COMIENZAN LAS CLASES

COMIENZAN LAS CLASES

 

…pero el hogar sigue siendo la principal escuela

Por ALICIA MORANDI

Fotografías de VICTOR ALEMÁN

Muchos padres creen que la escuela es el lugar para que los hijos aprendan buenos modales, a tener disciplina, ser ordenados, a tratar con respeto a los demás y corregir cualquiera de sus problemas de conducta. Sin embargo la realidad es que la educación inicia en el hogar y los padres son los maestros.

Para educar a los hijos con eficacia, y así prepararlos para funcionar mejor en la escuela y en la vida, la psicóloga Pilar Sordo, investigadora, escritora y popular conferencista, en una de sus presentaciones públicas menciona cinco conductas a considerar: ternura, firmeza, fuerza de voluntad, paciencia y sentido del humor. En menor incidencia, pero también importante, es la capacidad para jugar con los hijos y crear espacios de conversación que generen acercamiento, sin tecnología de por medio.

Cinco para educar bien

De acuerdo con la psicóloga Sordo, estos comportamientos de los padres pueden marcar una diferencia significativa en la educación de los hijos desde el hogar.

Manifestarles ternura, que tiene que ver con ser amigos y cómplices de los hijos. “El amor profundo que les tenemos provoca esta sensación que nos hace mimarlos, besarlos, y esto es algo que no debemos cansarnos de hacer aunque sean adolescentes y adultos”.

Otro aspecto a considerar en su educación es tener firmeza, que “no tiene nada que ver con ser autoritario, sino con ser claro cuando con toda tranquilidad se les ordena hacer algo, y se ejecuta. Si los padres hacen todo por los niños, les impiden aprender que cada acto tiene consecuencias. A los 5 años, por ejemplo, tienen que saber hacer su cama, poner la mesa, guardar su ropa, ordenar su mochila… porque si no lo aprenden de pequeños, difícilmente podrán hacerlo cuando sean más grandes. Pero para esto se necesita un adulto que esté a cargo de ese aprendizaje”, afirma la psicóloga. “Es importante que esa firmeza sea consistente, para que los niños no aprendan a manipular. Con los más grandes uno puede conversar, pero en algunos casos hay que mantener los ‘no’ a favor de su protección o de los valores que esa familia considera importantes. Hay que buscar canales de conversación”. Y recomienda tratar los temas difíciles afuera de la casa, en un ambiente relajado.

Asimismo, la fuerza de voluntad, que según Sordo “es la capacidad de mantener esos ‘no’”, es importante para educar a los hijos. Y hay que conservarla aunque haya llanto o manipulación.

“La fuerza de voluntad es clave para mantener las reglas en forma clara y ordenada. No pierda la capacidad de poner límites y hacerles ver que hay que esforzarse para obtener las cosas. A medida que los hijos crecen se conversan las cosas para llegar a acuerdos que de alguna manera favorezcan el crecimiento”.

Por su parte, el sentido del humor es clave no sólo para educar a los hijos, sino también para la vida, asegura Sordo. “Con los hijos tenemos que reírnos mucho para no ver todo tan grave y poder con ese sentido del humor mantener la firmeza y fuerza de voluntad”.

Finalmente la paciencia. “Creo que es la virtud que hay que desarrollar en la vida. Es ir de a poco; repetir instrucciones con claridad; trabajar en la formación de hábitos, sobre todo cuando los hijos son más chicos. Cuando está enseñando un hábito, no puede ser flexible. Formar hábitos requiere cierta disciplina de reglas y no aflojar. No puede decirle por ejemplo: ‘No importa que hoy no te laves los dientes antes de ir a la escuela’. No puede hacer excepciones. La paciencia configura esa fuerza de voluntad y firmeza para darnos tiempo para la ternura. Cuando los padres no son claros pierden mucho tiempo dando órdenes y les queda poco tiempo para dar ternura, cariño, y siempre parecen como enojados”.

La psicóloga Sordo enfatiza que trate de aplicar estos cinco conceptos, y que tenga presente que los hijos primero se educan por lo que ven, segundo por lo escuchan del mundo y tercero por lo que los padres les dicen.

A comer se aprende en casa

En el hogar los menores no sólo aprenden comportamientos que les servirán en la escuela, también aprenden a crear buenos hábitos a la hora de comer. Y la alimentación es muy importante durante la edad escolar porque es cuando el físico y la capacidad mental tienen un crecimiento continuo.

El nutricionista Edgar Miranda, con práctica en el Condado de Orange, asegura que es en el hogar donde los menores incorporan los hábitos alimenticios, y en la escuela los refuerzan.

“Aunque estén yendo a clases, los padres deben tratar de que sus hijos consuman cinco comidas al día. La más importante: el desayuno”, dice el especialista.

Ya entran a una edad donde incluyen todo tipo de alimentos, pero diariamente no deben faltar frutas, verduras, mucha fibra como cereales integrales y avena, y leche y sus derivados como queso y yogurt bajos en grasa. Miranda recomienda dar porciones pequeñas de alimentos (el tamaño de la palma de la mano de quien los consume), ya que una de las principales razones del sobrepeso y diabetes a temprana edad es comer en grandes cantidades.

