<!--:es-->“…EL SER GUADALUPANOS, SIGNIFICA SER FIELES A DIOS Y SALIR DE NOSOTROS MISMOS PARA COMPARTIR EL EVENTO GUADALUPANO CON LA GENTE DE NUESTRO TIEMPO…”<!--:-->

“…EL SER GUADALUPANOS, SIGNIFICA SER FIELES A DIOS Y SALIR DE NOSOTROS MISMOS PARA COMPARTIR EL EVENTO GUADALUPANO CON LA GENTE DE NUESTRO TIEMPO…”

Homilía en la Misa Guadalupana celebrada en el Colegio del Este de Los Angeles el 5 de diciembre de 2010.

HERMANAS Y HERMANOS EN CRISTO,

Nos reunimos el día de hoy para celebrar una vez más la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Este año con el tema Mis Hijos Unidos en el 79 aniversario de la procesión y Misa en honor de María de Guadalupe en la Arquidiócesis de Los Ángeles.

Como cada año nos reunimos con el corazón y la mente puestos en la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México frente a la Venerada y Preciosa Imagen de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe.

En todo el Continente en estos próximos días, millones de hermanas y hermanos nuestros en la fe dirigirán sus plegarias y su cariño a nuestra Madre de Guadalupe.

Nosotros desde aquí, aunque físicamente lejos del cerro del Tepeyac, nos unimos a este clamor de fe y amor Guadalupanos. Y venimos como todos los años a decirle a la Virgencita de Guadalupe que la queremos mucho y a pedirle que no nos deje solos, que nos siga ayudando y que cubra con su manto bendito a nuestras familias y a nuestra Arquidiócesis.

Lo hacemos en el tiempo de Adviento, tiempo de expectación y de preparación para la Navidad.

El Adviento debe de ser para nosotros un tiempo de esperanza y renovación. Una profunda experiencia religiosa, no solo una fiesta comercial. Durante este tiempo una vez más se nos da la oportunidad de fortalecer y profundizar nuestra relación personal con Jesús.

La celebración de Nuestra Señora de Guadalupe nos debe ayudar a recibir a Jesús en nuestras vidas como la Virgen María lo hizo. Abrir nuestros corazones al amor de Jesús, prepararle un lugar en nuestros corazones a través de la oración y del arrepentimiento.

El pasaje del evangelio de San Mateo de la Misa de hoy nos presenta a San Juan Bautista que tiene la misión de preparar la venida de Jesús: “Juan se llamó el profeta del Altísimo, porque su misión fue ir delante del Señor para preparar sus caminos, enseñando la ciencia de salvación a su pueblo”.

Toda la esencia de la vida de Juan el Bautista estuvo determinada por esta misión, desde el mismo seno materno. Esta será su vocación; tendrá como fin preparar a Jesús un pueblo capaz de recibir el reino de Dios y, por otra parte, dar testimonio público de Él” (Hablar con Dios, 1.8.1).

De la misma manera cada uno de nosotros tiene una vocación, una llamada personal de Dios que incluye toda nuestra vida y de la que dependen muchas cosas buenas.

Como decía la Madre Luisita, fundadora de las Hermanas Carmelitas del Sagrado Corazón: Para grandes cosas hemos nacido!!

La vida de San Juan Bautista fue una vida de sacrificio y humildad y precisamente por eso fue un buen instrumento en las manos de Dios. No se ocupó de sí mismo, sino de las cosas de Dios y de los demás. Su misión fue la de acercar a las personas a Dios: Preparar el camino del Señor!

Su mensaje también fue un mensaje de conversión, exigente y real. Una llamada a mejorar y superar nuestro egoísmo y comodidad para crecer en el amor a Dios y a los demás.
Hoy hemos de preguntarnos si nuestra vida es como la de San Juan Bautista. Si nuestra vida es de sacrificio y humildad de manera que sirvamos para acercar a los demás a Dios.

Porque solo Jesús, como nos dice la 1ª lectura de la Misa de hoy puede darnos la paz, justicia y felicidad que todos buscamos: “No juzgara por apariencias, ni sentenciara de oídas; defenderá con justicia al desamparado y con equidad dará sentencia al pobre”

Es en El, Nuestro Señor Jesucristo, en quien encontramos esperanza de vida eterna y de una sociedad en la que reine la justicia y la paz.

Como nos dice San Pablo en la 2ª lectura de la Misa de hoy: “Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, les conceda a ustedes vivir en perfecta armonía unos con otros, conforme al Espíritu de Cristo Jesús, para que, con un solo corazón y una sola voz alaben a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo”

Jesús a quien esperamos con ansia estos días de Adviento y quien es nuestro Redentor y Salvador y quien nos llama a amarnos los unos a los otros, como El nos ha amado.

Este es también el mensaje de Na. Sa. de Guadalupe al pueblo de América. Mensaje del amor de Dios por nosotros que exige de nosotros el saber escuchar y poner en práctica con generosidad.

Su mensaje es un mensaje de confianza en el amor y la providencia de Dios: “No estoy yo aqui, que soy tu Madre? No estas bajo mi sombra? No estas por ventura en mi regazo” Por qué hemos de temer, si Ella es Madre de Jesús y nuestra Madre que nos acompaña siempre?

En las palabras del Papa Juan Pablo II: “La Virgen de Guadalupe sigue siendo aún hoy el gran signo de la cercanía de Cristo, al invitar a todos los hombres a entrar en comunión con El, para tener acceso al Padre. Al mismo tiempo, Maria es la voz que invita a los hombres a la comunión entre ellos”

Así como Maria de Guadalupe pidió a St. Juan Diego que fuera su mensajero delante del Sr. Obispo y las gentes de su tiempo, así también Ella nos pide que seamos sus mensajeros en la sociedad en la que vivimos.

La devoción a Maria de Guadalupe, el ser Guadalupanos, significa ser fieles a Dios y salir de nosotros mismos para compartir el evento Guadalupano con la gente de nuestro tiempo.

Santa Maria de Guadalupe, Madre de Dios y Madre Nuestra, acompáñanos en nuestra jornada de fe y de amor. Ayúdanos a estar siempre cerca de tu Hijo Jesús. No nos dejes solos y convierte nuestros deseos en realidades de amor a Dios y a los demás.

Ten compasión de nosotros y de nuestras familias. Que sepamos vivir como hermanos y hermanas en Cristo, amándonos los unos a los otros, unidos como buenos hijos tuyos! Intercede por nosotros para que se respete la vida desde la concepción hasta la muerte natural y que también se reconozca el valor y dignidad de cada persona humana y de cada cultura.

Concédenos el regalo de una reforma migratoria que una a las familias y ayude al bien común! Tus Hijos unidos!

Cúbrenos con tu manto y llénanos de fortaleza para que podamos ser siempre fieles. Danos tu alegría y tu entusiasmo por la venida de tu Hijo, para que esta Navidad y nuestra vida entera este llena de la paz y la justicia en el mundo entero.

Virgen Santísima de Guadalupe, Reina de México, Emperatriz de América, Madre misericordiosa. Ruega por Nosotros.

Amén. VN

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