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DESDE EL VATICANO,

Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ, Arzobispo de Los Ángeles

Amigos, esta mañana tuve la inmensa bendición de concelebrar una Misa privada con el Papa Francisco en el Domus Sanctae Marthae, donde él ha establecido su residencia. Fue una Eucaristía muy especial para mí, porque celebramos la Anunciación, y yo fui ordenado obispo en Denver en la Solemnidad de la Anunciación en el año 2001.

En su homilía, el Papa Francisco habló de la humildad como camino hacia la santidad. La humildad de Dios que viene a nosotros en la persona de Jesucristo y que nos acompaña en el camino. La humildad de María, nuestra Madre Santísima, quien es la “sierva del Señor” y que dice sí al llamado de Dios. Nuestro Santo Padre nos recordó que la humildad es la base de nuestra vocación cristiana y es también lo que necesitamos para cumplir con el mandamiento de Cristo sobre el amor: amar a Dios y amar a los demás. Él nos exhortó a pedir la gracia de la humildad para poder crecer en santidad.

Durante la Misa, yo rezaba por el Papa Francisco y por la Iglesia, pero de manera especial por nuestra gran Arquidiócesis de Los Ángeles. Al final de la Misa le dije al Santo Padre que todos los fieles de Los Ángeles lo quieren mucho, que estamos rezando por él y por su ministerio, y que puede contar con nuestra lealtad. Él agradeció nuestras oraciones, ¡y pidió que rezáramos más todavía!

Esta peregrinación está siendo muy hermosa. Estoy dirigiendo una peregrinación de la Asociación Católica de Líderes Latinos – CALL, por el Año de la Fe.

Otra razón que la hace especial es que el sábado, 6 de abril, fue el aniversario de mi nombramiento como Arzobispo de Los Ángeles. Es una bendición para mí poder estar en Roma y agradecerle a Dios por todas las gracias que he recibido en estos tres años, así como darle gracias por las oraciones, el amor y el apoyo que recibo de todos los fieles de la Arquidiócesis de Los Ángeles.

¡Todos ustedes están en mis oraciones de manera muy especial! VN

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