<!--:es-->CÉSAR CHÁVEZ, CATÓLICO Y PROFETA DE LA NO VIOLENCIA<!--:-->

CÉSAR CHÁVEZ, CATÓLICO Y PROFETA DE LA NO VIOLENCIA

Si vive hoy en Los Ángeles usted podrá ver recuerdos y huellas que dejó César Chávez por toda la región. Para aquellos que llegaron después de 1993 podría no resultar fácil conocer la historia que encierra la Avenida Cesar Chávez o escuelas, edificios, calles y parques que llevan su nombre en Los Ángeles y otras partes del país.

Pero, ¿quién fue en realidad César Chávez? ¿Usted lo sabe? ¿Tiene idea de porqué su cumpleaños, el 31 de marzo, se haya declarado feriado estatal en lugares de trabajo y escuelas? ¿Sabe por qué este próximo 5 de mayo la Marina de Estados Unidos y NAASCO lanzarán por primera vez al agua un buque llamado “USNS César Chávez” en San Diego, en cuyo evento se encontrará la viuda del líder, Helen Fabela Chávez, y otros miembros de la familia? Este artículo ofrece un vistazo de este gran líder que murió en 1993, a todavía una joven edad.

Mucho se ha escrito sobre César Chávez, sin embargo para un alto porcentaje de jóvenes es aún un desconocido. Si nosotros brevemente examinamos las circunstancias que pusieron fin a su vida a los 66 años de edad, un 23 de abril de 1993, entenderemos que el ayuno, una medida pacífica de protesta, es uno de los sacrificios que realizó este apóstol de la no violencia, el cual el cardenal Rogelio Mahony catalogó como un “profeta de su gente”. Esta medida la realizó con bastante frecuencia durante su vida organizando a los trabajadores del campo, mientras inspiraba y defendía a la gente pobre e inmigrantes de todas las razas en incontables ciudades de Estados Unidos. Chávez practicó ayunos públicos en 1968 (Ayuno por la No Violencia), 1972 (Ayuno por la Justicia, donde nació “Sí se puede”) y en 1988 (Ayuno por la Vida).

Se ha especulado que estos largos ayunos de solo agua se hicieron sentir en el cuerpo de Chávez y contribuyeron a su muerte prematura. Como vegetariano que hacía ejercicio y practicaba Yoga regularmente, él debería haber vivido mucho más, especialmente porque su padre Librado Chávez vivió hasta los 101 años y su madre Juana Estrada Chávez hasta los 99. Según los resultados de la autopsia, el doctor Fidel Huerta reportó que “el señor Chávez murió de un edema pulmonar, cuyos síntomas son como ahogarse. Algunos fluidos llenaron sus pulmones e inundaron la válvula del corazón, deteniendo su funcionamiento”.

Este traumático evento terminó con la vida de uno de los héroes más grandes de la no violencia que caminó sobre la Tierra. Coincidentemente el libro que estaba leyendo en sus últimos momentos quedó en una página de águilas nativo americanas coloridas y variadas; el águila es también el símbolo del movimiento sindical que él fundó y dirigió.

Chávez representó muchas cosas para diferentes grupos de gente y su familia. Para algunos él fue un símbolo de no violencia y un hombre que logró influenciar y otorgar beneficios económicos a los trabajadores del campo. Otros lo consideraban un líder de los derechos laborales y civiles. Para otros fue un líder sin miedo que dirigió a latinos, a campesinos y a otros trabajadores pobres para sacarlos de una vida de temores e introducirlos en un territorio de oportunidades. Para los miembros de su familia él simplemente era “papá” y “Tata César”, un hombre al que amaban, disfrutaban y valoraban.

Como ser humano era un hombre humilde, con solamente ocho años de educación formal; un autodidacta que leía cientos de libros de muchos temas y seguía las lecciones espirituales que le había dado su madre, y la ética de trabajo que aprendió de su padre, además de las lecciones que encontró en los libros de San Francisco de Asís, Mahatma Gandhi y el doctor Martin Luther King Jr. Su pasión por la espiritualidad fue la fuerza conductora a través de su vida. Así como su madre, durante su vida él también hizo “mandas” por razones espirituales y personales. Encontró su llamado como organizador cuando servía en una parroquia como ayudante del padre Donald McDonnell de la Iglesia Nuestra Señora de Guadalupe en el Este de San José. Su catolicismo y espiritualidad lo acompañaban en su trabajo diario y con el movimiento de los campesinos.

