TODOS LOS MUNDOS CONDUCEN AL SEÑOR POR CAMINOS DISTINTOS

El padre Draugialis vivió bajo el comunismo, en el Tercer Mundo, y ahora en el capitalismo, con dificultades diferentes, pero con las mismas ansias

El padre Joseph Draugialis, de origen lituano, nació en Polonia en el seno de una familia católica. Tiene dos hermanas que aún viven en su país. En su familia inmediata nadie se dedicó a la vida religiosa, aunque cuenta que muchos años antes de ordenarse hubo algunos religiosos en su familia, pero fueron asesinados por los comunistas en la Unión Soviética.

Como en muchos países comunistas de su tiempo, cuando Joseph tuvo que ingresar a la escuela no pudo hacerlo a una católica debido a la prohibición de éstas y también a la situación económica de su familia, cuyo padre se dedicaba a las labores del campo. Por ello Joseph no tuvo más remedio que acudir a la escuela pública. En aquellos tiempos, recuerda el padre Joseph, los católicos, la Iglesia y la fe estaban proscritos, si no perseguidos, pero los católicos fueron fieles a su fe y Polonia siguió siendo, aun en esas difíciles circunstancias, una nación católica, como demostraría años después cuando un polaco, Karol Jozef Wojtyla, se sentó en la Silla de San Pedro con el nombre de Juan Pablo II.

Hoy día, el padre Draugialis ya está retirado, pero sigue realizando su trabajo al servicio del Señor. Después de vivir el comunismo, la ocupación de su nativa Polonia por los nazis alemanes y la pobreza en Sudamérica, hoy vive en Los Nietos, donde sirve a la comunidad latina y hace realidad el significado de su apellido lituano: “amiguito” de todos.

VOCACIÓN

El primer interés de Joseph fue ser militar, pero el fuerte comunismo gobernante en su país le hizo descartar esa opción. El cambio fue positivo porque, después de terminar el bachillerato en otra ciudad, decidió entrar en la Congregación Salesiana a los 20 años de edad.

“Mi familia aceptó mi decisión. Yo era del campo. Mi padre, como yo era el único hijo varón, quería que me quedara trabajando, pero me dijo: ‘Si tú crees que ése es tu camino, pues tómalo’. Empecé el noviciado en el convento salesiano. Los religiosos me aceptaron muy bien”, dice a VIDA NUEVA.

Tras un año de noviciado y tres de filosofía pasó cuatro años trabajando en el campo de la educación, siguiendo la misión principal de la congregación fundada por San Juan Bosco: “Me tocó trabajar en el mismo seminario y después en una casa de jóvenes difíciles. Cuando los muchachos regresaban de cinco o seis horas de escuela, teníamos que estar con ellos”.

Tras completar cinco años de teología, Joseph se ordenó el 9 de junio de 1963, a los 30 años de edad.

VOCACIÓN MISIONERA

Tras la ordenación, el padre Joseph tenía planeado viajar a Sudamérica, a Sao Paulo, Brasil, para empezar su misión como salesiano. Para ello solicitó su pasaporte al gobierno polaco, pero no obtuvo respuesta porque en aquel momento no se emitían pasaportes. Ante la demora, se inscribió en la universidad católica de Lublin para estudiar derecho canónico

“Esos estudios no duraron más que un año porque finalmente me dieron el pasaporte para salir, para trabajar en las colonias polacas en Sao Paulo, pero nunca pude ir allí porque, como tardó tanto mi pasaporte, ya había ido otro sacerdote de África que hablaba portugués. Entonces los superiores de Roma me asignaron Bolivia”, relata.

Llegó al país sudamericano, a Santa Cruz, en 1966. Al no saber nada de español tomó clases intensivas para entenderse con la comunidad, misma que le enseñó el idioma practicándolo en el trabajo.

“Me mandaron a iniciar una parroquia y un colegio en Santa Cruz, la parroquia de María Auxiliadora. Comenzamos clases con 37 alumnos de primaria. Luego más tarde a mí se me encargó instalar talleres de artes y oficios, mecánica, carpintería, electricidad con ayuda de los alemanes, que enviaron maquinaria y ayudaron a levantar algunos edificios, incluso enviaron cuatro maestros. A mí me tocó ser director de los talleres. Fue un trabajo interesante que duró seis años. Comencé con 37 alumnos, ahora tienen 2,700 en tres turnos. El estado pone maestros y la congregación pone locales”.

Al final del Concilio Vaticano II, que trajo consigo muchos cambios en la Iglesia Católica, hubo una apertura y la Congregación de los Salesianos decidió dedicarse también a la pastoral, no sólo a la educación. Esto implicaría un cambio en las actividades que el padre Joseph cumplía en Santa Cruz.

“Me fui al área rural, me fui a unos ranchos cercanos donde trabajé por 18 años, en el mismo Santa Cruz. Atendía a cuatro parroquias a la vez y tenía como 16 capillas. Todo eso no tenía pastores, no había sacerdotes, entonces al menos hacía la presencia”.

