<!--:es-->EL LEGADO DE CÉSAR CHÁVEZ.- ¡Viva este hombre de dignidad y valor!<!--:-->

EL LEGADO DE CÉSAR CHÁVEZ.- ¡Viva este hombre de dignidad y valor!

Para los latinos y otras personas pobres en los Estados Unidos, la jornada de aceptación, comprensión y justicia, ha sido larga y difícil. Todos conocemos historias de desafíos. Un hombre entre los mexicanos, descendientes de centro y sud-americanos, alcanzó el pináculo de la historia americana. César Chávez, que murió en 1993, enseñó a muchos a vencer el miedo, a tener éxito y obtuvo fama mundial por sus logros para los trabajadores campesinos y otros trabajadores sin representación.

Pequeño de estatura, de piel morena, con un feroz instinto por la justicia, la vida de César inspiró a muchas generaciones y continúa inspirando a nuevos inmigrantes a vivir en dignidad y sin miedo a reclamar su lugar en la sociedad y la historia de nuestra sociedad. Él sigue siendo nuestro espíritu y nuestra inspiración y nadie cambiará esta historia, no importa qué tan duramente traten de hacerlo. Él siempre será nuestro sabio a través de los años. ¡César Chávez! ¡Presente! ¡Viva este hombre de dignidad y valor!

Hay muchas maneras de mirar a los héroes como Chávez, Martin Luther King, Ghandi o los Kennedy. Todos inspiraron a sus seguidores y todos infundieron temor en aquéllos que querían negarles sus metas y su derecho a un lugar en la historia. Los 66 años de César Chávez le ganaron una gran reputación, al convertirse en nuestro faro de vida. Él sabía que con la fama vienen grandes críticas y a menudo decía: “si hacemos una diferencia en la vida de solamente un trabajador campesino o una familia pobre, entonces los sacrificios y el odio que enfrentamos habrá valido la pena”. Hoy, este campesino que sólo tuvo ocho grados de educación, permanece como un modelo para todas las generaciones; se ganó los honores que celebramos hoy y soportó ataques personales durante y después de su vida.

Un ejemplo de las creencias y reflexiones de sus amigos acerca de él, demuestran su lugar en la historia. Cuando se le concedió al Dr. Martin Luther King Jr., el primer Premio Nóbel de la Paz en Atlanta, Georgia, en 1973, la viuda de King, Coretta Scott King declaró: “César Chávez, usted es un gran líder y santo, y es el correcto heredero de mi difunto esposo Martin, como el líder nacional de la no-violencia”.

En 1993, mientras asistía al funeral de César, a Ethel Kennedy, la noble viuda del senador Robert Kennedy, se le pidió que hiciera algún comentario, ya que su esposo conocía al Dr. King y a César Chávez. Ella dijo: “César fue un santo”.

Cuando su difunto esposo Bobby se unió a César en el inicio de su primer ayuno en 1968, él dijo: “César es una de las figuras heroicas de nuestro tiempo”.

En la Misa funebre de César, en abril de 1993, en donde asistieron cerca de 50,000 trabajadores campesinos, jóvenes y gente de todas partes, se escuchó al Cardenal Rogelio Mahony decir: “César Chávez fue un profeta especial de los trabajadores agrícolas”.

Pero alcanzar grandeza tiene un precio. Las familias de grandes personajes deben encontrar maneras para lidiar y echar abajo ataques personales y aun intentos de re-escribir la historia. Hoy, cuando escucho historias de lo que algunos dicen que César Chavez dijo hace veinte o treinta años, cuando yo estaba presente, yo me río a carcajadas. Yo recuerdo que en aquel entonces ellos no solamente no le expresaron ninguno de esos pensamientos a él, sino que solamente le decían sí, y nunca lo criticaron en su cara.

Mi abuelo solía decir: “Nunca te vayas temprano de una fiesta, o hablarán de ti cuando te hayas ido”. Yo creo ahora que otra verdad de vida es: “No te mueras antes que tus enemigos porque ellos mentirán y tratarán de escribir de nuevo la historia de tu vida para minimizar tus dotes, comparándolas con los de ellos”.

