EL ‘APÓSTOL DE LOS MIGRANTES’

El Padre Alejandro Solalinde ha dedicado sus últimos cuatro años a atender y defender los derechos humanos de indocumentados que buscan llegar a Estados Unidos

“Cuando llegan ellos en el tren, yo salgo a recibirlos en la entrada de la ciudad; los saludo y les hago señas a lo lejos con la mano. Estoy vestido de blanco para que me distingan, les grito que hay comida en el albergue, y los que me acompañan suben a una camioneta para trasladarnos al refugio que queda a unas 40 millas de la ciudad. Allí les espera comida caliente, un lugar donde descansar, atención médica, y posteriormente reciben una charla sobre leyes y peligros que les rodea en el camino”.

Así resume el trabajo que realiza día con día el Padre Alejandro Solalinde en el “Albergue Hermanos en el Camino”, un refugio creado el 27 de febrero de 2007 para ofrecer asistencia humanitaria e integral (alimento, posada, apoyo psicológico, médico y jurídico), así como orientación a los migrantes de Centro y Sudamérica, Asia y África, que se encuentran en su mayoría en trayectoria a Estados Unidos.

El albergue se encuentra en la región más pobre de México, Ciudad Ixtepec del Estado de Oaxaca, que presenta junto con Chiapas y Guerrero, los índices más altos de analfabetismo, pobreza extrema, marginación y desempleo, según detalla el entrevistado.

Más de 200 migrantes duermen en el refugio cada noche, siendo constante el flujo de personas que llegan al albergue, donde el Padre Solalinde les atiende con el amor cristiano que le caracteriza. A pesar de las amenazas de secuestro y asesinato, continúan su peregrinar hacia la frontera del “Norte” en busca de una mejor vida.

Sin duda, Albergue Hermanos en el Camino es un lugar que se convierte en un “oasis en el desierto” para miles y miles de migrantes que llegan de los distintos países del mundo, entre ellos Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y otros países más lejanos.

CONTRA TODA HOSTILIDAD

Por su importancia estratégica y geopolítica en el Istmo de Tehuantepec, la región ha sido escogida por la delincuencia organizada para ser su centro de operaciones; es el sitio más codiciado para obtener enormes ganancias, lucrando con los transmigrantes de todas las formas posibles.

Aquí, en esta pequeña ciudad, punto de convergencia entre el Océano Pacífico y el Golfo de México es donde con mayor fuerza se dan los flujos migratorios procedentes del Sur, nutridos principalmente por hermanos centroamericanos, quienes en su mayoría llegan en el tren de carga, procedente del vecino estado de Chiapas, que hace su recorrido hasta ciudad Ixtepec, donde el Padre Solalinde ejerce su ministerio.

“El recorrido dura aproximadamente entre 12 y 14 horas. En el trayecto muchos de ellos son asaltados, explotados, algunas mujeres violadas, y también son extorsionados por la Policía Municipal, Estatal, Judicial, Federal y agentes de Migración”, dice sin temor el llamado “Apóstol de los Migrantes”.

Explica que cuando estas personas llegan a su albergue se les revisa las mochilas para que no introduzcan armas o drogas; posteriormente se les explica la importancia de registrarse para irlos monitoreando durante su recorrido por tierra mexicana.

“Tengo 55 casas en la República Mexicana, casas albergues para recibirlos; cuando ellos llegan tengo las fotografías por si se llegan a perder y así darle información a sus familias, por lo menos decirles ‘aquí estuvo’, o si llegó a la siguiente casa albergue, y así tener una pista de dónde se pudo haber perdido”.

“Cuando ellos ya se registraron con fotografía, se van al comedor; siempre hay comida para ellos, y después van a descansar. Si alguien necesita atención médica y requiere la ambulancia, se le brinda el servicio. Ahora en el albergue ya tenemos atención médica con ‘Médicos sin Fronteras’. Se consiguió un médico permanente, un psicólogo y un trabajador social para atender en lo que sea necesario, con puertas a las colonias de al lado para que los vecinos puedan beneficiarse de este servicio también”.