“Yo creo que mi labor fue positiva, muy interesante, pues tenía contacto con unas 12 mil personas. Terminé enfermándome del corazón. Quizá por mucho estrés. Yo pasé de niño la Segunda Guerra Mundial, la invasión de los alemanes, 22 años de comunismo. En Bolivia pasé 24 años de pobreza”.

“Estaba por trasladarme a Alemania porque no tenía ni dinero ni seguro para mi salud, pero entretanto tuve contacto con un amigo de Illinois y me mandó algunas direcciones de Estados Unidos y me dijo que ocupaban gente de habla hispana. Entonces escribí cartas y recibí la invitación de Los Ángeles. Vine aquí en noviembre de 1989”.

La primera carta de respuesta llegada de Los Ángeles lo invitó a la parroquia de San Juan Crisóstomo, cerca del aeropuerto internacional, donde fue pastor asociado con Monseñor Montoya. Ésta es una parroquia hispana que pasó por una transformación: primero fue americana, luego de los afroamericanos y después llegó mucha gente latina. La mayoría era ya entonces latina.

“La verdad que al comienzo me sentí como asustado, además que estaba ya con problemas del corazón, pero gracias a Dios se superó todo. En junio de 1990 fui operado del corazón y desde ahí no tengo problema alguno”.

Su siguiente misión en Los Ángeles fue en la Parroquia de la Virgen del Perpetuo Socorro, donde ya lleva 19 años y cumple una misión más o menos parecida a la anterior. “Tengo solamente cuatro misas los domingos y a veces más. Celebro las misas en español, porque no hablo inglés. Pedir agua y pan sí puedo. Aquí somos dos sacerdotes. Esa parroquia es en un 80% hispana. Aunque los que van a la misa en inglés son también latinos.

VIDA SATISFACTORIA

“Yo trabajé en Bolivia, con el desarrollo, ayudando a resolver problemas de arquitectura. Por la educación que recibí cuando trabajé en el campo, en el área rural, rápido fui aprendiendo las técnicas y estudiando sobre los cultivos, como la yuca, el maní. Trabajé para el estado también para la educación en Bolivia, como maestro de agricultura. Hasta ahora no me he aburrido. En junio cumplo 50 años de sacerdocio, ya no creo que vaya a aburrirme. Y voy a cumplir 80 de edad y 20 años en Los Nietos.

Pasé por tres mundos: comunista, Tercer Mundo y ahora capitalismo. Cada uno con problemas muy diferentes, pero la persona tiene las mismas ansias y dificultades sea donde sea”.

PREGUNTITAS

COMIDA -¿QUÉ LE GUSTA?:

“Le voy a decir cuál plato me gusta: Me gusta el plato lleno. De lo que sea. De niño viví la miseria de la Segunda Guerra Mundial, de joven viví la escasez del comunismo. En Bolivia no me faltaba comida así que no tuve ninguna preferencia, ni ahora”.

¿COCINA?

“En Bolivia tuve que cocinarme; ahora ya que en esta parroquia no tenemos cocinera yo me preparo mis comidas. Lo que sea, pero no puedo llenar el plato porque estoy cocinando y vaciando”.

DEPORTES:

“Trabajé mucho físicamente mientras pude, pero siempre como salesiano trabajando con la juventud, claro que me gustaba el deporte. En Bolivia pertenecí a la Asociación de Fútbol no profesional, con equipos de tercera, de ascenso y juvenil. Fui vicepresidente de fútbol amateur en Santa Cruz”.

DÍAS LIBRES:

“Tengo lunes y martes ya por viejo. Descanso; yo no manejo por las medicinas, entonces estoy aquí. Hago mis quehaceres, limpio un poco la cocina”.

LEER:

“No puedo leer porque mis ojos no me ayudan. Antes de joven leía mucho, pero ya no. En Bolivia manejé por 20 años, hasta motocicletas. Con el polvo se afectaron los ojos. Se cansa mucho la vista”.

MENSAJE PARA LOS JÓVENES:

“Sea lo que sea que les toque vivir deben tener en cuenta que la vida de uno es una vida de servicio. Si miramos al sacerdote, al médico, al policía, al maestro, son servicios. Uno, cuando sirve, siente que su labor o trabajo es aceptado y útil. De ahí viene la alegría”.

“Yo he tenido una vida satisfecha, no siempre alegre porque a veces uno tiene que vivir entre tanta pobreza, había más preocupaciones que alegrías, pero finalmente por defender una vida, por ayudar a los muchachos a superarse de limpiabotas a mecánicos, torneros, soldadores, pues ésas fueron alegrías que han cambiado las vidas”.

PADRE JOSEPH DRAUGIALIS

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
8545 S. Norwalk Blvd.
Los Nietos, CA. 90606
(562) 692-3758

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