Así lo afirmó durante la homilía de la Misa que presidió en la Basílica vaticana hoy el 1ro. de enero, Solemnidad de Santa María Madre de Dios y XLIV Jornada Mundial de la Paz, recordando que esta última se ha convertido ya en una “tradición consolidada” en la Iglesia.
“Es bueno comenzar una nueva etapa del camino poniéndose con decisión en el camino de la paz”, afirmó el Papa, queriendo recoger “el grito de tantos hombres, mujeres, niños y ancianos víctimas de la guerra, que es el rostro más horrendo y violento de la historia”.
“Ante los trágicos acontecimientos que marcan la historia, ante las lógicas de guerra que por desgracia aún no están superadas del todo, sólo Dios puede tocar en lo profundo el alma humana y asegurar esperanza y paz a la humanidad”, constató el Papa.
La paz, subrayó, “hunde sus raíces en el misterio de Cristo”, pero es también “un valor humano que realizar en el plano social y político”.
En este contexto, la humanidad “no puede mostrarse resignada a la fuerza negativa del egoísmo y de la violencia; no debe acostumbrase a conflictos que provocan víctimas y ponen en riesgo el futuro de los pueblos.
“Frente a las tensiones amenazadoras de este momento, especialmente frente a las discriminaciones, a los abusos y a las intolerancias religiosas, que hoy afectan de modo particular a los cristianos (cfr ibid., 1), dirijo una vez más una invitación apremiante a no ceder al desaliento y a la resignación”, declaró el Pontífice, exhortando a todos a rezar “para que lleguen a buen fin los esfuerzos emprendidos por muchas partes para promover y construir la paz en el mundo”.
Para llevar a cabo esta “difícil tara”, añadió, “no son suficientes las palabras”, ni “el compromiso concreto y constante de los responsables de las naciones”, sino que es necesario “sobre todo que cada persona esté animada por un auténtico espíritu de paz”.
El ejemplo de María
Benedicto XVI prosiguió su homilía recordando que esta Jornada Mundial de la Paz, que se celebra cada año desde 1968 en nombre de la Madre de Dios, manifiesta que esta paz, que “es el don mesiánico por excelencia”, llegó a través de María.
El título de “Madre de Dios” celebrado por la liturgia “subraya la misión única de la Virgen Santa en la historia de la salvación: misión que está a la base del culto y de la devoción que el pueblo cristiano le reserva”.
“Ella, que dio la vida terrena al Hijo de Dios, continúa dando a los hombres la vida divina, que es Jesús mismo y su Santo Espíritu. Por esto se la considera madre de cada hombre que nace a la Gracia y al mismo tiempo es invocada como Madre de la Iglesia”, concluyó el Papa.
BENEDICTO XVI PIDE ORACIONES EN ENERO POR EL RESPETO DE LA CREACIÓN
Benedicto XVI ha pedido a los cristianos que recen en enero por el respeto de la creación, “don precioso de Dios a la humanidad”.
Es la propuesta que hace en las intenciones de oración para el primer mes de 2011, contenidas en la carta pontificia que ha confiado al Apostolado de la Oración, iniciativa que siguen cerca de 50 millones de personas en los cinco continentes.
El Obispo de Roma presenta dos intenciones, una general y la otra misionera.
La intención general del Apostolado de la Oración del Papa para el mes de enero es: “Para que las riquezas de la creación sean conservadas, valorizadas y puestas a disposición de todos, como don precioso de Dios a la humanidad”.
Su intención misionera es: “Para que los cristianos puedan alcanzar la plena unidad, testimoniando a toda la humanidad la paternidad universal de Dios”.
TODO NIÑO REFLEJA EL ROSTRO DE DIOS, AFIRMA BENEDICTO XVI
Todo niño refleja el rostro de Dios, afirmó el Papa al visitar el Policlínico Agostino Gemelli de Roma.
