CANCILLER DE LA ARQUIDIÓCESIS SE JUBILA CON TODA UNA VIDA DE SERVICIO

CANCILLER DE LA ARQUIDIÓCESIS SE JUBILA CON TODA UNA VIDA DE SERVICIO

(fOTO: La Hermana Mary Elizabeth Galt y el Cardenal Rogelio Mahony en una celebración con parte del personal de la Arquidiócesis de Los Ángeles. / víctor alemán | vida-nueva.com

Por R.W. Dellinger | vida-nueva.com

Lo único que la Hermana Mary Elizabeth Galt, BVM, realmente deseaba, era ser maestra de primaria. Ella perfeccionó sus primeras habilidades de tutoría no mediante la práctica de la enseñanza en la universidad o en la escuela de posgrado, sino buscando al alumno más cercano que pudiera encontrar.

“Yo solía acosar a mi pobre hermana pequeña, Kathy, tratando de darle lecciones. ¡Pobrecita!” dijo, riéndose, la Hermana Mary Elizabeth en una entrevista.

“Tenía tres hermanas y un hermano, mayores que yo, pero ella era la única que me dejaba darle clases. Así que yo la molestaba todo el tiempo”.

Entrar a la vida religiosa fue también algo que siempre tuvo en mente. Ella tenía dos libros sobre vidas de santos, uno sobre hombres canonizados, y otro acerca de mujeres canonizadas, y los leía una y otra vez hasta que los bordes de sus páginas quedaron desgastados.

“Ingenuamente pensaba que iba a ser santa cuando creciera”, dice, riendo.

Ésos fueron los primeros pasos de un recorrido que finalmente condujo a la Hermana Mary Elizabeth a prestar sus servicios como canciller de la diócesis católica más grande del país. Y ahora, después de más de medio siglo de servicio en la Arquidiócesis de Los Ángeles, está dispuesta para el siguiente capítulo.

“En julio cumpliré 79 años, y por eso es tiempo ya de jubilarme”, dice la hermana Mary Elizabeth. “Lo que sinceramente les diría es que he sido totalmente bendecida al tener una carrera, una profesión dentro de la arquidiócesis. Realmente he sido bendecida”.

El llamado de la Hermana Mary Elizabeth a los salones de clases y su vocación a la vida religiosa se desarrollaron en la Escuela St. Brendan, del área de Hancock Park, en Los Ángeles, que estaba a cargo de las Hermanas de la Caridad de la Santísima Virgen María (BVM).

“Ellas parecían preocuparse realmente por los niños, por los estudiantes”, dice acerca de las monjas que la educaron. “Ellas se quedaban en el área de juegos, a la hora del recreo. Descubrí que realmente disfrutaban de nuestra compañía. Y eran divertidas. Parecían estar siempre presentes y les agradaba estarlo.

“Y eran buenas maestras, o más bien diré, excelentes maestras”, subrayó.

Después de graduarse de la Academia de Santa María en el Sur de Los Ángeles, ingresó a la vida religiosa, justo al terminar la escuela secundaria. La orden religiosa a la que eligió ingresar no fue otra que las “BVM”. Más tarde se fue a estudiar al Mundelein College, en Chicago, en donde obtuvo una Licenciatura en Artes, en 1964.

Al regresar a Los Ángeles aquel mismo año, empezó a darle clases a estudiantes de sexto grado, en la Escuela de Nuestra Señora de Lourdes, en Tujunga. Después de tres años, pasó a la Escuela de San Felipe, en Pasadena, en donde impartió clases a otros grados. Sin embargo, su grado favorito era el primero, en el cual el aprendizaje de la lectura era la lección principal.

“Imagínate, un niño ingresa al primer grado y aprende que esos garabatos que están en el papel realmente significan algo. Es algo que se parece un poco a la magia. Y aprenden la alegría de leer. Y yo estaba decidida a ayudarlos”, dice la Hermana Mary Elizabeth.

Después de San Felipe, pasó un total de 13 años en la Escuela de San Roberto Belarmino, en Burbank, primero como maestra y luego como directora, los últimos seis años.

Luego vino una beca internacional de un año en la Universidad de Nottingham en Inglaterra, para estudiar el desarrollo de currículo y la educación comparativa de 1982 a 1983. Estando allí, algo sobre el sistema educativo del país la sorprendió realmente, y no se trataba de la manera en que los residentes creían en la leyenda de Robin Hood, que robaba a los ricos para darle a los pobres.

