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LA PROPUESTA DE LEY DE INMIGRACIÓN LLAMA A ACCIONES DE ORACIÓN Y JUSTICIA

Creyendo en el poder de la oración, la oficina de Justicia y Paz, junto con la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos de la Campaña de Justicia para los Inmigrantes, les invita a unir su voz a la de innumerables personas en una iniciativa de un millón de oraciones.

La campaña llamada “Iniciativa de Un Millón de Oraciones”, pide a los católicos ejercer presión política y orar a favor de los inmigrantes de toda la nación, sus familias y los miembros del Congreso.

“El Senado de Estados Unidos estará considerando esta legislación durante las próximas dos semanas y ellos necesitan de nuestras oraciones y necesitan saber que estamos pidiendo una ley de reforma de emigración equitativa y justa; una que haga una diferencia vital en la vida de quienes vivirán bajo sus regulaciones. Nuestras voces son esenciales y cruciales en la legislación”, manifiesta el comunicado de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.

El obispo Gerald R. Barnes, de San Bernardino, California, presidente del Comité de Obispos sobre inmigración, dijo en una declaración que las importantes consideraciones para la propuesta de ley incluyen que “sea viable e incluya la unidad familiar y un camino justo y realista hacia la ciudadanía; un nuevo programa de trabajadores que proporcione a los participantes una significativa oportunidad para obtener la residencia permanente y la preservación de la unidad familiar como una parte integral del sistema de inmigración de Estados Unidos”.

Líderes de Caridades Católicas de EE.UU dijeron que ellos también lucharán por una ley que entre otros criterios “sostenga y reúna a las familias; que promueva la seguridad de la nación… (y) que mejore las perspectivas económicas, de salud, protecciones de trabajo y estabilidad para todos los residentes de EE.UU, incluyendo a los recién llegados”.

“Estamos muy preocupados por la forma cómo el compromiso está actualmente escrito; estamos muy preocupados sobre las provisiones que podrían llevar a la separación de familias y a trastornar la vida familiar”, dijo en una declaración el Padre Larry Zinder, presidente de Caridades Católicas USA.

En varios lugares la Iglesia también planea actividades de oración por “una ley de reforma de inmigración justa y equitativa”, como la campaña de Justicia para los Inmigrantes describe en su propósito.

Los senadores que están considerando la reforma de inmigración “necesitan nuestras oraciones”, dice una declaración de la Hermana Jane Burke, una Hermana de la Escuela de Notre Dame (Nuestra Señora), quien encabeza la campaña de los obispos Justicia para los Inmigrantes. “Nuestras voces son esenciales para el paso de esta crucial legislación. Hay muchas maneras de levantar nuestras voces, pero en este momento dos son particularmente importantes: defensa y oración”.

Parroquias y comunidades religiosas en el Este de Los Ángeles llevaron a cabo una misa el 16 de mayo en la iglesia de La Resurrección para orar por los legisladores “que guiarán los destinos de millones de trabajadores inmigrantes y sus familias, esperando que este año se pase legislación de una reforma de inmigración humanamente comprensiva y justa”.

Las directrices aconsejan a las parroquias que ayuden a los inmigrantes indocumentados en diferentes formas, incluyendo proporcionar fianzas para quienes enfrentan deportación a fin reunir a las familias; ayudando a los miembros de ellas que están separados por deportación, o de otra manera, ayudando a la gente a lidiar con el sistema legal de inmigración.

DESDE “GENEROSA” A “INVIABLE”

La ley de la reforma de inmigración trabajada entre los negociadores del Senado y la Casa Blanca, daría a la mayoría de los inmigrantes indocumentados una oportunidad de legalizar su situación, pero también restauraría completamente el sistema para la inmigración legal.

La propuesta negociada anunciada por un grupo de senadores bipartidistas el 17 de mayo y rápidamente endorsada por el presidente George W. Bush, incluye algunas provisiones inesperadamente generosas, así como elementos que promueven el planteamiento de una reforma comprensiva que puede ser inviable.

Kevin Appleby, director de la política de inmigración y refugio para la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, dijo el 18 de mayo que “la imperfecta propuesta” era un punto de partida viable, pero que la Iglesia empujaría enmiendas en el piso para fijar lo que él considera problemas con sus provisiones para los trabajadores temporales y la inmigración de la familia, entre otras.

El programa de la propuesta de legislación estaría abierto para los que están indocumentados en el país, y que puedan probar que llegaron aquí antes de enero 1, 2007. Esto podría afectar potencialmente a millones de personas basados en cálculos de que por lo menos hay 12 millones en los Estados Unidos que carecen de los documentos adecuados. Las personas con antecedentes criminales por cualquier otra causa que haber estado indocumentadamente en el país, serían excluidos.

