EN LA ATENCIÓN AL ANCIANO ENFERMO NO HAY SUSTITUTIVOS DE LOS SACRAMENTOS

Advierte el presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud

Los necesarios recursos psicológicos hacia los ancianos enfermos «jamás se deben considerar como sustitutivos de los sacramentos», alerta el presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.

El cardenal Javier Lozano Barragán firma, con esa puntualización, una síntesis de la XXII Conferencia Internacional que, del 15 al 17 de noviembre, ha promovido su dicasterio reuniendo a expertos del mundo en una reflexión sobre la pastoral de la atención de los enfermos ancianos.

Siendo el eje de la convocatoria la perspectiva pastoral, la intervención preliminar evidenció la Eucaristía, entendida como viático, «como la atención pastoral más importante de los enfermos ancianos», explica el purpurado.

Entre los puntos clave de las cuarenta intervenciones de la cita internacional, se ha evidenciado el notable incremento de la cifra de ancianos en el mundo por la prolongación de la esperanza de vida. Y se ha constatado el desarrollo de las ciencias geriátricas, «si bien no del todo suficientes», recoge la síntesis.

La realidad el mundo del anciano enfermo se iluminó con la Palabra de Dios –como es habitual en estos congresos— subrayando el respeto debido a las personas ancianas, cuyos signos llevan a «esperar el tiempo de la misericordia y de la clemencia de Dios».

El punto más importante se alcanzó «al considerar la acción de Cristo de curar a los enfermos como un anticipo del Reino de Dios, o sea, de la resurrección», recuerda el cardenal Javier Lozano Barragán.

Se necesita, por lo tanto, de la catequesis y de la educación católica para transmitir este mensaje, volviendo a la explicación de los sacramentos para estos enfermos.

«Se deben tomar en consideración los recursos psicológicos en la atención a los ancianos enfermos, pero no se deben considerar jamás como sustitutivos de los sacramentos», alerta el purpurado, sintetizando las aportaciones del Congreso.

La reflexión internacional también ha indicado la necesidad de «privilegiar la familia como lugar natural para el envejecimiento».

Además «en las diócesis y en las parroquias se debe asistir a estos enfermos, entre los que hay sacerdotes, religiosos y religiosas», escribe el cardenal Lozano Barragán.

Se trata, en conjunto, de «apoyo espiritual, sacramentos y oración, por y con los ancianos».

Especial hincapié se ha dado a las visitas a los ancianos enfermos, una obra de misericordia en la que se da testimonio de caridad fraterna y se participa del amor de Dios «en una solidaridad efectiva para vencer la soledad», apunta la síntesis.

Así se cumplen «los tres ministerios de la palabra, de la santificación y de la comunión, y se ayuda también al anciano a no perder la fe»; la persona que le visita «representa a toda la comunidad cristiana que sonríe y orar por este anciano», concluye. VN

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