EL CONGRESO DEBE TENDER YA UNA MANO A LOS ESTUDIANTES INDOCUMENTADOS

Washington.- La recuperación económica será, sin duda, un factor determinante en los comicios de noviembre y una manera de fomentarla es que el Congreso finalmente dé un alivio a miles de estudiantes indocumentados que son clave para el bienestar de Estados Unidos.

La Administración Obama se niega a dar un alivio administrativo para suspender la deportación de estudiantes indocumentados e insiste en que la solución a la inmigración ilegal tiene que ser bipartidista y tiene que venir del Congreso.

El Congreso, a su vez, no parece tener apetito para enredarse otra vez en un volátil debate migratorio que le traería, en todo caso, pocos réditos políticos.

El senador republicano de Florida, Marco Rubio, por ejemplo, prometió hace al menos dos meses un proyecto de ley que daría alivio temporal a los estudiantes indocumentados, en una especie de versión “light” del “Dream Act”, presentado originalmente hace una década y que permanece estancado en el Legislativo desde 2010.

El “Dream Act” original prometía la legalización para aquellos estudiantes indocumentados que, entre otros requisitos, completaran al menos dos años de educación universitaria o se inscribieran en las Fuerzas Armadas de Estados Unidos.

Esa legislación permitiría que los estudiantes tuviesen acceso a más oportunidades educativas y más y mejores puestos de trabajo, lo que a su vez generaría una mayor recaudación de impuestos.

Un estudio de 2010 de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA, en inglés) calculó que los beneficiarios del “Dream Act” podrían obtener durante su vida laboral ingresos por entre 1,4 billones de dólares y 3,6 billones de dólares. Son cifras nada desdeñables para ampliar la base tributaria que urgentemente necesita el país.

Por su parte, la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, en inglés) había calculado que la versión del “Dream Act” de la Cámara de Representantes reduciría el déficit en al menos 2.200 millones de dólares entre 2011 y 2020, mientras que la del Senado lo reduciría en al menos 1.400 millones de dólares en ese mismo período.

Estos estudiantes serían, si la clase política se lo permitiese, los futuros doctores, maestros, enfermeros, empresarios, o científicos. Y lo único que los separa de esa meta son los “papeles” para salir de la sombra y regularizar su estatus migratorio.

Pero, pese a todo el buen sentido económico de la legislación, el “Dream Act” no prosperó en 2010 en buena parte por la oposición republicana, que afronta grandes presiones de grupos conservadores.

Tampoco ha encontrado apoyo entre el probable candidato presidencial republicano, Mitt Romney, pese a que éste dice estar interesado en captar el voto hispano en los comicios del próximo 6 de noviembre.

Rubio hasta ahora no ha presentado ni siquiera un borrador del prometido proyecto de ley.

El tira y afloja entre estos dos poderes del Gobierno mantiene en limbo a miles de inmigrantes indocumentados que, sin tener la culpa, afrontan numerosas trabas para alcanzar el “Sueño Americano”.

Abundan las anécdotas de sacrificios y heroísmo de estos jóvenes, los llamados “Dreamers” (“soñadores”), que en algunos casos incluso superan con creces el rendimiento académico de sus pares estadounidenses en las secundarias e instituciones de educación superior.

Acompañado de otros senadores demócratas y republicanos, Rubio presentó hoy mismo un proyecto de ley denominado “Startup Act 2.0”, para reactivar la recuperación económica mediante la creación y crecimiento de nuevos negocios.

Pese al ambiente de hostilidad partidista en el Congreso, Rubio confía en que los legisladores sí pueden ponerse de acuerdo para fortalecer la economía y crear empleos.

Pero Rubio y sus colegas en ambos partidos tienen la solución en sus barbas: aprobar de una vez el “Dream Act” para ayudar a jóvenes que, según reconoce el senador de Florida, “no tienen la culpa” de la situación en que viven.

Solo falta que Rubio presente ya su proyecto de ley y presione al Congreso a que, pese a las recetas conservadoras de más deportaciones y “asfixia” económica de los indocumentados, demuestre el valor político y apruebe la legislación. VN

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