Como se propone, se crearía una nueva visa Z, bajo la cual a los inmigrantes indocumentados, al abrirse inmediatamente el programa, se les garantizaría la situación legal –después de revisar sus antecedentes– lo que les permitiría quedarse y trabajar legalmente. La visa Z sería válida por cuatro años, con una renovación de cuatro años más, y podría requerir el pago de multas por un total de $5,000 dólares.

Quienes tengan la visa Z entre ocho y 13 años dentro del programa, serían elegibles para aplicar para la residencia permanente, conocida como tarjeta verde. La administración calcula que después de ocho años, el Departamento de Seguridad Nacional, que supervisa la agencia de inmigración, podría acabar con el rezago de aplicaciones para la inmigración legal, y después abrir el sistema para los poseedores de la visa Z.

Appleby dice que la primera preocupación para la Iglesia es que el proceso para las visas Z, sea justo y viable.

“La gente va a venir a la Iglesia Católica para que se les acompañe a través de esto”, dijo el 18 de mayo en una teleconferencia patrocinada por el Foro Nacional de Inmigración.

Él cuestionó el requisito para quienes reciban la visa Z, de tener que volver a su país y aplicar para la residencia permanente en un consulado fuera de EE.UU., diciendo que esto puede ser muy costoso para las personas que vienen de países lejanos. Otra objeción es que quienes obtengan la visa Z, no podrían traer a los miembros de su familia a vivir con ellos en por lo menos ocho años después de que estén en el programa.

Appleby dice que la gente también quiere garantías de que si vuelven a sus países a continuar el proceso, se les permitirá volver a entrar a los Estados Unidos.

Habrá que buscar enmiendas al programa de trabajadores temporales, que permitiría a los trabajadores permanecer en los Estados Unidos dos años y que después requeriría que salieran del país un año, antes de volver a entrar otros dos años, repitiendo el proceso por un máximo de seis a los de trabajo en los Estados Unidos. Tal como se propone, a los trabajadores temporales no se les permitirá traer a los miembros de su familia con ellos, a menos que puedan probar que tienen un seguro de salud y un ingreso de por lo menos 150 por ciento arriba del nivel de pobreza.

Appleby dijo que tal como está escrito el programa de trabajadores temporales, crearía potencialmente “una sub-clase permanente” de trabajadores que no tendrían derecho a los beneficios sociales de que otros disfrutan. También dijo que reestructurar el programa de inmigración legal por otro basado en puntos otorgados por educación, experiencia de trabajo y otros elementos de antecedentes personales, es “un histórico movimiento que se aleja de la inmigración basada en las relaciones de familia”.

La propuesta también eliminaría las categorías de visa para hijos adultos de ciudadanos o residentes legales e hijos casados de ciudadanos o residentes legales, e hijos casados o hermanos de ciudadanos de EE.UU.

El Secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez, quien estaba entre los negociadores por la administración, dijo al Servicio de Noticias Católico en una entrevista telefónica, que actualmente el 62 por ciento de las tarjetas verdes van a miembros de la familia de actuales ciudadanos o residentes legales. Cuando el rezago –que es hasta de 20 años para algunas categorías– se termine, ese porcentaje irá temporalmente arriba antes de nivelarse. Dijo que la mitad de las visas de inmigrante serían para reunificación de la familia nuclear: esposas e hijos menores.

Gutiérrez también defendió el programa de trabajadores temporales, diciendo que los participantes simultáneamente podrían tener visas temporales y estar aplicando para las tarjetas verdes permanentes, y que su experiencia y tiempo en los Estados Unidos contaría para su elegibilidad.

Y mientras que quienes tengan la visa Z no serían elegibles para traer a sus familias con ellos, los miembros de su familia podrían ser elegibles para visas de visitantes y los poseedores de la visa Z estarían libres para regresar a sus países para visitarlos, dijo Gutiérrez.

La CAMPAÑA DE JUSTICIA PARA LOS INMIGRANTES señala cinco principios para la reforma de inmigración:

– Hacer de la familia una prioridad en la ley de inmigración.

– Insistir en que los programas de trabajadores contengan protección para ciudadanos e inmigrantes de EE.UU.

– Permitir que se gane legalización para los inmigrantes indocumentados.

– Restaurar los procesos de protección para los inmigrantes.

– Responder a las raíces económicas, políticas y sociales de la inmigración.

Información sobre la campaña, incluyendo una oración especial, puede encontrarse en el sitio de Internet: www.usccb.org/mrs/jfi/millionprayers.shtml.

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