MISA CRISMAL: MILES CELEBRAN PROMESAS Y ESPERANZAS

“Éste no es como cualquier otro año”, dijo el Arzobispo José H. Gomez a una desbordante concurrencia en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles con motivo de la celebración anual de la Misa Crismal.

Sin duda, la gran multitud que asistió para presenciar la bendición y distribución a las parroquias de los santos óleos superaba lo previsto. Entusiasmados por la reciente elección del Papa Francisco, el clero y los feligreses de toda la Arquidiócesis asistieron este año en mayor número (alrededor de 5 mil). Esto llevó al Arzobispo a disculparse por no tener suficientes asientos para los cientos de personas que tuvieron que permanecer de pie formando dos filas sobre las naves laterales del altar principal.

A medida que más personas entraron en el edificio, algunos optaron por rezar en la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe y otras salas de oración.

“Se trata de una Cuaresma que nunca olvidaremos”, pronunció el Arzobispo Gomez cuando comenzó la Misa. “Muchas cosas han estado sucediendo, como ustedes saben. En esta Semana Santa le damos la bienvenida a un nuevo Papa, el Papa Francisco, el primer Papa del Nuevo Mundo”.

Después de invitar a la asamblea a “darle un gran apoyo”, rezó por “el primer Papa en la historia quien es hijo de un inmigrante que llegó al continente americano”, y también lo hizo por el Papa Emérito Benedicto XVI.

Los feligreses estaban allí para “acompañar y apoyar” a sus pastores en su renovación de votos; para participar en la bendición de los óleos para los enfermos, los catecúmenos y el santo crisma para los sacerdotes recién ordenados, y también para celebrar los cincuenta años de algunos sacerdotes al servicio de Dios. Pero la mayoría de la concurrencia dijo que se había hecho presente principalmente para celebrar una esperanza renovada, inspirada en la elección del nuevo Papa.

Los ocho sacerdotes de la Arquidiócesis que en este 2013 celebran 50 años de sacerdocio, recibieron una ovación de los feligreses después que el Arzobispo Gomez agradeció su “dedicación a la Iglesia”. Ellos fueron el redentorista padre William Adams, el padre jesuita Roderic Guerrini, el padre carmelita Thomas Alkire, Monseñor Aidan Carroll, el Misionero de San Carlos P. Luis Gandolfi, Monseñor Jeremías Murphy, el padre Daniel O’Sullivan y Monseñor Francis Wallace.

Durante su Homilía, el Arzobispo recordó a la asamblea que “la Iglesia Católica viene de Dios y pertenece a Dios”; que la Iglesia vive de la promesa que Jesús hizo a Pedro – que dondequiera que esté, también lo estará la Iglesia.

“Debido a esta promesa nosotros hemos sido cristianos”, dijo, “y los aceites que bendecimos esta noche nos recuerdan nuestra identidad y nuestra sagrada misión”.

Instó a los presentes a no ser cristianos sólo de nombre, sino “en todo lo que hacemos en la realidad cotidiana de nuestras vidas”.

Mirando hacia donde estaban sentados más de 400 sacerdotes, el Arzobispo les dijo que la renovación de votos “es un recordatorio del camino a la humildad y servicio a Dios y al amor por Su Iglesia”, y que “amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles y dolorosas. “Él les instó a ‘mirar hacia el bien de la Iglesia y no de uno mismo’. Jesús debe crecer y nosotros debemos menguar”.

“El verdadero poder es el servicio”, señaló el Arzobispo Gomez, citando las palabras del Papa Francisco en su discurso inaugural: “Necesitamos la valentía para creer de verdad y vivir de eso”. VN

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