Con motivo de la solemnidad de la Epifanía, el Pontífice visitó el hospital romano. Tras visitar los locales del Centro para el cuidado de los niños con espina bífida, saludó a los pequeños pacientes ingresados en las habitaciones de la estructura, pasando después a la Unidad de Cuidados Intensivos para la asistencia neonatal.
“Quiero deciros que os quiero mucho y que estoy cerca vuestro con mi oración y mi afecto, también para daros fuerza al afrontar la enfermedad”, les dijo.
También expresó su reconocimiento a los padres, familiares, dirigentes y a todo el personal del Policlínico, “que con competencia y caridad se ocupan del sufrimiento humano”.
“Bendigo a las personas, el compromiso y estos ambientes en los que se ejercita de manera concreta el amor a los más pequeños y a los más necesitados”, añadió.
EL PAPA: ACOMPAÑAR LA LIBERALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA CON RESPONSABILIDAD
Benedicto XVI destacó la necesidad de acompañar la evolución económica con una base ética y en concreto con una actitud responsable.
Lo hizo en el discurso que entregó en el Vaticano junto a embajadores con motivo de la presentación de sus cartas credenciales.
“La liberalización de la economía preservando las conquistas sociales es una mutación que no requiere un cambio de mentalidades -destacó-: se trata pues de acompañar esta evolución para anticipar los efectos no siempre controlables en el tiempo dando una base ética necesaria y jugando la carta de la responsabilidad”.
En referencia a la cuestión del medio ambiente, indicó que “la programación del desarrollo económico debe también considerar atentamente la necesidad de respetar la integridad y los ritmos de la naturaleza, porque los recursos naturales son limitados y algunos no son renovables”.
En este sentido, Benedicto XVI mostró su aprecio por la iniciativa del Gobierno de las Seychelles para restaurar y preservar la barrera de coral. Y destacó la necesidad de que “los consumidores y los agentes de actividades industriales desarrollen una mayor responsabilidad en sus comportamientos”.
Según el Papa, “aumentar la responsabilidad de todos entraña también una cooperación activa y eficaz por el respeto y la protección de la dignidad humana frente a todo intento de proponer imágenes reduccionistas y deformadas, o una instrumentalización de cada persona”.
Benedicto XVI se refirió en este punto al turismo internacional como “factor notable de desarrollo económico y de crecimiento cultural” que puede, sin embargo “transformarse en ocasión de explotación y de degradación moral”.
Sobre este tema, indicó que “sólo el reconocimiento de la dignidad humana hace posible el crecimiento común y personal de todos”.
Familia y desarrollo
Por otra parte, destacó la necesidad de proteger la familia para favorecer el desarrollo humano integral y reforzar la solidaridad entre generaciones.
“Promovida y apoyada por el Estado y la sociedad, la familia tiene una función totalmente original e irreemplazable en la educación de los niños”, subrayó en el discurso.
El Papa señaló a la embajadora de las Seychelles que “con la familia, su nación continuará construyendo su futuro dando una formación apropiada a sus jóvenes generaciones para que sean capaces de trascender los límites en los que se les querría a veces encerrar y dándoles los medios concretos para luchar contra los males sociales, especialmente el paro y la droga”.
Y destacó la conveniencia también de “apoyar a los más desfavorecidos y luchar contra la corrupción garantizando una igualdad objetiva ante la ley entre las diversas clases sociales”. Al defender la libertad religiosa, el Papa defiende a toda la humanidad.
RELATIVISMO Y FALTA DE MORAL PROPICIARON ABUSOS SEXUALES, SUGIERE EL PAPA
Benedicto XVI reconoció la gravedad y la responsabilidad de la Iglesia en los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, pero también el contexto de relativismo moral en el que se han producido.
Lo hizo en el tradicional discurso que dirigió a la curia romana con motivo de la presentación de las felicitaciones navideñas, al recibir en audiencia en el Vaticano a miembros del Colegio Cardenalicio, representantes de la Curia romana y de la Gobernación.
