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EL MOVIMIENTO LABORAL EN EL DÍA DEL TRABAJO

María Elena Durazo habla de la importancia de la solidaridad cuando hay que vencer adversidades

La unión sindical es la mejor amiga de los trabajadores. Eso es al menos lo que sostiene María Elena Durazo, una de las figuras más conocidas del movimiento laboral en este país. Ella dirige a la Federación Laboral del Condado de Los Angeles, AFL-CIO (Los Angeles County Federation of Labor, AFL-CIO), que agrupa a unos 345 sindicatos con alrededor de 850 mil trabajadores. Recientemente fue nombrada a integrar al Concejo Nacional Ejecutivo del AFL-CIO, y es la primera latina en ocupar un puesto tan relevante en la central de todos los sindicatos de la nación. Desde su nueva responsabilidad buscará exponer más al movimiento laboral de Los Angeles a nivel nacional.

Hija de inmigrantes mexicanos, Durazo sabe bien lo que significa trabajar en labores mal pagados y sin ningún tipo de beneficio. Sus padres, originarios de México, migraban de cosecha en cosecha en los campos agrícolas californianos junto a sus once hijos, en busca del sustento diario. Sencillos y con una fe religiosa a prueba de todo obstáculo, protegían a sus hijos de los abusos que suelen sufrir los campesinos.

“Desde chiquitos todos teníamos nuestro papel; trabajábamos en grupo y mi papá protegía al máximo a la familia, porque había muchos abusos, en especial contra las mujeres, a quienes los capataces exigían favores sexuales”, comenta Durazo, quien aprendió el lenguaje de la tierra durante la pizca de la uva en los veranos.

‘…FORMAMOS ASOCIACIONES ESTUDIANTILES PARA LUCHAR A FAVOR DE LOS INMIGRANTES…’

La enseñanza de valorar la solidaridad humana le llegó de pequeñita cuando falleció un hermano recién nacido debido a que sus padres no tuvieron rápido acceso a un hospital. “Vivíamos en tiendas de campaña y estábamos en un pueblo desconocido, y en una iglesia de allí, los vecinos hicieron una colecta para darle una sepultura digna a mi hermanito. Recibimos el apoyo de esta gente que ni siquiera nos conocía, y nunca se me ha olvidado este acto de solidaridad. Y esto es lo que siempre nuestros padres nos enseñaron. Por más pobres que éramos, nunca dejaban de buscar la forma de ayudar a otros. Incluso, siempre después de Misa iban a visitar a los enfermos en otras aéreas, ¡y lo hacían con tanto entusiasmo! Eso es algo que aprendí de ellos y que aplico en este trabajo que realizo con los sindicatos”.

Cuando termina la secundaria en Fresno, Durazo ingresa a la universidad católica Saint Mary’ College en Moraga, donde estudia historia y ciencias políticas, el primer paso hacia una vasta carrera orientada a la justicia social. Fue la primera de su familia en obtener un título universitario.

“Durante esos años existía un movimiento estudiantil general con los pocos latinos que allí había. Así nos conocimos con el alcalde Villaraigosa, entre otros futuros líderes. El tema de inmigración era muy importante para todos nosotros como hijos de inmigrantes. Entonces formamos asociaciones estudiantiles para luchar a favor de los inmigrantes, y también por nuestras propias necesidades. En esa época no reconocían la historia de los mexicanos o afroamericanos en Estados Unidos. No reconocían que las escuelas de donde habíamos salido no nos preparaban para tener éxito en la universidad. Ni había la ayuda financiera necesaria, así que había mucho trabajo por hacer”, dice la entrevistada.

‘…AHORA MI RETO ES EXPANDIR ESTE MOVIMIENTO A NIVEL ESTATAL Y NACIONAL…’

A principios de los setenta ya se había fortalecido el movimiento estudiantil, y coincidía con la consolidación de la Unión de Campesinos liderada por César Chávez. En este ambiente, Durazo sigue trabajando por los derechos de los inmigrantes, se gradúa y se viene a Los Angeles con su hijo mayor.

“Mi enfoque principal era el movimiento de los inmigrantes. Entonces trabajé con Bert Corona, y luego decidí entrar más al movimiento sindical. Ahí es cuando conocí a algunos organizadores del sindicato de la costura, y esa fue mi primera experiencia como organizadora sindical”.

En Los Angeles conoce a su segundo esposo, Miguel Contreras, un prominente líder sindical, quien fallece en 2005 a consecuencia de un ataque cardíaco.

El matrimonio dirigió el Local 11, Sindicato de Trabajadores de Hoteles y Restaurantes en Los Angeles. “Éramos compañeros tanto en el movimiento laboral como en la vida personal. Lo que más extraño al levantarme en la mañana es hablar con mi esposo de temas del trabajo mezclados con asuntos de la familia. Para nosotros este movimiento ha sido una manera de vivir. Él lo aprendió al trabajar directamente con César Chávez y Dolores Huerta, y yo compartí ese entusiasmo. Ahora mi reto es expandir este movimiento a nivel estatal y nacional”.

