EL DÍA EN QUE LA IGLESIA CONFIÓ A LAS MUJERES LA PAZ Y EL FUTURO DEL MUNDO

EL DÍA EN QUE LA IGLESIA CONFIÓ A LAS MUJERES LA PAZ Y EL FUTURO DEL MUNDO

Foto referencial: Pixabay dominio público

Redacción ACI Prensa

En muchas ocasiones la Iglesia Católica ha resaltado la importancia de la mujer. En este mes de marzo recordamos un especial mensaje de 1965 en el que el Beato Papa Pablo VI les confió a las mujeres la paz y el futuro del mundo.

El 8 de diciembre de 1965, cuando concluía uno de los eventos más importantes de la historia contemporánea de la Iglesia Católica, el Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI publicó un “Mensajes a las Mujeres”.

En ese mensaje, publicado el día en que la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Virgen María, se señala que “la Iglesia está orgullosa, vosotras lo sabéis, de haber elevado y liberado a la mujer, de haber hecho resplandecer, en el curso de los siglos, dentro de la diversidad de los caracteres, su innata igualdad con el hombre”.

El mensaje resalta asimismo que “ha llegado la hora en que la vocación de la mujer se cumple en plenitud, la hora en que la mujer adquiere en el mundo una influencia, un peso, un poder jamás alcanzado hasta ahora”.

“Por eso, en este momento en que la humanidad conoce una mutación tan profunda, las mujeres llenas del espíritu del Evangelio pueden ayudar tanto a que la humanidad no decaiga”.

Tras recordar que las mujeres están “presentes en el misterio de la vida que comienza” y que consuelan “en la partida de la muerte”, el mensaje del Papa las exhorta a reconciliar “a los hombres con la vida”.

“Y, sobre todo, velad, os lo suplicamos, por el porvenir de nuestra especie. Detened la mano del hombre que en un momento de locura intentase destruir la civilización humana”, agrega.

“Esposas, madres de familia, primeras educadores del género humano en el secreto de los hogares, transmitid a vuestros hijos y a vuestras hijas las tradiciones de vuestros padres, al mismo tiempo que los preparáis para el porvenir insondable. Acordaos siempre de que una madre pertenece, por sus hijos, a ese porvenir que ella no verá probablemente”.

Luego, a las mujeres solteras, el Santo Padre las anima a recordar que pueden “cumplir toda vuestra vocación de entrega. La sociedad os llama por todas partes. Y las mismas familias no pueden vivir sin la ayuda de aquellas que no tienen familia”.

“Mujeres que sufrís, en fin, que os mantenéis firmes bajo la cruz a imagen de María; vosotras, que tan a menudo, en el curso de la historia, habéis dado a los hombres la fuerza para luchar hasta el fin, para dar testimonio hasta el martirio, ayudadlos una vez más a conservar la audacia de las grandes empresas, al mismo tiempo que la paciencia y el sentido de los comienzos humildes”.

Para concluir, Pablo VI se dirige a las “mujeres del universo todo, cristianas o no creyentes, a quienes os está confiada la vida en este momento tan grave de la historia, a vosotras toca salvar la paz del mundo”. VN

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