ACUERDO HISTÓRICO ENTRE LOS ‘PRIMEROS PUEBLOS’ Y LA ARQUIDIÓCESIS

ACUERDO HISTÓRICO ENTRE LOS ‘PRIMEROS PUEBLOS’ Y LA ARQUIDIÓCESIS

(fOTO: De izquierda a derecha: Sylvia Mendivil Salazar, coordinadora de ‘Archdiocesan Native American Concern Ministry’; Monseñor Edward Clark, Obispo Auxiliar; Chairwoman Teresa M. Romero (Juaneño Band of Mission Indians, Acjachemen Nation); Chief Anthony Morales (Gabrieleño San Gabriel Band of Mission Indians); Monseñor José H. Gomez (Arzobispo de Los Ángeles); Elise Tripp, miembro de ‘Elders Board’ (Santa Ynez Band of Chumash Indians), y Rudy J. Ortega, Jr., presidente tribal (Fermandeño Talavian Band of Mission Indians). / VICTOR ALEMÁN).

Un conjunto de protocolos promete marcar el comienzo de una nueva era de colaboración entre la Iglesia Católica y los nativos americanos del  Sur de California

Por PABLO KAY

“¿Podemos encender salvia aquí?”. No es una pregunta que haría la mayoría en una habitación con cinco obispos. Pero Anthony Morales, jefe de la comunidad de indígenas Gabrielino Tongva, espera no tener que volver a hacer este pedido (negado en este caso debido a la presencia de detectores de humo), al menos cuando participe en ceremonias de sitios operados por la Arquidiócesis de Los Ángeles.

Eso es gracias a la firma de aprobación de un paquete de protocolos a manos del Arzobispo José H. Gomez y cuatro líderes tribales del Sur de California, incluido Morales. Este histórico acontecimiento fue el pasado 28 de marzo en el Kuruvungna Springs Cultural Center en West L.A., lugar de uno de los pueblos ancestrales de la tribu Tongva. A la ceremonia de firma asistieron miembros de varias tribus del Sur de California, así como cuatro obispos auxiliares de Los Ángeles y varios sacerdotes.

Los diecisiete protocolos son un esfuerzo para “honrar las ricas contribuciones que los ‘Primeros Pueblos’ de la Tierra han hecho a la Iglesia Católica desde el principio”, dijo Monseñor Gomez en la ceremonia.

“En nombre de la Iglesia Católica prometo estar con ustedes”, dijo el Arzobispo a los representantes de las Naciones Chumash, Tataviam, Tongva y Acjachemen. “Como su hermano y amigo, prometo que defenderemos y alentaremos sus culturas e idiomas, sus tradiciones y espiritualidad”.

El documento explica de qué manera la Iglesia Católica de Los Ángeles puede garantizar que sus instituciones e instalaciones respeten y acepten las “perspectivas indígenas tradicionales”.

Eso significa no sólo aceptar solicitudes ceremoniales como la del Jefe Morales para quemar salvia o tabaco en las instalaciones de la Iglesia, sino animar la participación de los indígenas en la planificación de liturgias, así como en las funciones culturales y educativas de temática indígena auspiciadas por la Arquidiócesis.

El acuerdo también permite a los nativo-americanos locales el acceso a los sitios de ceremonia tradicionales, especialmente las áreas de entierro en los terrenos de las misiones locales, y deberán recibir a los miembros de la tribu que deseen celebrar allí los sacramentos.

Los esfuerzos para redactar los protocolos comenzaron hace más de una década, cuando el entonces Arzobispo, el Cardenal Rogelio Mahony encargó a los Obispos Auxiliares Edward Clark y Gabino Zavala atender las preocupaciones de los líderes nativo americanos que habían tenido experiencias negativas con los pastores.

“Hubo quejas válidas por parte de los nativos sobre cómo los recibieron y trataron en las misiones o en las parroquias”, recordó el Obispo Clark en una entrevista después de la ceremonia.

Algunos nativos se quejaron de tener que pagar la entrada a las misiones para orar en los entierros. En algunas parroquias, los pastores los rechazaban cuando llegaban con la esperanza de encontrar información sobre sus antepasados ​​en los registros de la Iglesia.

Finalmente, una idea comenzó a afianzarse: ¿por qué no crear protocolos como los que siguen las tribus nativas? Después de todo, la mayoría de los nativo-americanos de la zona se identifican como católicos. Sus rituales, que reconocen la existencia del más allá y de un solo “Creador”, resultaron compatibles con las liturgias católicas, dijo el Obispo Clark.

Con la ayuda de la coordinadora del “Archdiocesan Native American Concern Ministry” (Asuntos de los Nativo-americanos de la Arquidiócesis), Sylvia Mendivil Salazar, las diferentes tribus comenzaron a colaborar en la elaboración de un documento.