Y esto es lo que se propone hacer desde su nuevo puesto en el Concilio Ejecutivo Nacional del AFL-CIO. Es la primera vez que una central local es nombrada a este Concilio Nacional, el cual anteriormente se había reservado sólo para presidentes nacionales de cada sindicato.

“Creo que todavía no se entiende el impacto del movimiento sindical que existe en Los Angeles, que para mí es un modelo a seguir en otras partes del país. Aquí siempre tratamos de buscar cómo resolver los problemas laborales no únicamente de los trabajadores sindicalizados, sino también de aquéllos que no lo están. Además, continuamente los sindicatos presionamos a que pasen leyes laborales que favorezcan a los trabajadores del país”.

Actualmente, al menos una parte de todos los sectores importantes de la economía de Los Angeles, están representados por sindicatos. Sin embargo, hay trabajadores que aún no lo están, como los lavacarros, quienes son miles en Los Angeles, la “capital de los autos”. “Todos ellos (lavacarros) son inmigrantes latinos, una gran parte indocumentada, y en muchos lugares no ganan ni siquiera el sueldo mínimo. Nosotros los apoyamos con los políticos al pedir que pasen una ley que les ayude, y varias veces tenemos éxito. Por ejemplo, Rocky Delgadillo, ex city attorney de Los Angeles, impuso cargos criminales contra dueños de lugares donde se lavan autos, y recientemente la corte decidió enviar a la cárcel a varios de ellos; es algo sin precedente que manden a la cárcel por abusar de los trabajadores”.

La entrevistada sostiene que la mejor manera de luchar por lo que es justo es en el mismo lugar de trabajo, aunque también los sindicatos usan su poder para luchar fuera de esta área. “Por ejemplo, pusimos presión en el Congreso para extender los beneficios del programa de desempleo, y lo logramos. No fue la Cámara de Comercio ni los empleadores que lo hicieron. Otro ejemplo es el caso de inmigración. Los sindicatos estamos al frente unidos con todos los grupos a favor de una legalización. Nosotros usamos el poder del movimiento sindical para poner presión”, señala.

‘…LA SEGURIDAD EN EL SITIO DE TRABAJO HA EMPEORADO…’

Según Durazo, la recesión no ha debilitado al movimiento sindical a pesar que ha provocado un desempleo del 14% sin incluir a quienes no reciben el beneficio, lo que en realidad lo eleva a cerca del 30%.

“En estos momentos, en vez de luchar por algo mejor, los trabajadores están luchando por defender lo que ya tienen, reconociendo la realidad de la economía. Algunos empleadores cometen abusos porque piensan que hay mucho miedo e inseguridad entre sus trabajadores. La función de los sindicatos es protegerlos lo más que se pueda dentro de este ambiente”.

Lo preocupante es, de acuerdo a Durazo, que durante esta recesión han aumentado los accidentes y muertes de trabajadores debido a condiciones laborales deficientes, especialmente entre los trabajadores latinos.

“La seguridad en el sitio de trabajo ha empeorado. Por ejemplo en la construcción, cuando el estado recorta personal, despide a inspectores. Entonces los empleadores saben que es mínima la probabilidad de que llegue uno a observar en qué condiciones trabajan sus empleados y se aprovechan”.

Otro ejemplo es en algunos hoteles donde según Durazo, las recamareras están haciendo su labor sin el equipo adecuado para evitar lastimarse. “Además las presionan a que no vayan a reportar los accidentes porque si lo hacen, oficialmente a ese empleador se le sube el costo de su aseguranza. Pero no deben sentirse intimidados de reportar estos abusos, aunque deben hacerlo unidos. También lo deben hacer individualmente porque existe confidencialidad a través del California State Labor Commission, y no toman en cuenta su estado migratorio. A pesar de esto muchos trabajadores tienen miedo y no lo hacen”, dice.

“La justicia que buscamos requiere insistencia y no podemos darnos por vencidos en el primer intento. El porcentaje de la población que más sale a votar son los blancos con dinero. Los más negativamente afectados son los latinos pobres, que son los que menos salen a votar. Esto no tiene sentido. Quien va a ser el próximo gobernador, como aquel que va a tomar decisiones de alto nivel, está en manos de los votantes latinos de Los Angeles. Todas las injusticias laborales pueden cambiar dramáticamente si utilizamos el poder del voto”, este es el mensaje que Durazo quiere dejar a los latinos de este país en el Día del Trabajo. VN

Para más información acerca de la Federación Laboral del Condado de Los Angeles, llamar al número de teléfono: 213/381-5611.

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