EL FONDO DEL BARRIL: LOS COSTOS OCULTOS SOBRE EL USO DEL PETRÓLEO EN CALIFORNIA
RESUMEN EJECUTIVO
El viaje semanal a la gasolinera se ha convertido en un recordatorio vivo del creciente costo del petróleo. Pero el costo de la adicción por el petróleo en California va más allá del precio en la bomba de gasolina y lo paga cada californiano a través del impacto en la calidad del aire, la congestión en nuestras ciudades, la salud como consecuencia de la contaminación, el gasto en la defensa nacional para mantener el acceso a recursos extranjeros, el calentamiento global y otros daños ambientales. Quizás el costo más alto es el del sistema político cual beneficia a las compañías petroleras antes que a los habitantes de California. Este poder político es ejercido de tal manera que impide al Estado de California, el mayor consumidor de gasolina de los Estados Unidos, escapar al control del monopolio de combustible fósil.
Aunque la factura total que adeuda California no ha sido calculada, el impacto en sus habitantes, su medio ambiente y economía es evidentemente masivo, y con facilidad alcanza los miles de millones de dólares por año. Las compañías petroleras hacen lo posible para ocultar estos hechos y desvían la culpa hacia otros pero la respuesta para muchos de estos problemas está en encontrar alternativas al petróleo.
LOS COSTOS ECONÓMICOS
Los costos económicos de la adicción al petróleo se filtran a través de nuestra economía completa, afectando a todos los ciudadanos de California. California consume mucha más gasolina que cualquier otro estado; de hecho tanta que cada centavo de aumento en el galón de gasolina les costó a los consumidores del estado cerca de $160 millones el año pasado. La magnitud de dicho costo hace que nuestro estado sea vulnerable para recibir sacudidas económicas masivas conforme el petróleo y los suministros petroleros sean más limitados. Visto de otra forma, entre los años 2004 y 2005 el precio promedio de la gasolina en California subió 35 centavos, lo cual le costó a los consumidores estatales aproximadamente $5.5 mil millones de dólares adicionales ese año. Eso representa $5.5 mil millones de dólares de los bolsillos de californianos y cuales se van a las compañías petroleras. El récord de $39.3 mil millones que los californianos invirtieron en gasolina en el 2005 seguramente se verá eclipsado nuevamente este año con el precio promedio que ha subido unos 39 centavos más.
Nuestro sistema de transporte también tiene enormes costos económicos. En Los Ángeles en una de las ciudades más pobladas y contaminadas del país, la congestión vial hora pico le cuesta al conductor un promedio de $1,598 al año, y se suma a un total de $10.6 mil millones para los viajeros diarios dentro de las ciudades. En todas las áreas metropolitanas importantes de California estos costos se agregan al monto excesivo de $17.3 mil millones en el año 2003. Aún incorporando el uso inteligente de la tierra en la planificación regional hay un costo. El trabajo llevado a cabo por seis condados del Consejo de Gobernadores del Área de Sacramento determinó que el total de costos ocultos en el transporte para el 2025 tendría un estimado de $2.5 mil millones y de $9.5 mil millones por año. California tiene 58 condados y el acumulado para el costo estatal sería definitivamente enorme.
IMPACTOS EN LA SALUD
La Junta de Recursos del Aire de California estima que la hospitalización y el tratamiento de pacientes con enfermedades vinculadas a la exposición de la contaminación del aire le cuesta al Estado de California aproximadamente $2.3 mil millones por año. La Junta también estima que el estado gasta $70 mil millones al año con el fin de prevenir muertes prematuras vinculadas con la exposición a la contaminación del aire que exceden las partículas sólidas (PM) y las normas de ozono del Estado.
Desde el punto de vista de la región, la mala calidad del aire puede tener grandes impactos en las cuencas de aire más contaminadas. En el Valle de San Joaquín, hogar de algunas de las comunidades más pobres del estado, los impactos de la contaminación proveniente de la industria del petróleo le cuesta a los residentes alrededor de $3 mil millones por año. El distrito del aire ha estimado que el costo para arreglar este problema en el Valle de San Joaquín sería de $7.5 mil millones en los próximos seis años.
