EL MIEDO A LA DEPORTACIÓN DE SUS PADRES AFECTA A LA SALUD MENTAL DE NIÑOS

Denver.- El miedo a la deportación de sus padres ha provocado una serie de traumas y problemas mentales en muchos niños hispanos que viven con ansiedad la posibilidad de que sus progenitores tengan que abandonar el país.

Ante el creciente número de niños hispanos de Colorado con problemas de salud mental debido al arresto o deportación de sus padres inmigrantes las organizaciones comunitarias centran sus esfuerzos en atender estos problemas que nunca antes se habían presentado.

Según Sandra Hernández, directora ejecutiva del Centro de la Familia, fundada en 1996 en Colorado Springs para ayudar a víctimas de violencia doméstica, su organización ha cambiado radicalmente sus funciones para dedicarse ahora a atender los problemas de los niños.

Desde la entrada en vigor de leyes migratorias en Colorado hace cuatro años y la reciente apertura de un centro del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en Colorado Springs, la misión del Centro se modificó para combatir el “miedo a la inmigración”.

Como consecuencia de ello, el presupuesto de la organización se multiplicó por diez hasta los 250.000 dólares al año en la actualidad, una cifra que, según Hernández, “no alcanza para ayudar a todas las familias que llegan a pedir a ayuda”.

“Antes nos dedicábamos a prevención del abuso y de la violencia doméstica, a ayudar a víctimas del crimen y a terapia de parejas. Ahora nos enfocamos en niños con depresión y otros problemas de salud mental debido a que fueron separados de sus padres porque éstos fueron deportados”, explicó a Efe la directora.

Hernández explica el cambio en la salud mental de los niños hispanos hijos de inmigrantes en parte a la implementación de leyes migratorias en Colorado en la segunda mitad del 2006, entre ellas, una medida que exige verificar el estatus de quienes soliciten beneficios públicos.

A su vez, la ley SB1070 de Arizona, y el debate de esa ley en los medios de comunicación, más el número récord de deportaciones este año, “causan depresión en los niños que temen ser separados de sus padres y que ven el impacto emocional que esas leyes tienen en sus padres”.

Hernández y su equipo se enfocan en ayudar a niños hispanos nacidos en Estados Unidos de padres indocumentados sin antecedentes criminales, debido a que por lo general la justicia adjudica recursos para ayuda en estos casos.

“Se trata de niños que no se concentran y que viven con miedo. A veces se lastiman a sí mismos. No quieren salir de la casa por temor a que sus padres ya no estén cuando ellos regresen”, comentó.

Un caso reciente, al que Hernández calificó de “horroroso”, es el de un niño de 10 años, nacido en Estados Unidos, quien, al enterarse del arresto y posible deportación de su padre, comenzó a decir que se iba a suicidar.

Aunque el padre eventualmente quedó en libertad tras tres meses de detención, el niño aún no se ha recuperado de su trauma.

Otro caso es el de un niño de 8 años que dejó de hablar cuando su padre fue arrestado por agentes de inmigración. Otros menores experimentan depresión, ansiedad, agresividad, problemas de concentración en la escuela, pesadillas y baja autoestima.

Para Hernández, un factor que agrava el problema son precisamente las leyes que lo crearon, ya que imponen restricciones para que el Centro de la Familia y organizaciones similares accedan a fondos federales o estatales, debido a que parte de los beneficiados por los servicios del Centro son indocumentados.

La estrategia, dijo, consiste en presentarse ante un juez y exponer el caso de que el afectado es un ciudadano estadounidense menor de edad, y que la situación emocional de ese menor sería aún problemática (llegando incluso a intentos de suicidio) si no se reúne con sus padres.

“Buscamos que el juez vea la importancia de mantener a la familia unida para evitar serios problemas de salud mental en los niños, especialmente en aquellos casos en que los padres fueron arrestados por problemas inmigratorios y no por cuestiones criminales”, dijo Hernández.

“Cada vez contamos con menos recursos para ayudar a familias con padres indocumentados. Pero algo tenemos que hacer”, concluyó. VN

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