La pancarta de la Virgen de Guadalupe siempre estuvo al frente de sus marchas, en los peregrinajes y manifestaciones. Su devoción católica y liderazgo espiritual atrajo a muchos seguidores a su movimiento, incluyendo a un gran número de sacerdotes, monjas, rabinos, ministros y líderes de otras iglesias y grupos religiosos. Fue solicitado como orador en colegios y universidades en cada ciudad de Estados Unidos, así como en Canadá y otros países. Su estilo sincero de hablar cuando contaba su historia con convicción, era tan poderoso y gentil que atraía a profesionales talentosos y estudiantes a dejar sus trabajos e involucrarse con él y los trabajadores campesinos.

Los cientos de voluntarios que se unieron al movimiento de tiempo completo, eran hombres y mujeres que provenían de todas las filas espirituales y religiosas y de todos los estilos de vida. Ellos laboraron como él lo hizo, sólo por 5 dólares semanales y casa y comida.

En 1974 uno de los Obispos Católicos principales de América, el Obispo (Donohoe) de Fresno, California, coordinó para que César y su esposa Helen visitaran y tuvieran una audiencia privada con el Papa Pablo VI en Roma.

En una especial muestra de apoyo a las cuestiones laborales, iglesias, líderes de todo el país y alrededor del mundo fueron pieza clave para el movimiento de trabajadores agrícolas y para el propio César.

En ese momento el Papa y Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Benelli, emitieron declaraciones alabando a César y el poder de su trabajo no violento y la forma en que personificó al “Católico por la paz” y al movimiento de Justicia.

En cada ciudad de Estados Unidos y de otras alrededor del mundo, a Chávez lo apoyaron Obispos, sacerdotes y monjas que se pusieron de su lado en los exitosos boicots contra el consumo de uvas, lechuga, vino Gallo, banana Chiquita, jugos Minute Maid Orange, y otros productos. Representantes de grupos interreligiosos eran parte de los grupos de apoyo de los campesinos, quienes iban a las tiendas en representación del movimiento de Chávez para demandar y convencer a los negociantes a apoyar estos boicots, negándose a vender los productos señalados. Junto a los sindicatos laborales, líderes afroamericanos y latinos, funcionarios electos, estudiantes, y gente de la iglesia de todas las tendencias fueron la base de apoyo a los esfuerzos liderados por Chávez.

César Chávez fue uno de esos singulares individuos con un asombroso entendimiento de todo tipo de fe, religiones orientales y occidentales, y una asombrosa habilidad de comunicar efectivamente el poder de la no violencia. Esto lo convirtió en invitado favorito para hablar en iglesias católicas, templos judíos y sinagogas, y el Concilio Nacional e Internacional de Iglesias. Él fue también especialmente bienvenido y apreciado en las Iglesias Bautistas de afroamericanos.

Las redes católicas y de protestantes y judíos fueron una de las armas de comunicación más poderosas y eficaces que Chávez y los partidarios del movimiento utilizaron para difundir el mensaje de su causa y la importancia de los boicots. Todo esto se realizó junto con la AFL-CIO y el movimiento obrero de todo el mundo, el apoyo colectivo de líderes de la iglesia y líderes espirituales, voluntarios, donaciones financieras, foros y vehículos para la difusión del espíritu de Chávez de “Sí se puede” y el respeto de los derechos y la dignidad de los trabajadores del campo y todos los trabajadores.

César y Helen Chávez criaron a sus hijos en la tradición católica y él orgullosamente se proclamó como alguien que siguió la palabra de Dios y el mensaje de su Iglesia por todas partes donde iba y en todo lo que hacía por los más vulnerables de esta sociedad.

Su devoción personal por el Señor también fue demostrada por el hecho de que César era un cursillista, un Guadalupano y alguien que siguió las enseñanzas de San Francisco de Asís. Si hoy día él pudiera enviar un mensaje a sus hijos, simpatizantes y seguidores, probablemente les diría: “Trata a los demás con amor, dignidad y respeto, y deja que tu humanidad y humildad hablen por ti. Lo más difícil de aprender es cómo ser una buena persona”. VN

Share