HISPANOS ABANDONAN POBLADO DE CAROLINA DEL SUR POR MIEDO A DETENCIONES

Una serie de operativos y medidas para detener a indocumentados en un condado de Carolina del Sur está obligando a los hispanos a regresar a sus países de origen o a mudarse a otros estados del país.

Desde que comenzó la “Operación Oleada”, el pasado 1 de julio en Beaufort, al este de Columbia, capital del estado, que busca determinar el estado migratorio de arrestados independientemente del crimen cometido, 207 hispanos han sido puestos en proceso de deportación.

Además de Beaufort, agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) están entrevistando a reos en las cárceles locales de Charleston, Greenville, Lexington y Spartanbur, zonas con alta concentración de hispanos.

P.J. Tanner, alguacil de Beaufort, reconoció que la medida está “impulsando a los indocumentados a irse del área”.

“Hemos escuchado por diversas fuentes, que un gran porcentaje de ilegales se han ido voluntariamente de la isla particularmente aquellos con niños”, enfatizó Tanner.

El alguacil, criticado por líderes de la comunidad hispana por implementar operativos para arrestar a inmigrantes por infracciones menores de tránsito, propuso recientemente la utilización de “carpas” como “cárceles temporales” para albergar a indocumentados.

Tanner planteó en abril pasado la construcción de tres cárceles regionales para alojar sólo inmigrantes sin papales que esperan deportación o que cumplen condenas de un año.

“La gente está atemorizada, ya no salen a la calle y muchos se están devolviendo a sus países de origen o a otros estados. La situación está muy difícil, el alguacil consiguió lo que buscaba”, afirmó José Rosado, pastor de la Iglesia Ebenezer.

Según el pastor, el miedo de los hispanos a ser detenidos por las autoridades ha afectado inclusive la asistencia al servicio dominical.

“En menos de dos meses, un 35 por ciento de los feligreses no participa de las actividades religiosas”, enfatizó Rosado.

El líder espiritual resaltó que al hispano “se le está culpando de todos” los crímenes y que inclusive los inmigrantes legales están teniendo problemas al solicitar servicios como renovación de licencias de conducir.

Macedonio Ramírez, dueño del restaurante “El Cabrito” en Hilton Head, comentó que las ventas de su negocio han bajado 80 por ciento desde que comenzó el operativo del alguacil de detener a indocumentados.

“Dependo de los trabajadores hispanos pero ya nadie viene a comer, ni siquiera van a trabajar porque tienen miedo de ser detenidos. La gente está muy asustado y parece que vivimos en una ciudad fantasma”, resaltó Ramírez.

Ramírez, quien emigró de California hace dos años y abrió con éxito el restaurante, visita semanalmente a conocidos para saber cómo se encuentran y según algunos detenidos, no los tratan bien (en la cárcel) e inclusive no los dejan hablar entre sí.

“Están cometiendo muchas injusticias. Detienen a hispanos por el color de la piel y por infracciones menores de tránsito. La gente se está regresando a México, a sus países de origen o mudándose se estado”, resaltó el comerciante.

El incremento de esfuerzos por detener a indocumentados y el temor de la comunidad obligaron al comité organizador de “Sabor Latino”, la feria hispana de Hilton Head, que se realiza los últimos diez años, a cancelar este año el evento cultural.

Al concluir la Operación Oleada a finales de septiembre, agentes del alguacil comenzarán a trabajar en la investigación de compañías que contratan a indocumentados y que han sido auditadas por el gobierno local.

Tanner espera que su equipo de alguaciles, que cuenta con cinco oficiales que hablan español, detenga a una gran cantidad de indocumentados en centros de trabajo.

Carolina del Sur aprobó en junio pasado una de las leyes de inmigración estatal más fuerte del país que condena la presencia de indocumentados y castiga a las empresas que contraten trabajadores indocumentados. VN

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