos a negar los más de veinte siglos de historia en que la Iglesia ha evolucionado bajo las luces del Espíritu Santo. En estos siglos hemos avanzado en la comprensión del misterio de Dios y de la Iglesia y reconocemos que lo que hoy somos es obra del Espíritu Santo, pero debemos responder a la realidad de hoy, de que los edificios religiosos están limitados en sus servicios y en algunos casos están totalmente cerrados.
Si miramos a nuestro pasado podremos ver que la trasmisión y vivencia de la fe, la celebración y la oración se pueden dar en las casas. Debemos mantener la unidad obedeciendo a nuestros obispos, manteniendo la conexión con nuestras parroquias, atendiendo las directrices de la Iglesia, fortaleciendo nuestros vínculos comunitarios por teléfono u otros medios con los miembros de la comunidad parroquial, pero debemos aprovechar la oportunidad que nos está dando la vida, para asumir la responsabilidad de trasmitir y mantener viva la fe a nuestros hijos en casa, celebrar y orar en familia y practicar la caridad con los que vivimos.
Esta semana ha sido anunciado el nuevo Directorio General de Catequesis. Aun no lo he leído porque apenas será publicado, pero los que lo han presentado nos dicen que las orientaciones promueven la comunicación y las relaciones humanas como metodología básica. Y lo más interesante es que devuelve a las familias la responsabilidad de educar y acompañar el crecimiento en la fe.
Por supuesto que la parroquia debe seguir siendo un espacio importante y el párroco tiene la responsabilidad de representar al obispo quien es el primer catequista de la Diócesis, pero la casa es el lugar más apropiado por inculcar los valores del amor, del perdón, del servicio a los más pobres, la responsabilidad con el bien común., etc.
A modo de conclusión sugiero que los padres de familia se familiaricen con los recursos que los puedan ayudar en estas tareas. Al alcance de su mano hay recursos para la catequesis familiar, hay comentarios bíblicos para que los padres expliquen la biblia a sus hijos, hay guías litúrgicas para celebrar en familia la liturgia de la Palabra. Hay muchos recursos católicos online. Busquen, pero pongan atención a que los recursos sean realmente católicos y que estén comunión con el Magisterio del papa Francisco y de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos. Consulten con sus párrocos y con sus catequistas. La mayoría parte de las ofician de educación religiosa ya están atendiendo por teléfono.
No hay duda vivimos tiempos fuertes como lo decía San Ignacio de Loyola, Podemos ceder con apatía, desanimo, desesperación o podemos enfrentar la adversidad desde la fe, sabiendo que nuestra vida y la vida de la Iglesia está en las manos de Dios. VN
Redes Sociales