CARTA DEL PAPA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COREA

Al recibir en audiencia a Roh Moo-hyun

Publicamos la carta que entregó Benedicto XVI este jueves al presidente de la República de Corea, Roh Moo-hyun, al recibirle en audiencia en el Vaticano.

* * *

A Su Excelencia el señor Roh Moo-hyun

Presidente de la República de Corea

Con gusto le doy la bienvenida en el Vaticano y le doy las gracias por su visita, que ayuda a fortalecer las buenas relaciones que ya existen entre su país y la Santa Sede. Su presencia es también un signo claro de su estima por la Iglesia católica. Le pido que transmita mi afectuoso saludo al pueblo de Corea, y que le garantice mis oraciones por la paz y la estabilidad de la península corana y de la región.

Durante más de cincuenta años, el pueblo coreano ha sufrido las consecuencias de la división. Las familias han quedado separadas, los parientes cercanos alejados los unos de los otros. Por favor, dígales que me siento espiritualmente cerca de ellos en su sufrimiento. Con compasión, rezo por una rápida solución del problema que impide a tantas personas comunicarse entre sí.

Desgraciadamente el mundo moderno está marcado por amenazas crecientes contra la dignidad de la vida humana. Por eso, quiero expresar mi reconocimiento a todos aquellos que, en su país, trabajan para mantener y defender el carácter sagrado de la vida, el matrimonio y la familia, ámbitos en los que la Iglesia católica en Corea es particularmente activa.

El riesgo de la carrera de armamentos nucleares es un ulterior motivo de preocupación, compartida plenamente por la Santa Sede. Aliento a todas las partes interesadas a esforzarse para resolver las tensiones actuales con medios pacíficos y a abstenerse de cualquier gesto o iniciativa que pueda poner en peligro las negociaciones, asegurando que se garantice a la parte más vulnerable de la población norcoreana el acceso a la ayuda humanitaria.

Señor presidente, su país ha experimentado un extraordinario crecimiento económico en los últimos años, por ello doy gracias a Dios. Al mismo tiempo, soy consciente de que no todos los ciudadanos tienen todavía la posibilidad de beneficiarse plenamente de esta prosperidad. Por este motivo, invito a su gobierno a aunar sus esfuerzos con todos aquellos que trabajan por la promoción del bien común y de la justicia social.

Mientras tanto, pido a san Andrew Kim Taegon y a los mártires coreanos que protejan a los ciudadanos de vuestra querida nación, y le aseguro mis oraciones y mejores deseos para todo el pueblo de Corea.

Vaticano, 15 de febrero de 2007

BENEDICTUS PP. XVI

[Traducción del original ingles realizada por Zenit

© Copyright 2007 – Libreria Editrice Vaticana]

VN

Share