MARCHAS MULTITUDINARIAS LLEVARON A LOS INMIGRANTES A PRIMER PLANO

Las marchas de los inmigrantes -en su mayoría mexicanos- para reclamar una reforma migratoria exhaustiva esta primavera cambiaron la cara al fenómeno de la inmigración y convirtió a sus actores en protagonistas cívicos, según un informe.

Este hecho fue la culminación de un proceso que se ha desarrollado de manera silenciosa pero consistente a través de los años, según el reporte titulado “Al fin visibles. La presencia cívica de los inmigrantes mexicanos en Estados Unidos” dado a conocer hoy por el Centro de Estudios Internacionales Woodrow Wilson, con sede en Washington.

“La energía cívica de los inmigrantes fue posible gracias a la amplitud y profesionalismo de los activistas y organizadores”, afirmó Jonathan Fox, del Departamento de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad de California.

Según Fox, los inmigrantes se han incorporado progresivamente al sistema social y político de EEUU y a través de aquellas manifestaciones masivas concluyeron el proceso que los sacaría definitivamente de la “invisibilidad”.

De acuerdo con cifras recabadas por los autores del estudio, en las marchas participaron más de 3,5 millones de personas, lo que constituye un hito en la historia de las marchas de trabajadores de EEUU.

“Fueron las marchas mayores que se hayan visto jamás, en la larga lista de ciudades donde tuvieron lugar”, resaltó Fox.

El estudio destaca no sólo la consistencia de las manifestaciones, sino también su carácter disciplinado y la ausencia de incidentes violentos.

“Eso demuestra que los inmigrantes no son una amenaza sino un modelo de integración”, destacó el investigador.

De acuerdo con el estudio, los mexicanos en particular, y los inmigrantes en general, no sólo son parte del mapa social estadounidense sino que permanecen ligados a sus sociedades de origen; lo que, más allá de ser una contradicción o dividir sus lealtades, tiende a reforzarlas.

Frecuentemente, los esfuerzos organizados de los inmigrantes por beneficiar a sus comunidades de origen los conducen a reforzar los lazos existentes con las organizaciones de base cívica, política o religiosa en sus lugares de residencia en los Estados Unidos, en lo que los investigadores denominaron “binacionalidad cívica”.

Ese proceso genera beneficios a ambos lados de la frontera y estimula la inversión comunitaria de las remesas colectivas.

Pero el informe también resalta que a pesar de que los inmigrantes mexicanos han avanzado considerablemente en materia de participación cívica, su participación en la vida política estadounidense es aún relativamente baja.

Un motivo de ello es la gran proporción de indocumentados; pero incluso entre los inmigrantes mexicanos que son residentes legales y pueden optar a la ciudadanía estadounidense, las tasas de naturalización son sumamente bajas en relación con otros grupos, incluyendo la mayoría de los que provienen de países latinoamericanos.

Con respecto a la población inmigrante ya naturalizada, las tasas de votación tienden a seguir el patrón general imperante en la sociedad estadounidense, es decir, los estratos más bajos en materia de educación e ingresos tienen baja presencia en las urnas.

Mirando hacia el futuro, según el documento, conviene prestar atención a lo que resulte de las recientes olas de movilización y será interesante observar hasta qué punto estas marchas persuaden a los inmigrantes legales en EEUU a convertirse en ciudadanos de pleno derecho.

Actualmente, más de 11 millones de las personas nacidas en México viven en los Estados Unidos, lo que equivale aproximadamente al 3 por ciento de la población estadounidense y al 9 por ciento de la mexicana. VN

Share