DOS FUTUROS SACERDOTES AFIRMAN QUE SU VOCACIÓN ES DE AMOR QUE LOS LLENA DE ALEGRÍA
(fOTO: Diácono transitorio RAMÓN REYES (Izquierda), seminarista Jesús Sánchez (centro) y diácono transitorio GUILLERMO MEMO ALONSO (derecha).
Texto y fotografía de PAULINA HERRERA | Vida Nueva
Ser instrumento de Dios para guiar a sus semejantes hacia la santidad y
llenar su vida de amor por el prójimo, es el motivó de dos jóvenes diáconos
transitorios, hijos de inmigrantes, a dedicar su vida al sacerdocio.
Próximamente se ordenarán como sacerdotes para servir en la Arquidiócesis de
Los Ángeles y desean ayudar a otros jóvenes a descubrir su propia vocación
sacramental.
Es otoño al mediodía y la procesión final de la misa sale de la capilla del
St. John’s Seminary (Seminario de San Juan). Ramón Reyes es parte de ella y
Guillermo Alonso admira solemne el paso de los clérigos.
Tanto Reyes como Alonso, junto con otros 16 jóvenes, son seminaristas
avanzados en esta universidad católica encumbrada en un paraíso verde, claro
y limpio en las colinas de Camarillo, California.
St. John’s Seminary, a cargo del Reverendo Marco Durazo, es una institución
con 82 años de existencia en la que el estudio, la oración y el trabajo
pastoral se entrelazan durante las actividades cotidianas de una vida en
comunión.
Para llegar aquí, estos dos jóvenes de ascendencia mexicana, recorrieron un
fascinante camino.
En el caso de Alonso, a quien cariñosamente sus familiares y amigos llaman
“Memo”, fue una situación de toda la vida:
“A los cuatro años de edad yo ya tenía interés y curiosidad en la
iglesia. Cuando iba a misa me gustaba mucho ver la alegría en los
padrecitos”. Agrega que después en el afán de distraer su emoción por la
vida religiosa, le explicaron que los sacerdotes no se podían casar ni tener
hijos.
“Mi abuelita (Guillermina Alonso Huesca originaria de Coatzingo, Puebla) se
acercó a mí y me dijo ‘rezaré un rosario por ti todos los días’…Yo creo que
eso me fortaleció y abrió los caminos”. Y sucedió que aun cuando no tenía
planes de pertenecer a un equipo de fútbol americano ni de asistir a una
escuela privada, Memo pasó su adolescencia en la secundaria Cathedral High
School bajo la jurisdicción de la Arquidiócesis Los Ángeles.
Ahí se encontró con su principal mentor, el Padre Julio César Ibarra Leos,
congregante de los Misioneros Servidores de la Palabra de quien dice
adquirió el gusto por la lectura y la definición de su consagración.
“El Padre Julio era un sacerdote muy auténtico y feliz, todo lo
contrario de lo que pensamos los jóvenes sobre la vida religiosa. Él me
enseñó a encontrar esa alegría que yo veía reflejada en los padrecitos
cuando era un niño”.
Para Memo, el llamado definitivo al sacerdocio ocurrió en el 2011 con el
fallecimiento del Padre Julio César:
“Yo tenía 14 años cuando fui a la iglesia y tuve mi primera conversación con
Dios. Le reclamé por la muerte de mi guía y mentor, pero al mismo tiempo caí
en cuenta que sentía la gracia divina al estar en comunicación y en contacto
con el ser supremo…¡Imagínate!”
A diferencia de Memo, el llamado de Ramón Reyes fue un proceso que inició en
su adolescencia:
“Tenía entre 16 y 17 años de edad y me despertaba con preguntas recurrentes
¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué es lo que me hará feliz en este
mundo?”
Hijo de padres inmigrantes del estado de Jalisco, Ramón cuenta a Vida Nueva
que después de la preparatoria tenía su vocación definida pero esperó unos
años más para tomar la decisión final:
“Encontré las respuestas. El propósito de mi vida, es más grande que yo
porque soy un instrumento de Dios, para llevar a mis prójimos hacia la
santidad, y esa respuesta me ha dado una vida completa que me llena de
alegría”, explica.