Con esto en mente, me tomo este tiempo para compartir algo de lo que yo sé de César y su familia, que muchos de los que lo admiran puede ser que no sepan o que no hayan escuchado hasta ahora.

César Chávez tuvo éxito, principalmente, porque su familia estuvo con él y lo apoyó en su lucha por la justicia a favor de los trabajadores campesinos y la igualdad de derechos para los latinos y otras personas pobres y trabajadoras. Durante su vida, muchísima gente y grupos lo visitaron para aprender cómo lidiar con los desafíos y dificultades en y fuera del trabajo.

Él y su familia enfrentaron muchas dificultades y desafíos que la mayoría de nosotros ni siquiera podríamos imaginar. Solamente el número de amenazas de muerte de los rancheros y la mafia en contra de su vida habrían dado miedo a la mayoría de la gente y habrían hecho que sus familias abandonaran o renunciaran a la lucha por La Causa. ¡Pero no! Chávez ni la familia de César. Para ellos renunciar no fue algo que ellos habrían hecho, ni que harán nunca, no importa el precio. Dejar o abandonar a los trabajadores, como muchos de nuestros colegas hicieron a través de los años, no es una opción para alguien que se apellide Chávez. Las únicas otras familias que han soportado tanto, son las de Dolores Huerta y Richard Chávez.

Cuando César decidió dejar un trabajo muy bien pagado para vivir en pobreza voluntaria y trabajar entre los trabajadores más pobres y explotados, su familia estaba con él. Su viuda, Helen Chávez, una mujer que habla suave, pero fuerte y de mucho coraje, estuvo con él; trabajó hombro a hombro con él, y lo apoyó durante toda su vida. Hoy, ella está retirada y es la cabeza de la familia y heredera de su legado: la madre de los siete hijos que quedan y la abuela del legado del futuro que son sus 39 nietos y bisnietos.

El trasfondo de la historia de los hijos de Helen y César, recientemente se ha convertido en un tema de discusión. Yo trabajé para él, con él, y me uní a su familia cuando me casé con su hija Ana. Yo no he trabajado para él o con ninguna de sus organizaciones desde 1982. Actualmente no tengo ningún papel en sus negocios de trabajar con los trabajadores campesinos y con los pobres en todo el país. Yo trabajé junto a Cesar y fui su asistente personal durante cuatro años y pasé más tiempo con él que ninguna otra persona, aparte de Helen y sus hermanos. Yo he dado muchas charlas y conferencias sobre César y su vida. En esas charlas hablo por mí mismo y este es todavía el caso. Nadie me pidió escribir esta historia.

Los miembros de la familia que han seguido sus huellas de trabajo, pueden hablar por ellos mismos. Yo hablo sobre César Chávez, la persona, y lo que él hizo para enseñar, inspirar y motivar a docenas de miles de personas durante y después de su vida.

Ahora, vuelvo a su esposa Helen y a su familia, que ahora son siete hijos y 39 nietos y bisnietos. Los hijos de Chávez crecieron en la pobreza voluntaria de su padre, completamente envueltos en sus luchas. Ellos eran demasiado jóvenes para tener voz para elegir pobreza, fama o el odio que encontraron de los enemigos de su padre. Son esos aspectos de la vida de César los que quiero extraer y recordar.

Cuando César comenzó su movimiento, no había dinero. Sus hijos eran sus únicos organizadores voluntarios. Mientras que otros niños de su edad se divertían, practicaban deportes y disfrutaban de tiempo libre, los hijos de César estaban con él en cada pueblo de Central Valley, yendo puerta por puerta repartiendo folletos y hablando con los trabajadores sobre los sueños de su padre de una Unión, una Unión de Crédito y otros servicios económicos y sociales. Ellos trabajaban en los campos agrícolas con Helen para poder alimentarse y tener vivienda para ellos mismos, así como fondos para el movimiento de César. Yo no puedo imaginar a mucha gente soportando este estilo de vida y todavía amando a su padre y a su madre. Ellos ya han sacrificado mucho por La Causa.