El sentimiento mutuo de buena voluntad entre los líderes nativo-americanos y la Iglesia, el cual fomentaron en los siguientes años, fue visible durante la ceremonia, especialmente en el intercambio de obsequios entre el Arzobispo y los líderes de las tribus. También hubo un reconocimiento del sombrío pasado de sus predecesores.

“Reconocemos que nuestra historia compartida a menudo ha sido un largo sendero de lágrimas, marcado por promesas incumplidas, amargos malentendidos e injusticias dolorosas”, dijo el Arzobispo Gomez antes de la firma.

Aún así, hubo optimismo de que los protocolos podrán ayudar a crecer lo que el Jefe Morales llamó “la semilla que nosotros y los padres plantamos juntos”.

La líder tribal de Acjachemen, Teresa Romero, admitió haber tenido sentimientos encontrados sobre los protocolos. Los antepasados ​​de Romero fueron los primeros nativos americanos de California en ser bautizados cerca de la actual San Onofre, próxima a los Condados de Orange y San Diego. Ella dijo que los sufrimientos que padeció su comunidad bajo el sistema de la misión la hicieron dudar antes de aceptar los protocolos.

“Este es un gran paso en la dirección correcta”, dijo Romero, cuyo territorio Acjachemen (también conocido como Juaneño) se extiende desde el norte del Condado de San Diego hasta Long Beach. Citó la costumbre que tiene su tribu de realizar ceremonias nativas durante la misa en la Misión San Juan Capistrano, como un ejemplo de lo que pueden lograr los protocolos en otras parroquias. Aún así, agregó, “todavía tenemos mucho trabajo para hacer con la Iglesia”.

Elise Tripp, que firmó los protocolos en nombre de la tribu Chumash de Santa Ynez, dijo que son “tiempos muy emotivos de sanación con la Iglesia”, al ayudarla a reconciliarse con “el dolor que atravesaron mis antepasados” durante las visitas a los cementerios de la Misión de Santa Ynez.

“Tengo esta doble cosa en marcha”, explicó Tripp. “Ser Chumash, y conocer los tiempos horribles que pasaron, pero a la vez sentir el proceso de sanación al estar con mis antepasados ​​y saber que se encuentran en paz”.

Para los representantes nativo-americanos de la ceremonia, una de las consecuencias más importantes de los protocolos fue el permiso para visitar los cementerios. El presidente tribal de Fernandeño Tataviam, Rudy Ortega, dijo que a veces los miembros han tenido que meterse en las propiedades de la misión para orar con parientes fallecidos que están enterrados allí. El protocolo que estipula el libre acceso a donde están enterrados los nativos americanos en las propiedades de la Iglesia es una señal de que “las puertas se están abriendo para nosotros”, dijo Ortega. Una puerta abierta que Ortega comparó con el matrimonio de dos personas, cada una con su propio bagaje de antecedentes y experiencias. O, como lo describió el Arzobispo Gomez, una promesa de trabajar juntos “para que nuestro futuro sea más esperanzador que nuestro pasado”. VN

NUEVOS PROTOCOLOS

Los 17 nuevos protocolos describen una variedad de formas en que la Iglesia Católica en los Condados de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara puede garantizar que sus instituciones e instalaciones respeten e integren las “perspectivas tradicionales indígenas”, que incluyen:

  • Las liturgias, celebraciones, ceremonias o eventos en los que participan los nativo-americanos, pueden incluir una bendición tradicional con hierba sagrada (salvia, tabaco).
  • Las liturgias celebradas con las comunidades nativo americanas o que impliquen la inclusión de sus tradiciones, pueden utilizar como cálices y ciborios, los recipientes cerámicos no porosos exclusivamente reservados para uso litúrgico.
  • Los sitios de entierro de nativos americanos identificados y autenticados deben ser respetados y no utilizados como sitios de construcción por la Arquidiócesis, sus parroquias y todas las demás comunidades, organizaciones y entidades católicas asociadas con la Arquidiócesis.
  • Cada vez que la Arquidiócesis o una de sus parroquias, escuelas u otras entidades inauguren un nuevo sitio de construcción, la ceremonia puede incluir una bendición tradicional del sitio por parte de un miembro de una tribu nativo americana de Estados Unidos.
  • Se consultará a los líderes tribales locales para asegurar la precisión en las presentaciones culturales e históricas relacionadas con los nativos americanos en las misiones, parroquias y escuelas dentro de la Arquidiócesis de Los Ángeles.
  • Los católicos nativos americanos que descienden directamente de las tribus o grupos de nativos americanos pueden solicitar la celebración de los sacramentos y servicios católicos, especialmente bautismo, confirmación, matrimonio y entierro cristiano, en las Iglesias de las misiones con las cuales están históricamente asociados.
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