CREAN BECAS PARA JÓVENES HISPANOS CUYOS PADRES SE LESIONARON EN EL TRABAJO
La expansión de un programa de becas de Colorado permitirá que jóvenes hispanos hijos de obreros que han sufrido accidentes en el trabajo pueden continuar su educación superior, aunque sus padres ya no puedan costear esos estudios.
El programa fue establecido por la Fundación Pinnacol de Denver hace siete años, pero recién este año incorporó a personal bilingüe y activamente busca atraer a estudiantes latinos. Entre los primeros beneficiados hispanos figuran los hijos de Henry Jaquez.
Cuando Jaquez tuvo un accidente laboral en 2000 y ya no pudo continuar trabajando como conductor de autobuses, una de sus principales preocupaciones fue la de encontrar los medios para que sus hijos asistiesen a la universidad, dado que, sin trabajo, ya no podría afrontar esos gastos.
“Aunque ya he encontrado otro empleo, todavía continúo teniendo problemas y experimentando dolor y movilidad reducida en mis rodillas. Mi esposa, Abby, comenzó a trabajar en dos lugares para ayudar a la familia, pero aún así no nos alcanzaba para pagar la universidad de nuestro hijo Andrés y de nuestra hija Monique”, dijo Jaquez a Efe.
Los Jaquez, explicó Henry, “somos una orgullosa familia cuyos antepasados llegaron al sur de Colorado hacia 1620”. Y allí, en el Valle de San Luis, vivieron Henry y Abby hasta que se trasladaron a Denver buscando un mejor futuro para sus hijos. Pero el accidente de Henry casi arruina esos planes.
En su ansiedad para no interrumpir los sueños universitarios de sus hijos, los Jaquez comenzaron “a golpear puertas hasta que se encontramos, gracias a un consejero escolar en la escuela a la que asistía Andrés, que había una fundación que tenía un programa para estudiantes hispanos cuyos padres sufrieron accidentes en lugares de trabajo”, comentó Abby.
“Sin esa ayuda, Andrés no hubiese estudiado negocios en la Universidad de Colorado ni Monique estaría ahora estudiando enfermería en el Colegio Adams”, agregó.
“Pocas cosas tienen un impacto más grande en la vida de un niño que la muerte o la incapacidad de sus padres. Esa tragedia puede poner en peligro la confianza del niño y el futuro de las finanzas de la familia. Por eso, muchas veces esos jóvenes no llegan a la universidad. Por medio de estas becas, ayudamos a que esos jóvenes construyan un sólido futuro para ellos mismos”, dijo Peter McGuire, un abogado que ayuda a los trabajadores accidentados y que forma parte del panel de selección de los becarios.
Las becas tienen un monto promedio de 3.000 dólares y se pueden usar en cualquier institución terciaria de Estados Unidos, sea una universidad, un colegio comunitario o un escuela vocacional, puntualizó McGuire. VN
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