MENSAJE DE CUARESMA
“Dos asuntos urgentes durante su jornada de Cuaresma: La oportunidad para los niños de permanecer en nuestras escuelas católicas, y que la reforma comprehensiva de inmigración sea proclamada por el Congreso”
Comenzamos la Cuaresma de 2010, en mucho como lo hicimos en 2009. Enormes realidades financieras impactan nuestras familias, especialmente con la continua pérdida de trabajos sin perspectivas inmediatas para un mercado de trabajo renovado y favorable.
Demasiadas de nuestras familias en la Arquidiócesis de Los Angeles han sido impactadas por la pérdida de trabajos –especialmente esos cientos de miles con trabajos de salario mínimo–. Innumerables miles de nuestra gente más pobre trabajan dos o más trabajos de salario mínimo a fin de sostener a sus familias. Pero cuando uno o más de esos trabajos se termina, las dificultades financieras son muchas y muy excesivas.
Nosotros vemos los resultados desastrosos de la pérdida de esos trabajos: familias luchando para pagar su renta y servicios; otras encuentran dificultades para comprar comida adecuada para sus familias; y muchas de nuestras familias católicas han tenido que sacar a sus hijos de nuestras escuelas católicas, porque no pueden reunir la colegiatura para sus hijos. Aun con los esfuerzos heroicos de los subsidios para las escuelas de Unidos en la Misión (Together in Mission) y las becas de la Fundación para la Educación Católica (Catholic Education Foundation), muchas de nuestras familias no pueden mantener a sus hijos en nuestras escuelas católicas. Esta realidad solamente agrava los problemas para esas familias, ya que una educación sólida e integral es la única y la mejor esperanza para los niños y los jóvenes de esas familias.
Al iniciar nuestra jornada anual de Cuaresma, quisiera recomendarles firmemente que todos continuemos nuestras prácticas tradicionales de Cuaresma: incremento de la oración, ayuno apropiado y continua limosna. Pero este año, yo les sugiero que consideren hacer una donación durante la Cuaresma a su escuela parroquial para hacer posible que una familia que no puede pagar la colegiatura de su hijo o de su hija, pueda seguir adelante en esa escuela católica. Si su propia escuela parroquial no tiene esta necesidad, hay muchas escuelas parroquiales en cada sector de nuestra Arquidiócesis que podrían beneficiarse de su caridad de Cuaresma.
Yo no puedo pensar en otra manera más servicial para dirigir la donación caritativa de esta Cuaresma, que darla a aquellas familias que verdaderamente desean una sólida educación católica para sus hijos, pero que simplemente no pueden pagarla. Si ustedes no están seguros de qué escuelas católicas están en más necesidad, por favor pónganse en contacto con nuestra Oficina de Educación al (213) 637-7300, y expliquen que ustedes quieren ayudar a una persona joven a permanecer en su escuela católica. La oficina les dará a ustedes los nombres de varias escuelas en su misma Región Pastoral.
Otra vez, les estoy pidiendo a todos ustedes que dediquen oración especial y ayuno a favor de nuestros muchos inmigrantes indocumentados que viven en nuestra comunidad. Asistir ahora a esas familias a tener un camino hacia su residencia permanente entre nosotros, ha sido mi meta personal por muchos años. Severos y abusivos insultos a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes no ayudan a ninguno de nosotros en esta gran nación. La mayoría de nuestras familias inmigrantes son “familias mixtas”, lo que significa que algunos miembros son ciudadanos de los Estados Unidos y otros no. A causa de esta realidad, esas familias permanecerán juntas y nosotros continuaremos teniendo algunas personas viviendo en las sombras de estatus legal.
Tanto el Congreso como nuestro Presidente tienen la responsabilidad de ayudar a poner fin a que estas personas vivan en la oscuridad de nuestra sociedad –muchas veces privadas de sus derechos humanos básicos y explotadas por sus empleadores– y de ponerlas sobre un camino que eventualmente las lleve a una residencia legal completa. Nuestro país se beneficiaría mucho si diera este paso adelante.
Los obispos de los Estados Unidos permanecen comprometidos para que pase una reforma de inmigración comprehensiva, y esto es una de mis más altas prioridades como Arzobispo de Los Angeles. Mis propias prácticas de Cuaresma este año estarán totalmente dedicadas a este esfuerzo de lograr una reforma de inmigración comprehensiva y significativa.
Yo les invito a considerar estos dos asuntos urgentes durante su jornada de Cuaresma: la oportunidad para los niños de permanecer en nuestras escuelas católicas, y que la reforma comprehensiva de inmigración sea promulgada por el Congreso.
¡Continuemos “manteniendo nuestros ojos fijos en Jesús” (Hebreos 12,2) y en nuestros hermanos y hermanas más necesitados durante nuestra jornada de Cuaresma! VN
Redes Sociales