CIENCIA Y FE COINCIDEN EN LA “CHISPA” QUE MARCA EL INICIO DE LA VIDA

CIENCIA Y FE COINCIDEN EN LA “CHISPA” QUE MARCA EL INICIO DE LA VIDA

WASHINGTON D.C., 05 May. (ACI).- El Dr. Michael Guillen, ex instructor de física en la Universidad de Harvard y conductor del programa “¿De dónde vino?” en History Channel, señaló que la recientemente encontrada “chispa” de la fecundación, que acompaña el inicio de la vida humana, es un nuevo punto de encuentro entre la fe y la ciencia.

En un artículo publicado en el sitio web de Fox News, Guillen explicó que a su criterio “las imágenes publicadas recientemente por científicos de la Northwestern University de luces diminutas que señalan el momento de la concepción humana evocan una verdad más grande, de tamaño cósmico, a la que se adhieren tanto la ciencia como la Biblia”.

“A saber, la creación misma del universo –la madre de todos los momentos de concepción– estuvo igualmente marcada por una explosión de luz”.

En un artículo publicado el 26 de abril, la Northwestern University informó que científicos de su centro de estudios encontraron que “una impresionante explosión de fuegos artificiales de zinc ocurre cuando un óvulo humano es activado por una enzima del espermatozoide”.

Guillen señaló que de acuerdo a la ciencia, en el momento del Big Bang –la gran explosión que habría dado inicio al universo– un estallido inimaginable de luz acompañó la creación de hidrógeno y helio, los primeros átomos del cosmos embrionario”.

“Hasta el día de hoy, el tenue resplandor de esa luz seminal –el así llamado fondo de microondas– es visible para ciertos tipos de poderosos telescopios”, indicó.

Sin embargo, continuó, de acuerdo a la teoría del Big Bang las cosas no acabaron ahí. “Los átomos de hidrógeno eventualmente comenzaron a fusionarse, de la misma forma que lo hacen en una bomba de hidrógeno, y –¡listo!– una vez más, en un resplandor de luz, las primeras estrellas comenzaron a existir”.

Esas estrellas, por su parte, “cocinaron los elementos más pesados conocidos hasta hoy. Incluyendo los átomos de zinc que explotan, como fuegos artificiales, cada vez que un ser humano es concebido”.

Para el Dr. Michael Guillen resulta “notable” que “la Biblia coincide con la ciencia en que el universo fue concebido en un paroxismo de iluminación”.

De acuerdo al Génesis, explicó, “ese evento sucedió en el momento exacto en que Dios pronunció las palabras inmortales ‘Que exista la luz’”.

La Sagrada Escritura otorga un estatus sagrado a la luz, indicó Guillen, pues en la primera carta de Juan “la luz es identificada con el propio Creador: ‘Dios es luz, y en él no hay tinieblas’”.
“Los científicos no usan ese tipo de lenguaje, por supuesto, pero sorprendentemente, están de acuerdo en que la luz definitivamente tiene un estatus trascendente”, señaló.

Pero esto no fue siempre así, recordó el científico estadounidense, pues fue Albert Einstein quien con su teoría de la relatividad en 1905, revolucionó el concepto de la luz que tenían los científicos hasta entonces.

De acuerdo a Einstein, indicó Guillen, “la luz experimenta una realidad totalmente diferente a la que tú y yo”, pues “habita una realidad de otro mundo donde, entre otras cosas, las leyes comunes del espacio y tiempo no se obedecen”.

“Como Dios, si se quiere, la luz trasciende las restricciones del mundo ordinario, físico”.

Aunque reacios inicialmente a la propuesta de Einstein, actualmente esto “es un componente clave del catecismo científico moderno”, subrayó Guillen.

“Como la Biblia, por tanto, la ciencia ahora acepta que cuando interactuamos con la luz, interactuamos con algo que está al mismo tiempo dentro de este mundo, pero no es de este mundo”.

El científico estadounidense dijo que entre estos encuentros con la luz destacan aquellos en que “la luz hace apariciones abruptas, que captan la atención. Como un momento de creación cuando algo verdaderamente especial que no estaba ahí antes repentinamente comienza a existir –ya sea un embrión humano, una estrella o un universo entero”. VN

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