“Somos conscientes de la particular gravedad de este pecado cometido por sacerdotes y de nuestra correspondiente responsabilidad -afirmó-. Pero no podemos tampoco callar sobre el contexto de nuestro tiempo en el que hemos tenido que ver estos acontecimientos”.
En referencia a ese contexto, señaló que “existe un mercado de la pornografía que afecta a los niños, que de alguna forma parece ser considerado por la sociedad cada vez más como una cosa normal.
“La destrucción psicológica de niños, cuyas personas son reducidas a artículo de mercado, es un espantoso signo de los tiempos”, dijo.
Y continuó el diagnóstico, añadiendo que “todo placer resulta insuficiente y el exceso en el engaño de la embriaguez se convierte en una violencia que destruye regiones enteras, y esto en nombre de un malentendido fatal de la libertad en el que precisamente la libertad del hombre es minada y al final anulada del todo”.
Según el Pontífice, “para oponernos a estas fuerzas debemos echar una mirada a sus fundamentos ideológicos”.
En este sentido, explicó que “en los años 70, la pedofilia fue teorizada como algo totalmente conforme al hombre y también al niño”, pero en realidad “esto, sin embargo, formaba parte de una perversión de fondo del concepto de ethos.
“Se afirmaba –incluso en el ámbito de la teología católica– que no existían ni el mal en sí ni el bien en sí”, recordó, “nada sería de por sí bueno o malo; todo dependería de las circunstancias y del fin pretendido.
“La moral se sustituyó por un cálculo de las consecuencias y con ello dejó de existir -lamentó-. Los efectos de tales teorías son hoy evidentes”.
Según el Papa, “el mundo, con todas sus nuevas esperanzas y posibilidades, está al mismo tiempo angustiado por la impresión de que el consenso moral se está disolviendo, un consenso sin el cual las estructuras jurídicas y políticas no funcionan; en consecuencia, las fuerzas movilizadas para la defensa de estas estructuras parecen estar destinadas al fracaso”.
Benedicto XVI comparó la situación actual a la del período de decadencia del Imperio Romano, en el que “la descomposición de los ordenamientos que sostenían el derecho y de las actitudes morales de fondo, que daban fuerza a aquellos, causaban la ruptura de los márgenes que hasta aquel momento habían protegido la convivencia pacífica entre los hombres”.
DESPERTAR
Y se refirió al fragmento evangélico en el que Jesús está durmiendo en la barca de los discípulos zarandeada por la tempestad y a punto de hundirse y, tras aplacar la tempestad, reprocha a los discípulos por su poca fe.
“También en nosotros la fe a menudo se duerme -dijo el Papa-. Pidámosle por tanto que nos despierte del sueño de una fe que se ha vuelto cansada y que vuelva a dar a nuestra fe el poder de mover las montañas -es decir, de dar el orden justo a las cosas del mundo”.
El Obispo de Roma indicó como “responsabilidad nuestra hacer nuevamente audibles y comprensibles” las bases esenciales de la actuación moral, los criterios como los que aparecen en la encíclica Veritatis splendor.
Este texto del año 1993 de Juan Pablo II “debe ser puesto hoy nuevamente en el centro como camino en la formación de la conciencia”, señaló Benedicto XVI.
AÑO SACERDOTAL
En su discurso, el Papa recordó que “con gran alegría habíamos comenzado el Año sacerdotal y, gracias a Dios, pudimos concluirlo también con gran agradecimiento, a pesar de que se llevara a cabo de forma tan distinta a como esperábamos”.
Respecto a esos meses, señaló que “se ha renovado la conciencia de qué don representa el sacerdocio de la Iglesia Católica”.
“Nos hemos dado cuenta nuevamente de qué bello es que los seres humanos hayamos sido autorizados a pronunciar, en nombre de Dios y con pleno poder, la palabra del perdón, y seamos así capaces de cambiar el mundo, la vida”, dijo.
