vida nueva

MASIVA ASISTENCIA A LA MISA ANUAL POR LOS BEBÉS ‘NO NACIDOS’

“Esta noche nos reunimos… a orar por los no nacidos y a pedir la gracia y el valor para defender la vida”, dijo el Arzobispo José H. Gomez al dar la bienvenida a miles de fieles reunidos en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles, durante la Misa anual “Réquiem para los no Nacidos”, la noche del pasado 24 de enero.

Los cinco Obispos Auxiliares, el Cardenal Rogelio Mahony, el pastor de la Catedral Monseñor Kevin Kostelnik, los Caballeros de Colón de toda la Arquidiócesis, y muchos otros invitados destacados, acompañaron al Arzobispo en la liturgia a favor de la vida. En la ceremonia destacó la melodía “Shantigarh Requiem for the Unborn” de John Bonaduce, director musical de la Iglesia Nuestra Señora de la Paz, de North Hills.

“Hay muchas injusticias en nuestra sociedad, pero la más fundamental es la que rara vez reconocemos – esa práctica que toma la vida humana de un inocente que no ha nacido”, dijo el Arzobispo Gomez en su homilía. “El derecho a la vida es el fundamento de todos los demás derechos y la libertad, y el verdadero fundamento de la justicia y la paz en la sociedad”.

La Misa de Réquiem se lleva a cabo cerca del aniversario de la decisión “Roe v. Wade” de la Corte Suprema que legalizó el aborto, señaló el Arzobispo. Desde 1973 se han realizado aproximadamente 55 millones de abortos en Estados Unidos. Una nueva amenaza para la vida se introdujo recientemente en California: la Ley del Senado 128, conocida como “Acta de Opción del Fin de la Vida” (End of Life Option Act), que imitaría la ley de suicidio asistido de Oregon, la cual permite a los médicos recetar drogas letales para adultos con enfermedades terminales, explicó.

“Así que salgamos esta noche, y sigamos a Jesús para proclamar el Evangelio de la vida. Amar la vida y servir a la vida -a cada vida”, continuó. “Pidamos a Nuestra Señora, la Reina de los Ángeles, que ore por estos pequeños y que ore por nosotros. Que Ella nos ayude a honrar su memoria mediante la construcción de una cultura de la vida en nuestro tiempo -para que todos veamos que la vida es un hermoso regalo de Dios y que cada vida importa”.

La misa concluyó con la tradicional ceremonia de las velas “Una vida, una luz”. Los miembros de la asamblea caminaron solemnemente hasta el frente de la Catedral, cada uno sosteniendo una vela encendida que fueron colocando en círculo alrededor del altar. Este año se encendieron 220 velas y se observaron 220 segundos de silencio, para representar el número estimado de vidas que se han perdido debido a abortos electivos en un día en el condado de Los Ángeles.

Las velas permanecieron encendidas y en exhibición durante una semana, “como un homenaje a esas breves vidas, y como testigo luminoso de nuestro compromiso con la vida en la ciudad de ángeles”, explicó al estar finalizando la ceremonia, el Padre Alexei Smith, director de la Oficina de Asuntos Ecuménicos y Religiosos. VN

Salir de la versión móvil