Estimada amiga,
Felicidades por su bebé. Seguramente fue concebido en una noche amor, y para crecer sanamente, tiene una tarea que realizar. Al salir del seno materno, tan suave, tan protector, en el regazo calientito de su madre, amortiguado por el fluido amniótico, el bebé fuera de la madre, ahora tiene que pasar a un ambiente frío y airoso, al que tendrá que acostumbrarse poco a poco, pues constituye su nuevo medio ambiente.
Por eso la mamá lo protege. Le pone un gorrito, un mameluco y cobijas para que no pase frío. Le nutre con la leche calientita de sus pechos y más tarde de biberones, y le habla y le hace diariamente fiesta para decirle qué feliz se siente de tener tan hermoso bebé. Entre niño y madre se establece un lazo de cercanía, de amor, de confianza, que es necesario para que el lactante desarrolle una esperanza en el futuro de la vida y una confianza básica en las personas más cercanas.
Ahora bien, en circunstancias normales la persona más cercana es la madre. Si ella decide muy pronto después del parto, volver a integrarse en el mercado de trabajo, tiene que ser consciente de que va a ganar un cheque (lo que es bueno), pero va a perderse de experiencias de su maternidad que nunca serán recuperables.
En el mejor de los casos, la abuela atiende al niño, pero la madre no deberá sorprenderse de que el niño vaya poco a poco considerando a la abuela como mamá, en vez de a la mujer que lo parió…
En el caso del que usted me habla, cambiar con frecuencia la nana (o baby-sitter) del niño, trae el problema de que para el pequeño va ser muy difícil establecer lazos verdaderos con ellas, ya que le resultará difícil entender y adaptarse a la idiosincrasia de cada nana.
Mi consejo: Si decide tener hijos, cuídelos hasta la edad del Kínder o
Headstart (3 años), y luego vuelva a ganar un cheque, que se complementará con el trabajo de su esposo. VN