“Qué hermoso es que los seres humanos hayamos sido autorizados a pronunciar las palabras de la consagración, con las que el Señor atrae hacia sí un trozo de mundo, y en cierta forma lo transforme en su sustancia”, continuó.
“Qué hermoso es poder estar, con la fuerza del Señor, cerca de los hombres en sus alegrías y sufrimientos, tanto en las horas importantes como en las horas oscuras de la existencia –añadió-; qué hermoso es tener en la vida como tarea no esto o lo otro, sino sencillamente el ser mismo del hombre, para ayudarle a que se abra a Dios y que viva a partir de Dios.
“Por eso hemos sido turbados cuando, precisamente en este año y en una dimensión inimaginable para nosotros, hemos tenido conocimiento de abusos contra menores cometidos por sacerdotes, que trabucan el Sacramento en su contrario”, reconoció.
Benedicto XVI se refirió a la realidad de esos sacerdotes que “bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le acarrean un daño para toda la vida”.
Y afirmó que ensucian a la Iglesia, recogiendo una visión de Santa Hildegarda de Bingen que en el año 1170 vio una bella mujer con el rostro cubierto de polvo y el vestido desgarrado.
“En la visión de Santa Hildegarda, el rostro de la Iglesia está cubierto de polvo, y es así como lo hemos visto nosotros -explicó el Papa-. Su vestido está desgarrado –por culpa de los sacerdotes–. Así como ella lo vio y expresó, lo hemos vivido este año”.
¿QUÉ HACER AHORA?
Benedicto XVI señaló que “debemos aceptar esta humillación como una exhortación a la verdad y una llamada a la renovación” y recordó que “sólo la verdad salva”.
Y ofreció seis indicaciones para la Iglesia después de haberse conocido los casos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes.
“Debemos preguntarnos qué podemos hacer para reparar lo más posible la injusticia cometida”, selaló en primer lugar.
“Debemos preguntarnos qué era equivocado en nuestro anuncio, en nuestra entera forma de configurar el ser cristiano, de forma que una cosa semejante pudiera suceder”, continuó.
“Debemos encontrar una nueva determinación en la fe y en el bien. Debemos ser capaces de penitencia. Debemos esforzarnos en intentar todo lo posible, en la preparación al sacerdocio, para que una cosa semejante no pueda volver a suceder”, dijo.
Y pidió por último “agradecer de corazón a todos aquéllos que se han empeñado en ayudar a las víctimas y en devolverles la confianza en la Iglesia” y “también a tantos buenos sacerdotes que transmiten en humildad y fidelidad la bondad del Señor y que, en medio de las devastaciones, son testigos de la belleza no perdida del sacerdocio”.
EN EL ROSTRO DE LOS ENFERMOS ESTÁ EL DE CRISTO, AFIRMA EL PAPA
En su mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, el 11 de febrero, memoria de la Beata Virgen de Lourdes, el Papa Benedicto XVI invita a reconocer en el rostro de los enfermos el de Jesús, y a ponerse al servicio del prójimo sufriente.
La Jornada Mundial del Enfermo, subraya el Papa, es una “ocasión propicia para reflexionar sobre el misterio del sufrimiento y, sobre todo, para hacer a nuestras comunidades y a la sociedad civil más sensibles hacia los hermanos y las hermanas enfermos”.
“Si cada hombre es hermano nuestro, tanto más el débil, el sufriente y el necesitado de cuidados deben estar en el centro de nuestra atención, para que ninguno de ellos se sienta olvidado o marginado”, observa, añadiendo que “la medida de la humanidad se determina esencialmente en la relación con el sufrimiento y con el que sufre.
“Que en el rostro de los enfermos sepáis ver siempre el Rostro de los rostros: el de Cristo”, pide el Papa.
EL PAPA DESTACA LA NECESIDAD VITAL DE UNA EDUCACIÓN BASADA EN LA SABIDURÍA
Benedicto XVI destacó la importancia, en el mundo actual, de una educación que vaya más allá de la acumulación de conocimientos intelectuales o competencias técnicas.