Reconoce que después de expresar sus intenciones sacerdotales, algunas
familias y amigos dudaron de su vocación, pensando que él no tenía la
madurez suficiente, para tomar ese paso tan importante. “Me hacían sentir
como si fuera muy joven para casarme… Terminé la High School y me fui a la
Universidad para estudiar administración de empresas y contabilidad. Conocí
a algunas muchachas, pero el llamado seguía ahí. En esa época tenía dos
novias: la iglesia que nunca deje de atender y la chica con la que salía al
cine y a cenar…”
Ramón describe que ingresar al seminario fue la oportunidad para
descubrir su verdadera vocación y “encontré una forma de amor que me ha dado
una vida completa”.
MISIÓN COMO DIÁCONOS TRANSITORIOS
Los jóvenes rumbo al sacerdocio fueron este año ordenados a diáconos
transitorios que marca su transición al presbiterado.
GUILLERMO “MEMO” ALONSO, apegado a la decisión de la Arquidiócesis angelina, cumple durante un año con su ordenación en la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles, a donde acude todo un fin de semana a cumplir con su
ministerio: “predicar en la Catedral es una experiencia fortalecedora para
mi; me encanta que la gente se acerque a mí para bendecirlos y darle
palabras de aliento después de las misas”.
Además, cada jueves es voluntario como capellán en un Centro de Detección
Juvenil en Oxnard: “Yo pedí esta asignación luego de que cumplí con el
requisito de ministerio en un hospital, fui capellán interreligioso en UCLA
Santa Mónica Medical Center durante el verano”, explica.
En el Centro Juvenil, afirma, tiene la oportunidad de ayudar a muchachos que
le recuerdan sus raíces en Boyle Heights. “Los encamino con recursos
espirituales hacia su encuentro con Dios para que con su ayuda definan y
fortalezcan sus sentimientos”, agrega.
Sin embargo, de su experiencia como diácono transitorio “el poder bautizar
para mí ha sido una experiencia maravillosa. Reafirma mi convicción de que
todos tenemos la oportunidad de encaminarnos a la santidad”, concluye.
RAMÓN REYES ha sido asignado a su parroquia Santo Tomás Apóstol. Y en
devoción al mensaje del Papa Francisco, el diácono tiene en claro que
“debemos absorber y profundizar la fe de nuestras familias convirtiéndonos
así en una ‘luz capaz de iluminar todas las relaciones humanas’”.
Ramón describe su asignación de diaconado “como un reencuentro con Dios en
el corazón de mi comunidad”.
Al momento de ser asignado a Santo Tomás, la administración de la parroquia
se adaptaba a una “nueva normalidad” después de declararse la pandemia
mundial en marzo del 2020. “Me recibieron con los brazos abiertos para
apoyar a nuestros líderes”, recuerda.
Añade que “redescubrí la luz de nuestro bautismo cuando trabajamos
incansablemente para reabrir nuestras liturgias interiores, y yo fui llamado
para dirigir este proyecto. La sensación de percibir el acercamiento de las
ovejas a medida que nosotros, el clero, el personal y laicos, nos reunimos
para reencontrarnos con Cristo en la ‘nueva normalidad’ de nuestra iglesia,
fue una experiencia superior a todo lo que había vivido antes”.
Agrega que “ello contribuyó a definir mi vida de oración individual, mis
esfuerzos laborales, valores familiares, amistades e incluso mi programación
diaria”.
Tanto para Memo como para Ramón, sus misiones como diáconos transitorios,
son la oportunidad de equilibrar su vida como futuros sacerdotes.
El encuentro con la realidad fuera del seminario los proyectó y confirmó su
vocación de servicio con un ingrediente extra: servir al prójimo llena su
vida de felicidad.
ORDENAMIENTO EN JUNIO DEL 2022
Ramón y Memo junto con sus 16 compañeros, se ordenarán el próximo 4 de
junio del 2022; ocho de ellos pertenecen a la Arquidiócesis de Los Ángeles y
diez a otras diferentes. Oficialmente serán sacerdotes en funciones a partir
del 1 de julio del 2022.
