En su declaración de la misión, la oficina arquidiocesana de Educación Religiosa dice: “Nosotros formamos líderes para un ministerio catequético que integre una perspectiva de justicia social y que responda a las necesidades de las diferentes personas de la Arquidiócesis de Los Angeles”.
La diversidad de la Iglesia en Los Angeles fue claramente evidente el 12 de septiembre, cuando más de 3,000 personas se reunieron en la Catedral de Nuestra Señora de Los Angeles para apoyar, animar y felicitar a algunos 1,300 catequistas quienes, después de períodos de estudio y preparación, ahora pueden proclamar a otros, sin miedo o vergüenza, las buenas nuevas acerca de Jesucristo.
Durante el Servicio de Oración y Comisión anual, los catequistas recién comisionados, recibieron cartas o certificados indicando que han completado programas de estudio, que no solamente los han educado mejor en su fe y en la vida de la Iglesia, sino que les permitirán impartir ese conocimiento a otros. En la Segunda Carta de San Pablo a Timoteo, la lectura seleccionada para el servicio proporcionó un mensaje apropiado para los catequistas.
“Las palabras de Pablo a Timoteo siempre son apropiadas para nosotros en todas las áreas del cristianismo”, señaló el Cardenal Rogelio Mahony. “Pablo está diciendo a Timoteo, ‘No te avergüences de dar testimonio de Nuestro Señor Jesucristo’. ¡Qué expresión tan poderosa es ésta! ‘No vacilen. No teman. No se avergüencen de levantar su voz en testimonio de Nuestro Señor Jesucristo’.
“Esto es lo que ustedes están llamados a hacer. Su compromiso no es sólo profundizar su discipulado en Jesús, sino también ser proclamadores de Nuestro Señor”.
Se dieron certificados a quienes terminaron estudios en Ministerios Catequéticos avanzados en inglés y en español, certificados en estudios de Ministerio con Jóvenes, Instituto Católico de Biblia en inglés, Curso avanzado para catequistas con especialización en medios de comunicación y Agentes de Pastoral y Evangelización.
“Ha sido una experiencia muy enriquecedora”, dijo Terri Palmer, directora de formación en la fe en la iglesia de San Agustín en Culver City, quien el domingo recibió un certificado como Maestra de Catequistas. “Y esto me ha ayudado a sentir confianza para servir en la Arquidiócesis de Los Angeles”.
Como esposa del diácono William Scott Palmer, Terri ha hecho el programa de preparación para parejas de diáconos. Pero este certificado, dijo, significa algo para ella. “Estoy muy agradecida de que el programa me permitió usar nuestra educación (pareja de diácono) para la educación en la formación hacia nuestra certificación. Me siento como una católica formada e informada, que puede salir y servir al Pueblo de Dios”.
Dorothy King, una radiante parroquiana de la iglesia de San Gregorio el Grande en Whittier, se sentó con estudiantes del Instituto Católico de Biblia que ella, y su difunto esposo Bob y Kay, y Bob Murdy cofundaron a principios de 1990. Ella sonrió cuando se dio cuenta de que alrededor de 35 estudiantes recibirían certificados después de haber terminado el programa de tres años del instituto.
“Yo sé que mi esposo está mirando hacia abajo orgulloso por todo lo que el Instituto Bíblico ha logrado a través de los años” dijo, añadiendo que ésta es la primera vez que el grupo recibe sus certificados en la catedral.
En el primer año, el grupo estudia el Antiguo Testamento; el segundo año, el Nuevo Testamento y el tercer año es el Practicum, en el cual los estudiantes tienen que comenzar un estudio de grupo de Biblia, en el que son evaluados. En los últimos 16 años, el instituto ha tenido siete graduaciones de clases.
Erica y Jesús Bravo, miembros de la iglesia de Santa Agatha, señalaron orgullosos la tapicería sobre ellos, en la cual está la imagen de Santa Agatha, después comenzaron a enjugarse las lágrimas, mientras describían sus emociones por estar en la catedral.
“Esta es la primera vez que hemos recibido un certificado” dijo Jesús, “y es muy especial”.
Erica dijo que este día era muy importante para toda su familia, indicando que sus hijos Natalie, de 19 años, y José, de 15, también sirven en su parroquia y estuvieron presentes para la ocasión. “Yo me siento muy agradecida al Señor que nos da esta oportunidad”, dijo. “Todos servimos en Santa Agatha, para la gloria de Dios. Es bueno para los muchachos vernos hacer esto. Ellos van a querer hacerlo también”. VN