Cuando comenzó en 1965 la huelga de las uvas, las cosas fueron peor para ellos. Fernando, el hijo más grande, sufrió ataques personales casi diariamente por parte de los hijos de los rancheros en Delano High School. Sylvia, Linda, Eloise y Anna tuvieron que enfrentar extremos prejuicios de las escuelas, solamente por ser hijas de su padre. Corrieron rumores de que su padre –que nunca ganó más de 5,600 en un año– tenía un túnel desde su pobre casa de dos cuartos, a la mansión a la que ellos se iban por la noche. Todo falso y sin sentido. Pero esto es sólo parte de lo mucho que la familia Chávez vive y de lo que se dice de ellos todavía en estos tiempos.

Los hijos más pequeños, Paul, Elizabeth y Anthony, no estaban tan expuestos a las controversias de la escuela durante la huelga de las uvas, pero a edad temprana supieron de las amenazas de bombas en su casa, y que la gente quería matar a su padre y a ellos, y que algunos hasta estaban siendo pagados para hacerlo. La seguridad de 24 horas alrededor de su casa proporcionada por huelguistas filipinos y mexicanos, se convirtió en el status quo. Para su crédito, ellos nunca se quejaron y permanecieron tan normales como cualquier famosa familia pobre.

El voto de pobreza de su padre significó para ellos que su ropa siempre proviniera de donaciones. Las cosas de segunda eran su único recurso cuando se trataba de ropa, juguetes, muñecas o bicicletas. Los armarios de la cocina siempre tenían sólo lo esencial, y no eran diferentes de los armarios de las familias de los demás trabajadores.

Yo siempre he estado maravillado e impresionado de cómo Helen y la familia Chávez se manejaban frente a su vida de pobreza, amenazas de muerte y enemigos poderosos que querían verlos caer. Su fuerza y unidad les ayudó a sobrevivir, a tener éxito y sus hijos siguen las humildes huellas de César y Helen.

Por cerca de 30 años, la mayor parte de ellos sin pago, César ganaba $5 dólares a la semana, y más tarde $10, o un poco más, además de casa y comida. ¿Cuántas familias en los últimos cincuenta años podrían sobrevivir y permanecer leales a La Causa, bajo esas circunstancias? De algunos 40 miembros de la familia, diez todavía trabajan para el movimiento y los otros viven su propia vida y tambien ayudan al movimiento campesino. El promedio que ganan los miembros de la familia Chávez que trabajan en el movimiento es cerca de $5,600 al año, cerca de lo mismo que ganaba César en un año. Los diez que reciben salarios, son modestamente mejor pagados. No es una regla el que porque mi padre eligió ser pobre, no tener auto o casa, quiere decir que yo tenga que hacer lo mismo. Lo que César hizo fue lo mejor para él durante su tiempo, y su familia debe hacer lo que es bueno para ellos, mientras continúan su trabajo. Nadie puede ser César Chávez, Dr. King, Gandhi o Bobby Kennedy.

De modo que, ¿Por qué querría alguien esperar 13 años después de su muerte para atacar a un héroe como César Chávez? ¿Por qué alguien querría dividir a esta familia y vender una historia sensacionalista, diciendo que ellos se estaban enriqueciendo a costa de él? La respuesta es fácil. Chávez enfrentó exactamente los mismos ataques repetidamente de gente que quería pararlo, y sus hijos también enfrentarán los mismos ataques.