IMPACTOS AMBIENTALES
Claramente la amenaza ambiental más grande que causa nuestra adicción al petróleo proviene del calentamiento global. Como consecuencia al transporte se le atribuye casi la mitad del uso de la energía total de California y representa la fuente más grande de gases invernadero en el estado, ligeramente más alto que el 40% de las emisiones totales del estado. Las implicaciones del calentamiento global en California son catastróficas y el verdadero costo de este impacto puede que no sea reconocido por generaciones. California será más caluroso y la salud de los californianos y su medio ambiente sufrirán las consecuencias. Los inviernos serán más cortos, más húmedos y con más tormentas, y los veranos serán más largos, calurosos y secos. La industria agrícola de California estará bajo mucha tensión. Las costas de California se pondrán en riesgo y la industria pesquera estará amenazada. Y la lista continúa.
El impacto ambiental de la industria de la refinería es particularmente severo. Las refinerías de California son los generadores más grandes de la industria de desechos tóxicos en el estado, con 17 de las instalaciones más grandes que produjeron casi 13 millones de toneladas de deshechos tóxicos en el 2002. Pero los impactos van más allá hasta alcanzar los vecindarios inmediatos. El Distrito para la Gestión de la Calidad del Aire de la Costa Sur (South Coast Air Quality Management District) contabilizó 996 quejas públicas de olores, humo y derrames de aceite, alegando que los causantes de esto eran las refinerías durante los años 2003 y 2004; con un promedio de más de una queja al día.
Los problemas con las tuberías del país también causan daños ambientales significativos a pesar de no recibir casi ningún titular de noticias como los que escriben por el reciente cierre de la tubería BP de Alaska. De acuerdo con la Oficina de Seguridad de Ductos (Office of Pipeline Safety o OPS), se derraman por año cerca de 6.7 millones de galones de las tuberías. Esta cifra cada año iguala la mitad de lo que derramó el Exxon Valdez. En el 2006 después de tan solo nueve meses de llevar un control ya hemos derramado más de 8 millones de galones. Un derrame similar ocurrió a lo largo de nuestras apreciadas costas donde el petróleo es extraído y en nuestros puertos donde el petróleo es descargado de los buques petroleros.
COSTO DE NUESTRO PROCESO POLÍTICO
Las compañías petroleras simplemente están dispuestas a gastar lo que sea para mantenerles una preferencia a sus intereses dentro del Capitolio y en las campañas políticas. Sus esfuerzos en California y en Washington, DC han mantenido a los combustibles alternativos rondando en sólo el 6% de los suministros de combustible para el transporte. Mientras los grupos ambientalistas y de salud pública, en varias ocasiones, han desarrollado políticas para obtener alternativas de conservación y desarrollo, las compañías petroleras han continuado encontrando maneras de detener estas medidas. Esto sucede en la legislatura, las agencies reguladoras, las elecciones y las cortes. Recientemente, las noticias han dejado poca duda sobre su inigualable poder:
La industria del petróleo y la automovilista exhortaron a California a matar o atenuar los mandatos sobre el combustible alternativo. Jeffrey Ball, Wall Street Journal, 3 de agosto de 2006
Los cabilderos de las compañías petroleras han ayudado a sostener o matar casi una docena de proyectos de ley considerados hostiles para su industria… Respaldados por ganancias obtenidas del año pasado que alcanzan los miles de millones de dólares, los gigantes del petróleo como Chevron Corp., ConocoPhillips Co. y Occidental Petroleum – todas activas en la política de California – tienen recursos casi ilimitados para contribuir a las campañas políticas. Tom Chorneau, San Francisco Chronicle, 14 de julio de 2006
Durante la pasada sesión legislativa de la Asociación Petrolera de Estados Occidentales (Western States Petroleum Association o WSPA) se gastaron más de $5 millones de dólares para rechazar cada propuesta legislativa importante encaminada a proveer combustibles alternativos o aumentar los esfuerzos para la conservación. La mayoría de las compañías petroleras gastan un poco menos de $2 millones al año en campañas de contribuciones y en gastos para cabildeo combinados. Aún la proposición 87 de este año la cual impone un impuesto a la fuente de todo el petróleo producido en el estado y provee un creciente acceso a los combustibles alternativos ha visto campañas de contribución que alcanzan nuevos niveles. Cuando faltan sólo tres semanas las compañías petroleras han gastado más de $68 millones para detener la proposición. El increíble lanzamiento en el gasto político de $28 millones de Chevron y $24 millones de Aera (asociación entre Shell y Exxon) ha ayudado a establecer una marca de gasto de una sola campaña. Todo esto formula la pregunta: ¿hay algún límite de cuánto están dispuestas a gastar estas compañías para mantener su monopolio en el combustible utilizado para el transporte?
