LA NUEVA EVANGELIZACIÓN COMIENZA CON NOSOTROS

Por Monseñor JOSÉ H. GOMEZ Arzobispo de Los Ángeles

En este nuevo año, hagan una oración por la renovación de nuestra Iglesia Católica.

El mundo hoy necesita escuchar el mensaje del Evangelio de una manera nueva. Y el mundo hoy está buscando en la Iglesia –en cada uno de nosotros- la palabra de vida y esperanza, la verdad que nos hace libres.

Jesús es la respuesta a cada pregunta en cada corazón humano. Y solamente su Iglesia puede mostrar a la gente el camino de la vida y la senda a la verdadera felicidad.

Pero como San Pablo preguntó hace mucho tiempo: ¿Cómo puede la gente creer en Jesús si ellos nunca han escuchado sobre él? ¿Y cómo pueden ellos escuchar sobre él, a menos que alguien les hable a ellos de él?

Nosotros somos –cada uno de nosotros en su Iglesia- quienes tenemos que hablar al mundo sobre Jesús y sobre la alegría de creer en él.

Esto es lo que el año 2012 deberá ser para todos nosotros.

Por supuesto, 2012 va a ser un gran año para nosotros en Norteamérica. Es un año de elecciones, y eso significa que tendremos grandes problemas que enfrentar y grandes decisiones que tomar, en nuestras ciudades, en nuestro estado y en nuestro país.

Pero en la vida de nuestra iglesia, 2012 también promete ser un año de gracia y renovación.

Aquí en Los Ángeles, al final del año celebraremos el décimo aniversario de nuestra hermosa madre iglesia, la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles. También, en algún momento en esta primavera, mis hermanos obispos y yo nos uniremos al resto de los obispos de California en el viaje a Roma para nuestras reuniones ad limina con el Papa Benedicto XVI.

Nuestro Santo Padre ha establecido todo este año de 2012 en el contexto de la renovación de nuestra fe y la nueva evangelización.

En octubre los obispos de todo el mundo se reunirán en Roma para el Sínodo de los Obispos, convocado por el Papa para examinar “La Nueva Evangelización para la Transmisión de la Fe Cristiana.”

Y en Octubre 11, comenzaremos el “Año de Fe” que nuestro Santo Padre ha declarado para marcar el 50 aniversario del inicio del Concilio Vaticano Segundo.

En este año de Fe, el Papa quiere que todos nosotros tengamos una nueva conversión para profundizar más en nuestra vida espiritual y en nuestro compromiso con el Evangelio.

El papa Benedicto cree que el amor de Dios ha crecido frío en los corazones de muchos. Él habla de una “profunda crisis de fe.”

Esta crisis de fe es un desafío y una responsabilidad para cada uno de nosotros. De eso se trata la nueva evangelización.

A causa de los muchos problemas que enfrentamos en nuestra sociedad, incluyendo los problemas en nuestra economía, hay una inseguridad básica y confusión sobre el significado de la vida, sobre cómo debemos vivir y porqué.

Pero la gente que necesitamos evangelizar primero, somos nosotros mismos. La nueva evangelización comienza en sus corazones y en el mío. Eso es lo que yo quiero decir por renovación en la Iglesia.

Para renovar nuestra Iglesia, necesitamos obispos que estén buscando “acercarse cada vez más a Dios…para poder amarlo más y más,” como nuestro Santo Padre dijo la semana pasada. Necesitamos obispos que tengan lo que el Papa llama “el coraje de la humildad… dispuestos a ir adelante y a marcar la ruta… en las huellas de él, que fue por delante de todos nosotros, porque él es el verdadero Pastor.”

Para renovar nuestra Iglesia, también necesitamos sacerdotes que celebren los sagrados misterios con reverencia. Hombres que sean ministros de reconciliación y almas apostólicas que quieran traer a Cristo al mundo, y llevar el mundo a Cristo.

Necesitamos diáconos que sean hombres de oración y servicio. Y necesitamos religiosos y hombres y mujeres consagrados que den testimonio del valor imperecedero de una vida dedicada a Jesucristo.

Finalmente, renovación significa que necesitamos laicos fieles que sepan lo que creen y por qué lo creen, y que no tengan miedo de defender sus creencias en la plaza pública, sin importar los obstáculos que les ponga nuestra sociedad secularizada.

Necesitamos hombres y mujeres en todas las áreas de la vida quienes, por el simple testimonio de su fe católica puedan abrir los corazones de los demás al amor de Dios y abrir sus mentes a la belleza y la verdad del mensaje cristiano.

Así, en este nuevo año que Jesucristo abre para nosotros, ¡esforcémonos por ser los católicas que estamos llamados a ser!
Oremos unos por otros y pidamos por la renovación de su Iglesia, comenzando por la renovación de nuestros propios corazones.

Y pidamos a María, nuestra Santísima Madre, que nos acompañe en este año de renovación y que nos ayude a crecer en nuestra fe en Jesús y en nuestro deseo de hablar a otros sobre él.VN

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