Al regresar de Inglaterra, la veterana del salón de clases y de la administración esperaba que le fuera asignada otra tarea como directora de una escuela católica. Pero se le ofreció un puesto como supervisora de una escuela primaria en la Región Pastoral San Fernando, de la Arquidiócesis. Ella aceptó y trabajó allí durante ocho años.

En 1991, se convirtió en superintendente asociada de todas las escuelas primarias católicas de la arquidiócesis, y en el año 2000 fue nombrada superintendente de las escuelas primarias.

Pero tres años más tarde, la religiosa se enfrentó a un cambio radical de ministerio, cuando el que en aquel entonces era Vicario general del Arzobispo Cardenal Rogelio Mahony, Monseñor Royale Vadakin, le pidió que se convirtiera en la segunda mujer canciller de la Arquidiócesis de Los Ángeles, reemplazando a la hermana Cecilia Louise Moore.

“Bueno, quedé en estado de shock”, recuerda ella cuando se le preguntó acerca de su reacción a ese ofrecimiento. “Debes recordar que la hermana CL, como se le llamaba, tenía un doctorado en química. Yo enseñaba en primer grado. Tan sólo una pequeña diferencia allí…”.

Y, más bien, la Hermana Mary Elizabeth le entregó a Monseñor Vadakin una lista de los nombres de las mujeres entre las que, según ella, él debía elegir.

Monseñor Vadakin respondió pidiéndole que hablara con la Hermana Moore.

“Ella era muy buena y contribuyó mucho para que cambiara yo de opinión”, recuerda la Hermana Mary Elizabeth. “Me dijo: ‘No, en este momento tú eres la persona adecuada’. Así que acepté”.

Eso fue en 2003, en el apogeo de la crisis de abuso sexual clerical, un tiempo que la Hermana Mary Elizabeth describe como “una época horrible”.

“Había tantas decisiones por tomar… Ese fue un tiempo terrible”.

La Hermana Mary Elizabeth le da crédito a la oración y al consejo de sus compañeros de trabajo por haberla ayudado a asumir la “tremenda presión” que pesaba sobre la arquidiócesis en aquel tiempo para que se reforzaran sus políticas de protección infantil. Eso incluyó coordinar su respuesta y garantizar que ésta fuera acorde con las auditorías periódicas de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

Como canciller, también fue responsable de recopilar todos los datos necesarios de toda la arquidiócesis, inclusive de departamentos como la Oficina del Vicario para el Clero, del Departamento de Escuelas Católicas y de la Oficina para la Educación Religiosa.

Actualmente, ella está firmemente convencida de que los niños de las escuelas y parroquias católicas locales están más seguros que nunca. La última vez que los auditores hicieron una visita in situ a Los Ángeles, le hicieron el “mayor cumplido” a la arquidiócesis, al prestar informe sobre algo que realmente la sorprendió.

“Dijeron que, en ninguna arquidiócesis o diócesis de aquí, de los Estados Unidos, habían visto nunca que los departamentos y ministerios trabajaran tan bien juntos para desarrollar y llevar a cabo un plan integral para proteger a los jóvenes del abuso”, dijo la Hermana Mary Elizabeth. “Y eso me hizo sentir orgullosa”.

Como la segunda mujer canciller de la arquidiócesis, la hermana Mary Elizabeth cree que las mujeres aportan una perspectiva diferente y más maternal al trabajo. Actualmente, ella mira hacia atrás con gratitud y dice que esto fue una oportunidad que le da mucho gusto haber tenido.

“Siempre me he sentido respetada como religiosa”, señala. “Cuando era directora, sentía que el párroco me respetaba. Y experimenté eso mismo incluso cuando era supervisora de escuelas e iba a visitarlas. Y tengo que decir que siempre me he sentido respetada por el Cardenal Mahony y ahora por el Arzobispo Gomez. Ellos siempre respetaron mi opinión”.

Cuando empezó su camino como maestra de sexto grado en la escuela de Nuestra Señora de Lourdes, la Hermana Mary Elizabeth dice que “jamás” imaginó que algún día terminaría retirándose de este puesto. Está muy agradecida por las “personas maravillosas” con las que trabajó, especialmente por su asistente, Gerri Spray, que ha trabajado con ella desde que asumió ese trabajo.

Al detenerse para ordenar sus pensamientos, la Hermana Mary Elizabeth buscó algo que pudiera decir para resumir sus 56 años de servicio en la Arquidiócesis de Los Ángeles.

“He sido bendecida de una manera increíble”. VN

Share