FORMANDO LA CONCIENCIA PARA SER CIUDADANOS FIELES

FORMANDO LA CONCIENCIA PARA SER CIUDADANOS FIELES

Reflexión de los obispos de Estados Unidos sobre la doctrina católica y la vida política 

Por DR. JOSÉ ANTONIO MEDINA

Los tiempos de campaña presidencial en este país son una buena oportunidad de reflexionar en nuestras responsabilidades como cristianos en los asuntos de la política, papa Francisco en su homilía del 9 de septiembre nos dijo que:

“Tantas veces hemos escuchado: que ‘un buen católico no se mezcla en política’, esto no es verdad. Un buen católico debe entrometerse en política, dando lo mejor de sí, para que el gobernante pueda gobernar”. Papa Francisco, homilía, 16 de Sept., 2013.

Los Obispos de Estados Unidos han acompañado la formación de la conciencia de los católicos en temas de responsabilidad política a través de un documento publicado desde el año 2007, que se actualiza cada pocos años, este documento se llama Ciudadanos Fieles.

Estamos publicando algunos pasajes de este documento que nos permitan conocer el Magisterio de la Iglesia de Estados Unidos y de esta manera formar nuestra conciencia.

“Este documento es para ser leído en actitud de oración y en su totalidad. Sería un grave error —y un error que se produce con lamentable frecuencia— utilizar únicamente partes seleccionadas de la doctrina de la Iglesia para promover intereses políticos partidistas o validar sesgos ideológicos.

Todos nosotros estamos llamados a ser siervos de la verdad íntegra en el amor auténtico, y es nuestra ferviente esperanza y oración que este documento brinde ayuda a todos aquellos que buscan seguir este llamado”.

“Tomemos todos muy en serio la urgencia de nuestra vocación de vivir al servicio de los demás a través de la gracia de Cristo y pedir humildemente en oración la efusión de la gracia del Espíritu Santo sobre los Estados Unidos de América”. (CF Nota Introductoria)

Primera parte

La primera parte hace una continua referencia Citando al papa Francisco recalca:

“Una auténtica fe —que nunca es cómoda e individualista— siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra.

Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades.

La tierra es nuestra casa común y todos somos hermanos.

Si bien “el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política”, la Iglesia “no puede ni debe quedarse al margen en la lucha por la justicia”. (Evangelii Gaudium, no. 183)

En esta lucha por la justicia, Dios nos da un don especial, la esperanza, que el Papa Benedicto describe en Caritas in Veritate diciendo que “irrumpe en nuestra vida como algo que no es debido, que trasciende toda ley de justicia” (no. 34).

Así que asumimos la tarea de servir al bien común con alegría y esperanza, confiados en que Dios, que “tanto amó al mundo, que le entregó a su Hijo único”, camina con nosotros y nos fortalece en el camino (Jn 3:16). Dios es amor, y él desea que ayudemos a construir una “civilización del amor”, una civilización en que todos los seres humanos tengan la libertad y la oportunidad de experimentar el amor de Dios y vivir ese amor haciendo un don gratuito de sí mismos unos a otros. (CF N. 1)

Nos recuerda que la formación de la conciencia tiene que responder a la situación local, en este caso los Estados Unidos de América y que los temas que hay que tener en cuenta son muy diversos, he aquí algunos de ellos:

Las realidades políticas de nuestra nación nos presentan oportunidades y retos.

Somos una nación fundada sobre “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”, aunque el derecho a la vida misma no está totalmente protegido, especialmente en lo que se refiere a los niños no nacidos, los enfermos terminales y los ancianos, quienes son los miembros más vulnerables de la familia estadounidense.

Estamos llamados a ser constructores de paz en una nación en guerra.

Somos un país comprometido a buscar “libertad y justicia para todos”, pero muy a menudo estamos divididos según diferencias de raza, etnia y desigualdad económica.

Somos una nación de inmigrantes, que lucha por resolver los retos que surgen de los muchos nuevos inmigrantes que hay entre nosotros.

Somos una sociedad construida sobre la fortaleza de nuestras familias, llamada a defender el matrimonio y ofrecer apoyo moral y económico a la vida familiar.

Somos una nación poderosa en un mundo violento, que afronta el terror e intenta construir un mundo más seguro, más justo y más pacífico.

Somos una sociedad rica donde demasiadas personas viven en la pobreza y carecen de cuidado médico y otras necesidades vitales.

Somos parte de una comunidad global encargados de ser buenos administradores del medio ambiente de la tierra, lo que el Papa Francisco llama “nuestra casa común”, que está siendo amenazada.

Estos retos están en el corazón de la vida pública y en el centro de la búsqueda del bien común. entrelazados y son inseparables.

Como el Papa Francisco ha insistido, “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza” (CF N. 2) VN

 

 

 

 

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