LAS SOLUCIONES
Con más de $140 mil millones en ganancias para el 2005 y, aún se esperan más, puede que no haya límite para alimentar los recursos políticos a través de la industria del petróleo. Mientras Europa ha obligado a una reducción del 20% en el uso de los combustibles fósiles para el 2020, los representantes de la energía de California se han quedado solo con la afirmación de que es posible alcanzar una reducción del 15% para el 2020, si solamente el estado hace algo al respecto. La creciente eficiencia del combustible y de los combustibles alternativos puede disminuir la demanda y aumentar la capacidad de producir combustible si los proponentes pudieran de alguna forma resolver el problema político impuesto por el poder de la industria del crudo. A pesar de las tecnologías de vehículos híbridos, los avances científicos que hacen posible “refinar” el diesel y otros combustibles utilizados para el transporte provenientes de fuentes no fósiles o que de otra forma serían tratados como productos de desecho agrícola, el consumo de combustibles sin petróleo en California no ha aumentado. En otras palabras, como resultado del control de la industria hacia el mercado y la infraestructura del mercado, los combustibles utilizados para el transporte permanecen presos dentro del monopolio de los combustibles fósiles protegido por miles de millones de dólares de ganancias mensuales y un poder político extremadamente injusto.
Al menos de que se tome acción, el futuro se vislumbra claramente temeroso: la reforzada demanda de combustible originada por el crecimiento de la población y la actividad económica pondrá una creciente presión en encoger los recursos de combustibles fósiles convencionales y, por lo tanto, motivar a la industria a difundir sus devastadoras prácticas ambientalistas en los pocos ecosistemas que aún quedan inalterables y en perfecto estado en el mundo. Mientras tanto, la industria continuará siendo premiada con ganancias no reveladas mientras extorsionan a los consumidores y ahogan al planeta con crecientes niveles de contaminación del aire y emisiones causantes del calentamiento global. El tiempo ya pasó para promesas llenas de buenas intenciones, las “recomendaciones” de la comisión de energía estatal, y las sugerencias generales programadas para plazos alejados (asumiendo que no nos quedemos sin combustible antes de que lleguemos). Hay que tomar decisiones difíciles y basarlas en elementos aparte de las campañas de contribución y las compras de comerciales masivos de televisión estatal. Este informe cuenta una historia de cómo el estado está literalmente raspando el fondo del barril de petróleo de California; sus impactos en el medio ambiente, la salud pública y las consecuencias económicas potenciales a causa de la dependencia del petróleo. VN
Actualizaciones del Informe: Este informe presenta una muestra de los resultados actuales de un proyecto de investigación que se está llevando a cabo. CEERT continúa trabajando junto con otros representantes de los campos de la salud pública, ambiental y científica para evaluar e informar sobre los impactos verdaderos de nuestra dependencia del petróleo en los combustibles empleados para el transporte. Todavía queda mucho por hacer para evaluar la definición y enfoque de estos impactos. Como tal, este informe será revisado conforme la información este disponible. Se anima a los lectores a referirse al informe más actualizado en nuestro sitio de Internet: http://www.ceert.org.
El informe completo está disponible en Internet en las direcciones www.sierraclub.org/ca/oilreport y www.ceert.org
RECONOCIMIENTOS
Muchas gracias por las contribuciones y el talento proporcionado por Don Fields, John Shahabian, Paul Vercruyssen, V. John White y Carl Zichella. Asimismo, le debemos un agradecimiento especial a la Fundación Sierra Club por su generosa donación la cual hizo posible que este trabajo se realizara.VN
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