ABOGAN POR CAMBIOS QUE FAVOREZCAN A ESTUDIANTES CON LIMITACIONES EN INGLÉS

Si la renovación de la ley “Que ningún niño quede atrás” (NCLB en inglés) adopta las recomendaciones de la comisión que evaluó los resultados de la ley federal, los alumnos extranjeros tendrán más tiempo para aprender inglés.

El reporte “Más allá de NCLB, cumpliendo la promesa a nuestra nación” señala las áreas de la legislación que requieren modificaciones para cerrar las brechas en el aprendizaje de la población estudiantil estadounidense.

Realizado por el Instituto Aspen, entidad sin fines de lucro cuyos patrocinadores principales son Bill y Melinda Gates, la comisión a cargo del estudio presentó 75 recomendaciones.

Entre éstas figuran atender las necesidades de los alumnos con limitaciones lingüísticas al extender de dos a tres años el tiempo que el estudiante puede mantener su estatus de “aprendiz de inglés”.

Este cambio le daría un año adicional para que el alumno aprenda mejor el inglés y las escuelas, entonces, tendrían una medida más eficaz para evaluar el rendimiento del estudiante.

La comisión recomendó, además, que se fortalezca la educación temprana y se reestructure el apoyo para los inmigrantes.

También pide maestros y directores de escuelas mejor preparados, poner en marcha sistema de recopilación de datos más confiable y elaborar exámenes más justos y fidedignos para determinar el progreso de los estudiantes, entre otros.

“Nuestras recomendaciones no son metas ambiguas o meras ideas. Son políticas específicas y factibles”, puntualiza el resumen ejecutivo suscrito por los copresidentes Tommy Thomson, ex secretario de Salud de EEUU y el ex gobernador de Georgia, Roy E. Barnes, republicano y demócrata, respectivamente.

La comisión dedicó un año a estudiar las particularidades de la ley y durante ese tiempo recorrió el país para recopilar información a través de entrevistas, análisis de datos, y talleres con padres, estudiantes, maestros y administradores.

Y encontró que “la frustración colectiva” con la ley ha motivado el deseo de mejorar, pero para ello la legislación debe cambiar drásticamente.

Según los 15 miembros de la comisión, es imperativo eliminar las “persistentes e inaceptables” lagunas en los resultados de la Evaluación Nacional para el Progreso Estudiantil (NAEP, por sus siglas en inglés), entre blancos no hispanos y minorías.

Según datos del NAEP, los estudiantes afroamericanos de 17 años leen al mismo nivel que sus pares anglos de 13 años.

Los resultados en el área de las matemáticas son igualmente desconcertantes, indica el documento.

La comisión trajo a colación que en 2005, sólo el 13 por ciento de los afroamericanos y 19 por ciento de los estudiantes latinos en cuarto grado obtuvieron resultados en o por encima del nivel competente (“proficient”), frente a 47 por ciento de los blancos.

Asimismo, entre los estudiantes que están aprendiendo inglés y entre aquellos con discapacidades, el panorama también es alarmante.

“Sólo el 6 por ciento de los alumnos de octavo grado con discapacidades domina la lectura y apenas el 4 por ciento de estudiantes con limitaciones en inglés obtuvo resultados aceptables en esa área”, agrega el reporte.

La comisión reconoce que le ley “Que ningún niño quede atrás” ha establecido la base para cerrar la brecha de desempeño académico e intenta mejorar el sistema escolar público.

También elogia que “más que cualquier otra ley federal de educación en la historia de EEUU, la medida ha impactado en los distritos escolares y ha ayudado a muchas familias a aspirar a que sus hijos tengan una educación superior.

Sin embargo, “todavía no es suficiente”, pues el problema de desigualdad entre grupos raciales y minorías étnicas que se supone que es el que ha corregido la legislación “aún persiste”. VN

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