Cerca de dos millones de personas en EEUU, entre ellos muchos hispanos, recibirán a partir de hoy un aumento de 70 centavos/hora en el salario mínimo, que pasa a ser de 6,55 dólares, pero para muchos, el aumento es poco y llega tarde.
Se trata del segundo de tres aumentos anuales aprobados por el Congreso en 2007, cuando el salario mínimo alcanzó los 5,85 dólares por hora. El tercer y último aumento entrará en vigor el 24 de julio en 2009, cuando el salario mínimo federal alcanzará los 7,25 dólares por hora.
Desde hace 70 años, el Acta de Normas Laborales Justas (FLSA, en inglés) rige el salario mínimo, el pago de horas extras y la contratación de jóvenes en EEUU e indica que ningún empleado cubierto por esta ley debe ganar menos de 6,55 dólares por ahora, explicó hoy el Departamento del Trabajo.
El incremento fue elogiado por diversos líderes del Congreso, que consideran que éste, aunque es poco, ayudará a paliar los problemas que afrontan las familias de bajos recursos.
El senador demócrata Edward Kennedy, presidente del Comité de Educación y Trabajo del Senado, dijo en un comunicado que el aumento “no podía llegar en un mejor momento mientras las familias luchan más que nunca por llevar comida a la mesa, pagar por un cuidado médico decente y comprar gasolina para ir a trabajar”.
“El aumento de hoy ayudará a más de dos millones de familias a hacer frente a estos momentos difíciles” en la economía nacional, agregó Kennedy, tras calificarlo como “un paso significativo para darle a los trabajadores y trabajadoras la dignidad y el respeto que merecen”.
Su contraparte en la Cámara de Representantes, George Miller, consideró que el aumento llega en momentos en que los ingresos han bajado desde 2001, mientras los precios de todo lo demás han subido.
“Contrario a los incentivos tributarios para los ricos, el aumento de salario mínimo para los trabajadores se invertirá a nivel local, lo que ayudará a los negocios locales, tanto grandes como pequeños, y a la debilitada economía”, afirmó Miller.
El legislador demócrata por California, que patrocinó la ley del aumento salarial, acusó a los republicanos de bloquear cualquier incremento del salario mínimo mientras tuvieron el control del Congreso entre 1997 y 2006.
Eso, a su juicio, disminuyó considerablemente el poder adquisitivo de los estadounidenses en 2006.
Pero algunos críticos consideran que el aumento de 70 centavos es risible porque el dinero rinde poco ante el alza en el costo de vida.
John Sweeney, presidente de la federación sindical AFL-CIO, dijo que el aumento es bueno pero no es lo suficiente para mitigar la volatilidad de la economía.
“La creciente inflación, especialmente los precios de la gasolina, continúa mermando el valor real de todos los salarios, no sólo del mínimo”, explicó Sweeney, cuyo grupo aboga porque el Gobierno ajuste el salario mínimo de acuerdo a la inflación.
“Para verdaderamente ayudar a las familias trabajadoras, debemos construir una economía que funcione para todos, no sólo para el diez por ciento” de EEUU, instó el líder sindical.
La fórmula idónea incluiría, a su juicio, una política comercial justa, mayor inversión en la infraestructura nacional y recursos energéticos, la protección de pensiones, y una mejor cobertura médica para todos.
Holly Sklar, autora de informes sobre salarios, opina que el incremento “es poco y llega tarde y, tomando en cuenta el aumento en el costo de vida, muchos trabajadores seguirán ganando menos que en 1997, cuando comenzó el período más largo sin aumento salarial, y muchos menos que en 1968”.
El salario mínimo, continuó, no da para un nivel de vida adecuado, “mientras el uno por ciento de los más ricos en EEUU han acaparado una major tajada de la riqueza nacional, más que cualquier año desde 1928”.
La Campaña por un Salario Digno reiteró su llamado, en aras de la justicia social, a un salario mínimo de al menos diez dólares para el año 2010.
Para muchos, las estadísticas oficiales son espeluznantes: la inflación fue del cinco por ciento en junio; los costos energéticos subieron en casi 25 por ciento y los precios de los alimentos aumentaron más del cinco por ciento.
En Estados Unidos, un padre soltero que percibe el salario mínimo gana alrededor de 12.000 dólares al año, unos 2.800 dólares por debajo de la línea de la pobreza, y en esa situación se encuentra cerca del 35 por ciento de los trabajadores que son el único sustento de sus familias.
Veintitrés estados y el Distrito de Columbia, donde vive el 60 por ciento de la fuerza laboral, cuentan con leyes estatales que estipulan un nivel salarial incluso superior al establecido por el Gobierno federal. VN