Los dos están abiertos a las posibilidades que ofrece la vida
sacerdotal. De acuerdo a las disposiciones de su obispo, podrían ser
asignados para proyectos especiales, como estudiar un doctorado, encargarse
de un departamento de la arquidiócesis o bien, convertirse en capellán en
escuelas, hospitales, prisiones, etc.
Ramón está “abierto a la oportunidad que se me dé y me gustaría comenzar mi
vida sacramental al lado de un sacerdote experimentado para aprender de él.
Como jóvenes somos muy soñadores y necesitamos guías para que nuestra
vitalidad se aproveche al máximo y dejar frutos permanentes no
provisionales”.
Memo que tiene una maestría en liderazgo, asegura que “me gusta enseñar,
compartir los elementos de vivir en parroquia, los sacramentos. Pienso que
la vocación es un proceso de colaboración… puede ser que haya jóvenes que
tiene la inquietud, pero esa inquietud no prospera porque no hay quien los
motive, los acompañe y los guíe. A mí me gustaría ayudarlos, como en su
momento lo hizo el Padre Julio César conmigo”.
PREDICANDO CON EL EJEMPLO
Los seminaristas tienen un mensaje para los jóvenes:
En esta época de crisis pandémica, puede ser que nuestra juventud se sienta
más sola y más abandonada que nunca, aseguran. “Es importante que sepas que
en medio de la oscuridad más profunda, siempre está la presencia de Dios,
inculcada en nosotros, y si lo entendemos de esta manera, podemos llenar
cualquier ausencia”, explica Ramón Reyes de 30 años de edad.
“Para ese joven que piensa que está solo, mi consejo es dejarse acompañar
con la presencia de Dios…El primer paso es preguntarte a ti mismo, cuál es
tu propósito. Cuando inicies la búsqueda de las respuestas, descubrirás que
no estás solo, porque Dios está contigo”, concluye.
Memo, de 26 años de edad, se siente feliz de compartir su experiencia
“me hace inmensamente feliz tener las herramientas para explicarle a mis
semejantes, que el camino a la santidad no es imposible y que la vida de un
seminarista, es una vida de alegría”.
También recomendó a las familias apoyar a sus muchachos, si demuestran
vocación religiosa, pero “sin presión para que no se sientan forzados”.
EL LEGENDARIO ST. JOHN’S SEMINARY
Los seminaristas de St. John’s en Camarillo, bajo la dirección del Rev.
Durazo, tienen el privilegio de disfrutar de la espiritualidad de la Iglesia
en todo su esplendor. También tienen la oportunidad de convivir con miembros
de diferentes órdenes y comunidades religiosas católicas. La vida diaria
académica se centra en la oración compartida y la liturgia de la Iglesia.
Los estudiantes desarrollan una disciplina personal para integrar su estudio
y oración a la vida del seminario; cuentan con un horario diario establecido
que asigna tiempo para la oración personal y comunitaria, para clases,
estudio, recreación, comidas, así como servicio comunitario. Los
estudiantes, maestros y el personal comparten alimentos en el comedor del
seminario.
La misión principal del St. John’s Seminary es preparar candidatos para el
servicio como sacerdotes católicos, ayudándolos a crecer como discípulos de
Jesucristo, discernir la vocación a la que Dios los llama, arraigarlos en la
Palabra y Sacramentos y la tradición teológica de la Iglesia, integrar las
dimensiones espirituales, humanas, intelectuales y pastorales de sus vidas y
desarrollar sus habilidades para el ministerio, el liderazgo y la
evangelización en una Iglesia culturalmente diversa.
Su formación académica incluye: Programa de Pre-Teología, Maestría en
Divinidad y Maestría en Artes en Teología. Habrá dos sesiones de formación
en el 2022 del 31 de mayo al 3 de junio y del 7 al 10 de junio.
Para más información puedes visitar www.stjohnsem.edu
5012 Seminary Rd, Camarillo, CA 93012
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