“En un mundo caracterizado por la interdependencia de los pueblos y por la rápida difusión de un mimetismo de comportamientos humanos acompañada por un individualismo creciente, la educación constituye una necesidad vital y existencial”, destacó.
“Sin embargo, podría reducirse a una acumulación de conocimientos intelectuales o de competencias técnicas”, continuó.
Y añadió: “Las habilidades deberían ir de la mano del saber vivir y el saber estar que, basados en la sabiduría humana y en los recursos espirituales, reflejan mejor la verdad esencial de la existencia humana”.
En este sentido, apreció el hecho de que “en la educación de sus niños, las familias malienses no se contentan con los resultados académicos logrados, haciendo caso omiso de las virtudes humanas, culturales y religiosas.
“Ellas ofrecen a sus hijos los valores de referencia que les conducirán a la verdad sobre la vida, sobre el deber de la solidaridad y del diálogo que son co-existenciales a la naturaleza humana”, explicó.
Al mismo tiempo, indicó que “corresponde al Estado apoyar a las familias en su tarea de educación, y velar por la calidad intelectual y humana del personal educativo”.
Y deseó “que los jóvenes malienses no se dejen seducir por el dinero fácil que podría incitarles a pactar con las redes que conducen a la criminalidad o al tráfico de droga”.
EL PAPA NO HA CAMBIADO NADA DE LA DOCTRINA SOBRE EL PRESERVATIVO
El Papa Benedicto XVI no ha alterado en ningún punto la doctrina en lo referente al uso del preservativo, que recoge la Humanae vitae, ni lo ha acogido simplemente como un “mal menor” que relativice la condena de la prostitución.
Así lo afirma la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una nota hecha pública este martes, con el título “Sobre la banalización de la sexualidad”. A propósito de algunas lecturas de “Luz del mundo”.
En ella, la Congregación sale al paso de las “diversas interpretaciones incorrectas, que han creado confusión sobre la postura de la Iglesia Católica acerca de algunas cuestiones de moral sexual”, a raíz de la publicación del libro-entrevista a Benedicto XVI.
El pensamiento del Papa “se ha instrumentalizado frecuentemente con fines e intereses ajenos al sentido de sus palabras, que resulta evidente si se leen por entero los capítulos en donde se trata de la sexualidad humana”.
Algunas interpretaciones, subraya la nota, “han presentado las palabras del Papa como afirmaciones contrarias a la tradición moral de la Iglesia, hipótesis que algunos han acogido como un cambio positivo y otros han recibido con preocupación.
“En realidad, las palabras del Papa, que se refieren de modo particular a un comportamiento gravemente desordenado como el de la prostitución, no modifican ni la doctrina moral ni la praxis pastoral de la Iglesia”, afirma la nota.
LA SITUACIÓN DE AMÉRICA LATINA PREOCUPA AL PAPA
Benedicto XVI confesó en su mensaje para esta Navidad que sigue con preocupación los dramas humanitarios que vive en estos momentos América Latina y el Caribe, así como las tensiones entre Nicaragua y Costa Rica.
Antes de impartir su bendición “Urbi et Orbi”, el pontífice dirigió en Mundovisión felicitación navideña haciendo un apremiante llamamiento a la solidaridad a favor de las comunidades necesitadas del subcontinente americano.
Como era lógico, comenzó pidiendo ayuda a favor “de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití”.
Luego pidió que no se olvide “a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales”.
Por último, pidió que se impulse “el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica”, en referencia a la disputa fronteriza entre Costa Rica y Nicaragua, surgida en octubre, por las tareas de dragado que se llevan a cabo en el Río San Juan y el reclamo territorial de ambos países sobre Isla Calero.
En su felicitación en español, el Papa dijo: “¡Feliz Navidad! Que la Paz de Cristo reine en vuestros corazones, en la familias y en todos los pueblos”. VN