ENVÍO DE REMESAS A FAMILIARES SIGUE SIENDO PRIORITARIO PARA INDOCUMENTADOS

Para miles de inmigrantes indocumentados radicados en el norte de Texas desde hace décadas, el envío de remesas a sus familias en sus pueblos de origen sigue siendo su máxima prioridad.

Desde hace 20 años, Sebastián Rojas, de 43 años y natural de La Palma (Panamá), envía más de 200 dólares mensuales a su madre y parientes. Actualmente vive en Irving (Texas) y no ha regresado a su país porque su estatus migratorio se lo impide.

“Con el primer pago del mes les hago su envío sin falta y no dejo de hacerlo porque sé que ellos viven de eso”, confiesa Rojas, de profesión ladrillero.

Pero como Rojas hay muchos, de acuerdo a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en donde señala que las dos terceras partes de los remitentes de remesas envían dinero por lo menos una vez al mes.

La misma fuente señala que la mayor parte de los remitentes envían entre 200 y 300 dólares y los que han permanecido un número más prolongado de tiempo -los que abandonaron su país de origen hace 20 ó 30 años- continúa enviando dinero a sus familias.

María José López, de Oaxaca (México), llegó a Dallas en 1991 junto a su hermana cuando ella apenas rondaba los 23 años. Casada con un compatriota y ahora madre de tres niñas, López envía más de 300 dólares mensuales a sus familiares.

“Se los mando a mis padres y ellos gastan lo que necesitan. Lo que sobra lo usan para pagar la casa que mi hermana y yo hemos comprado con nuestros ahorros”, sostiene López, quien se dedica a la limpieza de oficinas.

En unos años más piensa regresar a México a vivir “el resto de mi vida” y a poner algún negocio que “nos dé para vivir bien”.

Según proyecciones del BID, el importe por efecto de remesas en el 2006 desde Texas hacia Latinoamérica podría superar los 5.222 millones de dólares, 18 por ciento más que en el 2005.

Además, el 75 por ciento de las remesas hacia América Latina y el Caribe se envían desde Estados Unidos y en el 2006 podrían superar los 60 mil millones de dólares (53.600 millones en el 2005).

De acuerdo a estas proyecciones, México seguiría siendo el mayor receptor de remesas seguido de Brasil y Colombia.

Para Mariano Carrizales, de Pereira (Colombia), otro de los miles de inmigrantes en Texas que desde hace una década envía una mensualidad de 300 dólares a su esposa e hijos, su remesa es vital para los suyos.

“Para eso llegamos a este país, para sudar trabajando y sacrificar nuestras vidas para darles a los nuestros, y lo seguiré haciendo hasta que decida volver”, señala Carrizales.

Pero así como miles de hispanos distribuyen sus ingresos entre sus familiares, también aportan a la economía del estado.

Hace dos semanas, la Contraloría Estatal de Texas dio a conocer un informe en donde se menciona que los inmigrantes indocumentados aportaron más de 17.700 millones de dólares a la economía del estado.

Según esta fuente, existen entre 1,4 y 2,6 millones de hispanos (la mayoría de México) que viven en el estado sin documentos y calcula que dejaron en el 2005 una utilidad positiva neta para las finanzas estatales de 424 millones de dólares. VN

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