SÓLO TIENEN UN MAESTRO

SÓLO TIENEN UN MAESTRO

Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ

Arzobispo de Los Ángeles

1 de febrero de 2019

(El siguiente texto fue adaptado a partir de la homilía que el Arzobispo Gómez tuvo el 28 de enero en la Academia Sn. Pío X-Sn. Matías, en Downey, durante la Semana de las Escuelas Católicas).

Hoy estamos celebrando la vida del gran sacerdote y maestro, Santo Tomás de Aquino.

Tomás de Aquino fue uno de los hombres más inteligentes de la historia del mundo. Es difícil llevar una cuenta de todos los libros que escribió. Y escribió sobre muchos temas: derecho, filosofía, Sagrada Escritura, teología e incluso ciencias naturales.

Fue también un hombre santo y profundamente dedicado a la oración. Él escribió hermosas oraciones e himnos que todavía seguimos usando en la Iglesia.

Hacia el final de su vida, Tomás de Aquino estaba arrodillado en oración y escuchó la voz de Jesucristo que le hablaba desde el crucifijo que estaba en la pared.

Jesús le dijo: “Has hablado bien de mí, Tomás. ¿Qué recompensa te gustaría?”.

Y Tomás de Aquino respondió: “Nada más que a ti, Señor”.

¿Qué dirían ustedes si Dios les preguntara qué es lo que quieren? Es una pregunta interesante. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos. ¿Qué estamos buscando realmente de la vida? ¿Nos estamos enfocando en las cosas correctas?

Ésa es la importancia de una educación católica. Y lo que es más importante, como nos dice Tomás de Aquino, es conocer a Jesús.

En el Evangelio, Jesús nos dice: “Ustedes tienen un solo maestro, y todos ustedes son hermanos y hermanas”.

Por supuesto, Jesús no está diciendo que ustedes no tienen que escuchar a sus maestros de la escuela. Lo que está diciendo es que tenemos que aprender de Él, y que no hay nada más importante que lo que Él nos enseña.

Todo lo de la vida se remonta a Jesús.

Como ustedes han aprendido, Jesús es la Segunda Persona de la Santísima Trinidad: el Hijo de Dios, la Palabra de Dios. Por esta Palabra, se creó todo el universo: todas las galaxias, todas las criaturas vivientes, todos los océanos y montañas. Es algo asombroso.

Pero lo que es más asombroso es que Jesús bajó a esta tierra para compartir nuestra vida humana. Él quiso saber lo que se sentía vivir en “nuestra piel”. Y fue como uno de nosotros en todas las cosas, excepto en una: Él no pecó.

Él fue tentado, así como lo somos nosotros; Él experimentó la debilidad, conoció el dolor y la tristeza, la frustración y el hambre. Y experimentó el amor, la alegría y la amistad. Por lo tanto, Jesús entiende todo lo que nos sucede a nosotros porque Él lo ha “vivido”.

Pero, ¿por qué? ¡Ésa es la pregunta!

Y la respuesta se resume en una sola palabra: el Amor. Jesús hizo todo esto por amor a ustedes y a mí. Cuando Él sufrió y murió en la cruz, estaba pensando en ustedes y en mí, y también en toda la demás gente de la historia del mundo.

La vida de ustedes es preciosa para Jesús, aun cuando nos salgan mal las cosas, aun cuando cometamos errores. Él ve quiénes somos, pero ve también quiénes hemos de ser.

Y Jesús está ahí para caminar con nosotros, para enseñarnos el único verdadero camino para encontrar la felicidad y la alegría en nuestras vidas, el único verdadero camino para llegar al cielo.

Tenemos que conocer a Jesús así como conocemos a nuestros amigos. Eso implica que hemos de leer los evangelios.

Los evangelios son como la página de Instagram de Jesús. Nos muestran pequeñas imágenes, pequeñas escenas de su vida. Escuchamos sus palabras, Él nos dice ahí qué es lo que está sintiendo, qué es lo que está haciendo. Tan sólo lean unos pocos versículos cada día. Les prometo que es Jesús quien les está hablando en las páginas de los Evangelios.

Necesitamos encontrarnos con Él, también en la Santa Misa, en la Eucaristía. Jesús los ama tanto que quiere convertirse en “alimento” para alimentarlos, para fortalecerlos. Él quiere llegar a formar parte de ustedes, ser como el latido de su corazón.

Esto es lo que Jesús quiere enseñarles. Esto es lo que sus maestros quieren enseñarles.

Jesús va con nosotros. Él nos ama tanto que nunca nos dejará solos. Estamos en su presencia todo el tiempo. Podemos hablar con Él, podemos quejarnos con Él. ¡Podemos compartir cada minuto de nuestra vida con Él!

Y quiere que vivamos con Él y que vivamos como Él. Jesús quiere que amemos como Él amó. Si ustedes viven por amor, si ponen amor en todo lo que hacen, encontrarán todo lo que buscan en la vida. Ésa es la promesa que Jesús les hace.

Eso es lo que descubrió Tomás de Aquino, así que pidámosle a Jesús la gracia de conocerlo, tal como lo conoció Tomás de Aquino.

Oren por mí, mis jóvenes hermanos y hermanas. Y yo estaré orando por ustedes y por sus familias.

Y pidámosle a nuestra Santísima Madre María que nos enseñe como enseñó a Jesús, para que podamos realmente saber lo que es importante para nuestras vidas. VN

 

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