23 DE MAYO DE 2006

6º Semana de Pascua


Santoral

• San Juan Bautista Rossi

Lecturas de la liturgia

• Primera Lectura: Hechos 16, 22-34

“Cree en el Señor Jesús y te salvarás, tú y tu familia”

En aquellos días, la gente se puso en contra de Pablo y Silas, y las autoridades ordenaron que les quitaran sus ropas y los azotaran con varas. Después de azotarlos severamente, los metieron en la cárcel y encargaron al carcelero que los custodiara con atención. El carcelero, siguiendo a la letra la orden, los metió en la celda más segura y les sujetó los pies al suelo con cadenas.

A medianoche, Pablo y Silas oraban entonando himnos a Dios, mientras que los otros presos los escuchaban. De repente, se produjo un gran terremoto que sacudió los cimientos de la cárcel y se abrieron todas las puertas y a todos los presos se les soltaron las cadenas. Al despertarse el carcelero y ver abiertas las puertas de la cárcel, sacó el puñal con intención de suicidarse, pensando que los presos se habrían escapado. Pero Pablo le gritó:

«¡No te hagas daño; todos estamos aquí!»

El carcelero pidió una antorcha, entró en la celda y tembloroso se arrojó a los pies de Pablo y Silas. Después los sacó fuera y dijo:

«¿Señores, qué debo hacer para salvarme?»

Ellos le contestaron:

«Si crees en el Señor Jesús, te salvarás tú y tu familia».

Luego le explicaron a él y a todos los suyos el mensaje del Señor. En aquella misma hora de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas y luego recibió el bautismo con todos los suyos. Después los llevó a su casa, preparó un banquete y celebró con toda su familia la alegría de haber creído en Dios.

• Salmo Responsorial: 137

“Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.”

Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de dioses extranjeros, postrado hacia tu santo templo.

Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.

Doy gracias a tu nombre por tu amor y tu fidelidad, pues tu promesa ha superado a tu fama. Cuando te invoqué, me escuchaste y fortaleciste mi ánimo.

Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.

Me pones a salvo con tu fuerza protectora. El Señor completará lo que hace por mí: Señor, tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos.

Cuando te invoqué, Señor, me escuchaste.

• Evangelio: Juan 16, 5-11

“Si no me voy, no vendrá a ustedes el Consolador”

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:

«Ahora regreso al que me envió y ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?” Eso sí, al anunciarles estas cosas, la tristeza se ha apoderado de ustedes. Y sin embargo, les digo la verdad: les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Espíritu consolador no vendrá a ustedes; pero, si me voy, lo enviaré.

Cuando él venga, pondrá de manifiesto el error del mundo en relación con el pecado, con la justicia y con la condena. Con el pecado, porque no creen en mí; con la justicia, porque me voy al Padre y ya no me verán; con la condena, porque el que tiraniza a este mundo ha sido condenado». VN

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