Explica que una vez que los migrantes descansaron, comieron y se les atendió médicamente y se les dio la ropa, los reúnen haciendo que cada quien se presente, diga su procedencia y otros datos que les puede servir para su registro. “Les pregunto de qué religión son: algunos dicen que son de Iglesias Evangélicas, otros Católicos; hay otros que no tienen ninguna religión (tienen sus razones), pero lo curioso es que todos con religión o sin religión, creen en un Dios que es Padre de todos.

“Por sus comentarios sabemos que la mayoría de migrantes viene de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Hay muchos que vienen de Sur América y Asia”, dice el Padre Solalinde.

Agrega que cuando se han registrado, les informan sobre los cambios de las leyes en México y Estados Unidos, la situación difícil en este país, haciendo énfasis en que no crean que es un “sueño” venir a este país, sino una pesadilla, debido a que hay desempleo y que mucha gente que ya vive aquí se mantiene con la ayuda de otros, con la esperanza que al pasar la crisis encuentren trabajo.

El Padre Solalinde también les informa de sus derechos y obligaciones como personas, tal como representar a sus países de origen con dignidad y respeto, poniendo en práctica algunas costumbres buenas que caracterizan a los latinos como el sentido comunitario, el amor a la naturaleza, organización, entre otros atributos que según él, permitirán refundar Estados Unidos.

También les dice que al salir del albergue y continuar su viaje, en el Valle de Santa Cruz los van a secuestrar, dándoles recomendaciones específicas sobre lo que tienen que hacer. De igual forma les pide que se aprendan el teléfono del albergue incluso su celular por si tienen dificultades o se pierden.

En este contexto, la señora Mercedes Moreno, de origen salvadoreña, aprovechó el momento para pedir ayuda al Padre Solalinde para saber del paradero de su hijo José Leonidas Moreno, quien después de ser deportado por las autoridades migratorias mexicanas en 1990, nunca volvió a saber de él. Moreno entregó una foto y algunos datos sobre su hijo al sacerdote, quien le prometió ayudarle a encontrarlo.

Recientemente el Padre Solalinde estuvo en la ciudad de Los Ángeles donde se reunió con un grupo de líderes comunitarios, a quienes les explicó la situación grave de delincuencia organizada en México y cómo victimizan principalmente a los migrantes que secuestran, para luego extorsionar a sus familiares que viven en Estados Unidos.

De esta forma única, el “Apóstol de los migrantes” sigue haciendo su maravillosa obra, digna de imitar por aquéllos que sientan un llamado especial de servir a Dios.

UNA MISIÓN CLARA

El Padre Alejandro Solalinde descubrió la vocación específica a la cual Dios lo había asignado: ser padre y pastor de los migrantes. Siendo originario de Texcoco ingresó al Seminario de los Carmelitas a los 20 años, de donde lo despidieron por su rebeldía. Ya siendo sacerdote diocesano desarrolló varias actividades, entre ellas la creación de un albergue para niños, hasta que finalmente a los 60 años de edad, visitando a un compañero sacerdote en Ixtepec, Oaxaca, se encontró con el sufrimiento de los indocumentados centroamericanos y supo que eso era lo que Dios le pedía: ser el apóstol de los migrantes.

El religioso no solamente se ha preocupado por atender las necesidades básicas e inmediatas de los indocumentados, como darles comida, proporcionarles un lugar donde descansar y atención médica, sino que también y, sobre todo, se ha preocupado por defender sus derechos. Labor que le ha costado amenazas de muerte, a tal punto que el gobierno federal, por insistencia de Amnistía Internacional, le ha asignado guardaespaldas para su protección.

El Padre Solalinde sabe que su vida corre peligro, pero esto no lo intimida a continuar su labor en defensa de los excluidos y la certeza de que está viviendo el Evangelio a través del cual recibe fortaleza en medio de las amenazas. VN

PARA MÁS INFORMACIÓN

Teléfonos para comunicarse con el padre Alejandro Solalinde

• Celular: (971) 7272 048
• Teléfono del Albergue: (971) 7132 264

• www.hermanosenelcamino.com

www.Solalindehermanosenelcamino.com

E-mail: alejandrosolalinde@hotmail.com

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