“Limíteles el consumo de azúcar, golosinas y bebidas azucaradas porque engordan, dañan los dientes y producen hiperactividad. El agua es lo mejor. Y las aguas frescas como la de jamaica, tamarindo o coco pueden ser una buena opción”, dice.

Asimismo, el nutricionista aconseja que durante la edad escolar no obligue a sus hijos a terminar el plato si se sienten “llenos”. Esto provoca una dañina relación con la comida que puede tener consecuencias a futuro como la glotonería.

“Si ofrecemos más, la tendencia es que coman más”, dice el nutricionista, y agrega que hay que enseñarles a masticar despacio y sin distracciones como la televisión. “En horario escolar quizás no puedan hacerlo como es debido, pero en casa no hay excusas. Masticar bien permite que al cerebro le llegue la señal de que están saciados”.

Estudios indican que cuantas más comidas compartan con su familia durante la edad escolar, más probabilidades tienen de aprender buenos hábitos alimenticios que les acompañarán toda la vida. Igualmente es recomendable darles alguna responsabilidad en relación a la comida, como por ejemplo poner o quitar la mesa. Esto les enseña a compartir responsabilidades… algo que también les resultará muy provechoso en la escuela. VN

¿Qué ofrecen las Escuelas Católicas que otras no?

Cada sistema educativo tiene sus propios principios y filosofía de enseñar y desarrollar el potencial de un estudiante. De acuerdo con un informe de “People’s Alliance for Continuing Education”, un recurso informativo sobre educación, las Escuelas Católicas ofrecen ventajas en comparación con otros sistemas de enseñanza. Se basan en la fe católica y valores éticos en todas las materias, y al mismo tiempo cubren todos los requisitos académicos exigiendo un alto nivel.

En un comunicado publicado en el sitio oficial de la Arquidiócesis de Los Ángeles, el doctor Kevin Baxter, Director y Superintendente de Escuelas Católicas, dice que el plan de estudios está diseñado para cumplir y superar los requisitos de ingreso a los colegios y universidades estatales y privadas. “Nuestros estudiantes consistentemente reciben mayor puntuación en cada medición objetiva de aptitud y logro. Nos preocupamos por formar el carácter, que es a menudo una ventaja competitiva”.

La Arquidiócesis de Los Ángeles abrió sus primeras escuelas en la década de 1850. Y actualmente más de 250 Escuelas Católicas sirven en el Condado de Los Ángeles, Santa Bárbara y Ventura.

“Nuestras escuelas se enorgullecen de dar la bienvenida a estudiantes con diferente realidad financiera y diversos orígenes y ayudarles a encontrar su lugar en la universidad, carrera, familia y en una vida de servicio a su comunidad. Nuestra fe en Jesucristo lo hace posible – porque nuestra fe es católica, y católica significa ‘universal, incluyente y acogedora’. Equipamos a nuestros estudiantes a vivir siguiendo los pasos de los apóstoles y santos, y llevando el mensaje redentor del Evangelio por el mundo – en todas las profesiones, en cada casa, vecindario y en todas las clases sociales”, puntualiza Baxter.

La educación católica pone mucho énfasis en el servicio, y por eso ofrece programas que van desde el jardín de infantes hasta el doceavo grado. Incluso algunas escuelas tienen programas de servicio que pueden alcanzar niveles de posgrado.

Una de las creencias fundamentales de la educación católica es que todas las personas son iguales, y no es la raza ni el estado financiero lo que define el valor de cada uno, sino las palabras y las acciones. Esta creencia se refleja en el entorno escolar, menciona Baxter. Esta es una de las razones por las cuales, según las encuestas, los estudiantes de minorías étnicas obtienen mejores resultados en una escuela católica en comparación con una pública.

Muchos de los estudiantes reciben ayuda para pagar la matrícula. Existen varios programas ofrecidos a través de la Arquidiócesis y de las Escuelas Católicas locales. El primer paso es hacer una cita con el director de la escuela para hablar sobre su situación y opciones.

Algunas Secundarias Católicas ofrecen becas basadas en logros académicos, así que es importante ponerse en contacto con las que está interesado en asistir.

A través de la Fundación de Educación Católica, más de $ 8 millones por año han estado disponibles para estudiantes que asisten a parroquias y escuelas arquidiocesanas.

La asistencia se brinda  en base a la necesidad económica, carta de recomendación del director de la escuela, recomendación de su pastor, y disponibilidad de fondos a través de la Fundación de Educación Católica, individuos y otras fundaciones.

Hoy en día, el 98% de los estudiantes que reciben asistencia financiera se gradúan de la escuela secundaria en cuatro años, y el 98% es aceptado en colegios y universidades. VN

De interés

Más información de asistencia financiera para asistir a una Escuela Católica,  inscripciones y  plazos, viste la página web: www.cefdn.org

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