BENEDICTO XVI PROPONE LA REFORMA DE LA ONU
En su encíclica "Caritas in veritate"
La propuesta de reforma de la Organización de las Naciones Unidas, presentada por Benedicto XVI en la “Caritas in veritate”, se convirtió en una de las preguntas que los periodistas presentaron en la rueda de presentación de la encíclica este martes en la Sala de Prensa del Vaticano.
En el numeral 67 el Papa enmarca esta propuesta como parte de una reforma general de la arquitectura económica y financiera internacional.
El Papa asegura que esta medida es necesaria “para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramient o y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios”.
Al ser interrogado por los periodistas, el cardenal Renato R. Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, respaldó las palabras del pontífice asegurando que “ahora las Naciones Unidas congregan a 191 países y cuando la institución fue constituida no contenía ni siquiera a la mitad”.
“Esta organización debería tener esta autoridad política, eficiente para responder a las exigencias del mundo y esto lo decía ya Juan XXIII en ‘Pacem in terris’ y Benedicto lo repite”, explicó el purpurado.
Benedicto XVI, en la encíclica presentada hoy, defiende esta reforma, entre otras cosas, en virtud del principio de la injerencia humanitaria, así como para dar voz a los países pobres.
“Se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger y dar también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres”.
Por ello, asegura el pontífice, “urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial”. Esta Autoridad, aclara, “deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común, comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral inspirado en los valores de la caridad en la verdad”.
Dicha Autoridad, además, “deber&a acute; estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos”, añade.
Según el Papa, esta Autoridad “debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes, así como las medidas de coordinación adoptadas en los diferentes foros internacionales”.
Pues, según aclara, “cuando esto falta, el derecho internacional, no obstante los grandes progresos alcanzados en los diversos campos, correría el riesgo de estar condicionado por los equilibrios de poder entre los más fuertes”.
“El desarrollo integral de los pueblos y la colaboración internacional exigen el establecimiento de un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización, que se lleve a cabo finalmente un orden social conforme al orden m oral, así como esa relación entre esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en el Estatuto de las Naciones Unidas”, concluye. VN
Con información de Carmen Elena Villa
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