
UN DÍA DE LAS MADRES CON ‘CORAZÓN DE PLATA’
(fOTO: Vicente Benítez abraza a su mamá María Jiménez después de casi 20 años. / PAULINA HERRERA).
Mamás de migrantes zacatecanos celebraran al lado de sus hijos- que no han visto por más de 10 años-, gracias a un programa que patrocina el Gobierno del estado de Zacatecas y las Federaciones de Clubes Zacatecanos de Estados Unidos
Por PAULINA HERRERA
Un grupo de 29 padres de familia viajaron 2,500 kilómetros durante día y medio desde Jerez, Zacatecas, a Oxnard, California, para abrazar a sus hijos. Además de cariño inmenso, trajeron en su equipaje galletas, queso y dulces que los migrantes saborearon como cuando eran niños.
“Casi 19 años sin verla”, decía Vicente Benítez que llegó un poco tarde de la hora acordada para recibir a su mamá María Jiménez Becerra. “Vengo desde Coalinga (California), manejé desde temprano”, afirma Vicente que entró apresurado al recinto en donde la Federación de Clubes de Zacatecas les dio la bienvenida a los viajeros.
“Le traje mi corazón. Mi bendición la tiene siempre, cada que despierto y cuando me acuesto”, dice María que ese día conoció a sus nietos Daniel y Denisse ambos estadounidenses.
Este Día de las Madres en la casa de los Benítez se celebrará por todo lo alto: música, comida “pero después de ir a misa para agradecer este recuentro con mi madre que parecía increíble, afirma Vicente” que trabaja en la engorda de ganado al centro norte de California.
En una mesa cercana está Santiago Martín del Real López con su mamá Oliva Margarita López; tenían 16 años y medio sin verse. Santiago estrenó una camiseta con la Virgen de Guadalupe estampada en el pecho “para recibir a mi madre”, afirma.
Santiago se dedica al campo junto a sus hermanos Alejandro, Alejandra y Andrés; los cuatro viven en Merced, California, casi a 300 millas al norte de Oxnard.
“Yo vine solo por ella, pero allá mis hermanos nos están esperando ansiosos”, explica Santiago que a simple vista es un hombre fuerte, serio e inexpresivo, pero que al ver a su mamá se derrite en halagos… “Extraño todo de ella: su comida, regaños y abrazos”, confiesa.
A Oliva a su vez, se le achican los ojos por la sonrisa que transforma el cansancio del viaje en una expresión de absoluta alegría en su rostro. “Era el más travieso”, recuerda. Sin duda el 10 de mayo de este año es especial para ellos por este milagroso reencuentro.
A la señora María Haro Martínez, que viajó con su esposo Pedro Ponce Estrada, la recibieron sus nietos Javier y Adriana Rodríguez; sus papás prefirieron esperar en casa con los preparativos para una recepción especial, anticipando el Día de las Madres para mediados de abril, cuando llegaron los pasajeros beneficiados del programa “Corazón de Plata, Uniendo Familias”.
Pedro Ponce trae en su cuello un gran crucifijo “que me acompaña siempre…mantuve mi mano en él durante todo el camino diciéndole ‘no me sueltes Jesús mío, en ti confío mi destino y el de mis compañeros viajeros’”.
Y sano y salvo, tranquilo y feliz, este padre de familia con hijos ausentes, llegó a Oxnard con una gran fuerza para disfrutar de un mes de visita a sus seres queridos y orgulloso posó para la foto junto a sus nietos y sin soltar su crucifijo.
Los esposos Marín viajaron juntos a ver a sus hijos Guadalupe y José Manuel a quienes no veían hace 10 y 13 años respectivamente. Ellos agradecieron a San Judas Tadeo el haberles concedido volver a ver a sus hijos. Guadalupe, quien tiene una agencia de limpieza de casas le prohibió a su mamá cocinar “ahora nosotros te vamos a consentir; tú tienes que pasar unos días feliz y tranquila mientras estés aquí”, explica, mientras que su hermano José Manuel dedicado a la jardinería, tiene planes para llevar a pasear en coche a donde sus papás le pidan.
“Yo te traje a presentar el Ángel de la Salud”, le dice la señora María Guadalupe Villarreal a su hija Guadalupe Cervantes a quien hace 12 años no veía.
“Me parecía algo imposible por tantos requisitos. Ya había solicitado la visa de turista y me la negaron antes…Pero gracias a Dios y a Lupe Bueno de la Federación (de Clubes de Zacatecas), pues ya estoy aquí”, explica la señora Villarreal que saluda a su yerno José Carlos Benavides y a sus dos nietos que no conocía.
José Tovar Rodríguez espera que su mamá María Isabel Rodríguez disfrute al máximo un mes en su compañía después de 10 años de no verse. María además de encontrarse con su hijo, ha descubierto que tiene una descendencia en California al conocer a su nieto de 8 años de edad que se apresura a abrazarla -aun sin conocerla- como si fuera ayer el último día que la vio.
“Mi niño, eres igualito a tu papi”, la frase imposible de negar a esta madre con su hijo que se hizo hombre de bien en los campos de California bañados con el sudor de migrantes mexicanos, y que por primera vez también se regaron con lágrimas de alegría de las mamás mexicanas.
‘CORAZÓN DE PLATA, UNIENDO FAMILIAS’
Este programa, explica Florentino Cabrera, presidente de la Federación de Clubes Zacatecanos en Oxnard, se lleva a cabo en coordinación con el Gobierno del Estado de Zacatecas que también se ha llevado a cabo exitosamente con migrantes poblanos con el gobierno de su estado.
Consiste en tramitar permisos temporales especiales para personas de la tercera edad que no han visto a sus hijos en diez años o más debido al estado migratorio. Los papás deberán comprometerse a volver a México a más tardar en un mes.
En cuanto a este viaje, por ejemplo, explicó Cabrera, se realizó gracias a un convenio con el gobierno de Zacatecas, el Consulado de Estados Unidos en Monterrey y la Federación zacatecana. VN
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