EL SECRETO DE UN EXITOSO 2011

Expertos brindan consejos para finalmente poder cumplir las metas de año nuevo sin desfallecer en el intento

¿Es usted una de esas personas que al comenzar un año nuevo confecciona interminables listas de metas, para luego verlas incumplidas una por una? Si es así, no está solo. De acuerdo a un estudio de la revista American Psycologist, una cuarta parte de las resoluciones de año nuevo se abandonan durante la primera semana. Dos meses después, sólo el 60 por ciento mantiene sus propósitos. Y para comienzos del verano, un escaso 38 por ciento continúa cumpliendo con lo había planeado a principio del año.

Según algunos expertos, el secreto para triunfar en la realización de metas es simple: plantearse objetivos realistas y proponerse sólo tres metas al año, en lugar de hacer largas listas que únicamente constituyen una enumeración de deseos.

El famoso escritor Rudyard Kipling, en su obra “If”, lo explica diciendo: “Si puedes soñar sin que los sueños te gobiernen… si puedes pensar sin que los pensamientos sean tu sola mira…”. Es decir, para triunfar, hay que acompañar siempre los sueños con acción. Y según la psicóloga Arlette Páez, especialista en psicología motivacional, acción es la voluntad de poner en práctica un plan que nos conduzca a la realización de nuestras metas o propósitos.

“Primero debemos tomarnos el tiempo de pensar cuáles son nuestros verdaderos deseos en orden de prioridad, es decir, cuál es el primero, el que más deseamos, luego el segundo y finalmente un tercero. Después debemos definir con qué recursos materiales y humanos contamos, por ejemplo, cuánto dinero tenemos, si es que hay algo, qué capacitación tenemos, quiénes pueden ayudarnos, amistades, supervisores, familiares, etc. Luego escribirlo y poner a la vista el papel, y comprometernos a hacer algo día a día para acercarnos a la meta”, dice la experta.

“Las metas son un esfuerzo diario. Todo vale, hasta los más pequeños esfuerzos. Por eso, al final del día, dedique aunque sean 10 minutos a evaluar lo que hizo durante las últimas 24 horas para acercarse al cumplimiento de la meta”. La psicóloga enfatiza que no hay que desesperarse si fracasamos.

Al respecto, María Marín, motivadora, autora y figura radial, declara que hay que fracasar para triunfar.

“Quien fracasa, no es un fracasado, sino un emprendedor que obtuvo un resultado diferente al que esperaba. El verdadero fracasado es el que ni siquiera se atreve a intentar”, dice.

“Posiblemente dejaste de lado un sueño porque fracasaste en tu primer intento y no conseguiste lo que anhelabas. Tal vez abriste un negocio pero no funcionó, o renunciaste a aprender inglés porque era muy difícil. Pero esto no significa que no alcanzarás lo que deseas, sólo quiere decir que en tu próximo intento debes hacerlo de una forma diferente. El solo hecho de que hayas tratado, te hace un triunfador, pues independientemente de los resultados, estabas en el camino de tus sueños”, y agrega: “Fracasar es una valiosa herramienta que trae sabiduría, te muestra los factores que ignoraste y subraya tus errores para que no vuelvas a repetirlos”.

ARMAS PARA ENFRENTAR UN FRACASO

Según Marín, la reacción de muchos, luego de experimentar una derrota, es utilizar una de estas dos excusas: “No tenía suficiente dinero”, o “Perdí el interés”. Aunque ambos argumentos son buenos, generalmente no son válidos, afirma.

“Muchas veces queremos ser expertos antes de comenzar algo nuevo, pero lo único que te hará ser diestro es practicar, cometer errores y aprender de ellos. No dejes que el miedo te impida perseguir tus metas. Para triunfar, ¡hay que atreverse a fracasar!”, subraya.
Por su parte, Páez dice que si queremos reducir la posibilidad de fracasar tenemos que tener metas realistas. “De nada sirve escribir en la lista que vamos a ejercitar dos horas al día, si terminamos haciéndolo sólo una vez, y quedamos duros y adoloridos por una semana entera”, dice.

La experta agrega que otro método efectivo para fijarnos metas alcanzables es planear cómo vamos a combatir los “atajos” (shorcuts) a los que naturalmente recurre la mente humana a la hora de quebrar un propósito que nos hemos planteado. Por eso, es importante decidir de qué manera vamos a luchar contra la tentación de por ejemplo, fumar ese otro cigarrillo o comer un solo bocado de ese postre delicioso lleno de calorías. Dejar de fumar y perder peso son dos de las metas más comunes para un nuevo año.

“En estos casos, recomiendo que usen los llamados sustitutos, por ejemplo, cada vez que tengamos ganas de fumar, nos comamos una manzana, salgamos a caminar, o llamemos a una amiga, en lugar de fumarnos un cigarrillo. Lo importante es definir cuál será nuestro método para distraer las tentaciones, y aplicarlo”, concluye la psicóloga. VN

LA META MÁS POPULAR

El propósito de año nuevo más popular según una encuesta de la AT&T WorldNet Service es bajar de peso. Según la motivadora María Marín, lo que engorda en esta vida no son los postres, el pan o el queso que ingerimos, sino los pensamientos que nos consumen con relación a la comida. “En vez de tratar nuevas dietas, más bien cambia tus pensamientos cuando estés frente a la comida”, dice. A continuación, ella comparte contigo cinco pensamientos destructivos que hacen aumentar de peso, y explica la forma de combatirlos.

* Pensamiento “desajuste completo”. Fuiste a una fiesta y te excediste comiendo un pernil sabroso. En ese momento piensas: “Ya hice el desarreglo, ¿para qué cuidarme?, voy a hartarme de más arroz, yuca, frijoles y plátanos fritos”. Cambia ese pensamiento por: “Voy a disfrutar un solo antojo a la vez”. Recuerda que una hamburguesa, de vez en cuando, no engorda, pero si le agregas papas, batido y postre, ¡claro que vas a aumentar de peso! Acompaña un “desajuste” con ensalada, por ejemplo.

* Pensamiento “sólo uno”. Todos tenemos un gustito imposible de resistir. Para algunos es el chocolate y para otros las galletitas saladas. En vez de pensar “me comeré sólo una”, mejor admite: “Una vez comience, no voy a poder parar, por eso voy a abstenerme”. Calma tus ansias con algo menos calórico y menos tentador, como una gelatina o fruta.

• Pensamiento “aplaca penas”. Una pinta de helado o una pizza entera con doble queso y pepperoni te harán sentir bien por 10 minutos pero no resolverán tus problemas. En vez de pensar “me voy a sentir más aliviada después de tragarme estas barras de chocolate”, mejor reflexiona “estaré bien por un ratito, pero más tarde me sentiré miserable”.

• Pensamiento “tengo que ser cortés”. En las familias latinas es muy común visitar a alguien que te obliga a ingerir sus platillos deliciosos. En vez de pensar “no puedo despreciar su comida porque se va a ofender”; piensa “voy a cuidarme y ponerme en primer lugar, voy a satisfacer mis deseos y no los de otro”.

• Pensamiento “voy a aprovechar”. Hoy en día muchos restaurantes ofrecen buffet de ensalada abierto con atractivos letreros que dicen: “All You Can Eat” (todo lo que pueda comer). Es vez de pensar “voy sacarle el máximo a mi dinero”, “la ensalada no engorda”. Mejor piensa “aunque haya gran variedad de comida no tengo que probarla toda”. ¡Todo en exceso perjudica! VN

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