LOS ANALGÉSICOS SON UNA PUERTA DE ENTRADA A LA ADICCIÓN A LA HEROÍNA

Washington, 11 feb.- Cuatro de cada cinco heroinómanos tomó previamente analgésicos, por lo que las autoridades sanitarias consideran que las pastillas recetadas para tratar el dolor se han convertido en una puerta de entrada a la adicción a la heroína.

Así lo destacaron el director de la Oficina de Política Nacional para el Control de Drogas, Gil Kerlikowske, y el subdirector del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas, Wilson Compton, en una conferencia telefónica.

“El consumo de heroína es aún raro, pero está creciendo rápido”, aseguró Kerlikowske, quien coincidió con Compton en señalar que, a pesar de este aumento, la mayoría de las muertes por sobredosis continúa debiéndose a los analgésicos.

La heroína, afirmó Compton, es más barata, por lo que muchos adictos a los analgésicos, unos fármacos que requieren prescripción médica, acaban recurriendo a esta droga para ahorrar dinero.

Pese a la alarma que pueden suscitar casos recientes como el del fallecimiento del actor Philip Seymour Hoffman, causada por una sobredosis de heroína, casi la mitad de las muertes por sobredosis están provocados por un consumo excesivo de analgésicos.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), los analgésicos son responsables de la muerte de 16.651 personas de las más de 38.300 que fallecieron por sobredosis en 2010, el último año del que se disponen datos.

A la heroína, en cambio, se le atribuyen 3.038 de estas defunciones, aproximadamente un 8%, aunque la mortalidad causada por esta droga aumentó un 45% entre 2006 y 2010, un incremento que contrasta con la caída del 44% en las muertes por heroína en el mismo periodo.

Las sobredosis por analgésicos también aumentaron un 21% entre 2006 y 2010, según el CDC.

En todo caso, para Kerlikowske, las sobredosis, que provocan una media de más de 100 muertes al día, son “una emergencia nacional”, más letal, incidió, que los accidentes de tráfico o las armas de fuego.

Según explicó Compton, tanto los analgésicos como la heroína son opioides (derivados del opio) y tienen efectos similares: por una parte alivian el dolor, pero por otra provocan placer, lo que hace que muchas personas acaben convirtiéndose en adictas.

La ralentización de la respiración y la actividad cardíaca son otras consecuencias de su consumo, que si es excesivo puede llegar a provocar el coma o la muerte, añadió Compton.

En este sentido, las autoridades sanitarias están entrenando a los servicios de emergencia y a la policía en el uso de la naloxona, un medicamento bloqueador de los opioides, para que lo administren a las víctimas de sobredosis, detengan los efecto y salven sus vidas.

La naloxona restaura la respiración de una persona que está padeciendo sobredosis, aunque sólo funciona cuando se administra efectiva y rápidamente, para lo que hace falta estar en el lugar.

Kerlikowske destacó que gracias al empleo de este fármaco unos agentes de policía salvaron la vida de una persona que estaba sufriendo una sobredosis de heroína en Nueva York el mes pasado.

La formación a quienes atienden en primera instancia a las víctimas de una sobredosis en el uso de la naloxona, que con frecuencia son policías, para que la lleven siempre consigo y sepan usarla si fuera necesario, se ha convertido en una de las principales líneas de actuación de la administración Obama.

Asimismo, estados como California, Illinois o Nueva York, combinan este acceso a la naloxona con las leyes denominadas del “buen samaritano”, que garantizan inmunidad ante una posible proceso judicial a aquellos que busquen ayuda médica para quienes están experimentando una sobredosis.

“Lo más importante es salvar vidas”, afirmó Kerlikowske. VN

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