‘LAUDATO SI’, ENCÍCLICA DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL CUIDADO DE NUESTRA CASA

Por Dr. JOSÉ A. MEDINA

Las acciones y las propuestas del Papa Francisco están ayudando a que la Iglesia recupere su credibilidad moral frente a una sociedad cada vez más secularizada y escéptica de los planteamientos morales de la religión. Su estilo de vida y los temas que propone para la reflexión y el diálogo escapan a toda previsión. Él siempre nos sorprende, y por supuesto ha impactado al mundo con su primera Encíclica “Laudato Si”. Políticos, científicos, teólogos, líderes religiosos de todas las confesiones religiosas y por supuesto los católicos de todo el mundo estamos admirados con este importante documento que está escrito no como Encíclica para teólogos, sino como una llamada de atención a la humanidad entera. Por eso las reacciones han venido de todos los ámbitos de la sociedad. Lo más llamativo es que no trata de las cosas del Cielo sino las de la Tierra, y su lenguaje no es el de un teólogo sino el de un periodista. Cualquier persona con educación básica puede entender perfectamente todo el documento. No es documento corto, pero sí es fácil de leer.

Es muy interesante que el presidente Obama y varios de los candidatos a la presidencia de este país ya lo incluyan en sus discursos. Pareciera que les urgía que se publicara para tomar una posición más fundamentada en torno a los temas ecológicos para estar a favor o en contra.

El documento empieza con una evocación del Santo inspirador de su papado, Francisco de Asís, y específicamente del poema y oración que es el Cántico de las Criaturas y termina con dos plegarias escritas de su mano, la Oración por nuestra Tierra y la Oración cristiana con la creación.

 El Papa Francisco cubre una amplia variedad de temas, incluyendo la economía y la política; él propone una ecología humana de armonía con la naturaleza. Y también defiende la vida, por primera vez en una Encíclica se define contra la destrucción de embriones y la interrupción del embarazo, con el matiz de que no es parte de una doctrina moral sobre la reproducción, sino de su visión franciscana de la naturaleza, que obliga a proteger a los más débiles, como son los pobres, los discapacitados y los embriones.

El Papa Francisco se dirige a todos, pero a los creyentes les dice que no se puede amar a Dios sin amar la naturaleza y a los más desfavorecidos. El Papa les conmina a practicar una espiritualidad ecológica, a convertirse a una vida de sobriedad y bajo consumo.

Esto es un cristianismo que contribuye a la justicia social, al cuidado del planeta, a las relaciones internacionales justas. Todos y cada uno podemos hacer algo y no podemos justificarnos con una piedad que pretende una relación con Dios sin un compromiso con los demás y con el cuidado de la creación.

El Papa hace denuncias muy importantes como la contaminación del planeta, especialmente de las petroleras; el autoritarismo de los grandes capitales sin una implicación ética, porque al final de cuentas todos las acciones y las políticas de las grandes potencias tienen una repercusión directa en el empobrecimiento de las grandes mayorías. No hay una economía justa sin unos criterios éticos.

Por favor busquen la Encíclica y léanla (www.vatican.va), les ayudará a planificar su propia economía y a cambiar sus propias prácticas de consumo y su relación con la creación. Posiblemente leer un apartado cada noche, en pareja o en familia puede ser una buena ocasión de diálogo y de mutua educación. Yo espero que en todas las parroquias encontrarán medios para motivar a todos los parroquianos (niños, jóvenes y adultos) a familiarizarse con esta Encíclica. Que Dios bendiga a nuestro Papa Francisco y que su pontificado dure muchos años. Amén.

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 Dr. José Antonio Medina

jmedina@sbdiocese.org

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