Hoy, sus hijos y sus nietos son los guardianes de su legado y son las voces líderes que protegen y realzan el futuro de hoy y del mañana de los inmigrantes. Lastímalos a ellos y estarás lastimando el futuro del latino americano. Desacredítalos a ellos, y estarás proporcionando oportunidades para que otros mantengan a tu gente abajo o ganen poder a expensas de la familia de Chávez. César y Helen no criaron hijos tontos y ellos no habrían educado a nadie para enriquecerse a costa de su trabajo. Helen y César nunca fueron dueños de una casa. Helen todavía vive en una casa rentada de 800 pies cuadrados, la misma que algunas veces fue la casa de siete personas. Su hijo Paul vive en un amplio trailer propiedad del movimiento y Antonio y su familia viven también en una casa rentada. De los tres hijos de Chávez que trabajan en el movimiento de César, sólo Elizabeth y su familia poseen una modesta casa. Cuatro de los siete hijos de Chávez que quedan, no trabajan para la Unión de Campesinos de América o para las organizaciones no lucrativas fundadas por su padre. 26 de los 31 nietos de Chávez, no reciben pago por trabajar para el movimiento, a pesar de que todos ellos dan tiempo voluntario a UFW y al movimiento. Tanto los que trabajan como los que no trabajan para las organizaciones del movimiento, donan cientos de horas cada año hablando en las escuelas y en funciones para continuar el legado de César Chávez. Estoy seguro de que esto continuará.

César y Helen se las arreglaron de alguna manera para educar a sus hijos para vivir buenas vidas. Cuando eran jóvenes, no había escuelas privadas, ni autos, ni ropa nueva, y sólo Fernando, el hijo mayor, asistía al Colegio para convertirse en un abogado de San José, con una oficina de mucho éxito. Como padres, en una época de pandillas, pistolas y drogas, ellos educaron ocho hijos, que criaron 30 nietos y más, gracias a que fueron muy buenos padres y les inculcaron los mismos valores de virtud de su abuelo, ninguno de ellos ha experimentado drogas o el sistema judicial criminal. Los nietos fueron educados por César y por Helen, y algunos seguirán su ejemplo de trabajar para mejorar sus vidas y promover la paz.

El año en que César murió, una mujer del programa de mentores para estudiantes latinos de la secundaria me dijo: “Me encantaría conocer a su esposa y agradecerle a ella y a su familia por darnos a su padre. Yo estoy segura de que ellos tuvieron que sacrificar y dejar mucho para que los campesinos y otros pudieran tenerlo a él como nuestra inspiración.

Como coordinador de los servicios fúnebres de César, estoy seguro de que mucha gente que había dejado su trabajo voluntario con César fue invitada a unirse a nosotros. Hoy recuerdo que lo mismo le pasó a Jesús y a otros, algunos asistieron a su funeral, oraron con la familia y después lo traicionaron por cualquier motivo egoísta.

Aunque él no vivió para ver el éxito completo de su movimiento laboral campesino, como su siguiente movimiento planeado en ciudades trabajando con los pobres y con los nuevos inmigrantes, César murió sabiendo que sus hijos, hijas y nietos llevarían adelante lo que él y Helen comenzaron con nada. Mientras todos siguen sus huellas, algunos son pagados, la mayoría no, y todos ellos son voluntarios para compartir la historia de César Chávez en escuelas, bibliotecas, salones de sindicatos y vecindarios, y se ofrecen ellos mismos para ayudar a los campesinos y otras comunidades en todo el país. Ellos continuarán edificando viviendas y encontrando otras oportunidades económicas para el beneficio de los trabajadores pobres, de la misma manera que su padre lo hizo en su vida. Esto es lo que César hubiera querido. Nuestro trabajo es progresar y perseverar con orgullo, dignidad y sin miedo, igual como él nos enseñó a hacer. Ahora que sabemos que él es nuestro salvador y tiene un lugar especial en el cielo, nosotros celebramos orgullosamente su memoria cuando decimos ¡Viva César Chávez! ¡César Chávez, Presente!

Gracias a Dios la verdadera historia no puede ser cambiada o escrita de nuevo, a pesar de que algunos tratan y tratarán de hacerlo. Sabiendo que tú eres número uno en los corazones de los muchos a quienes tú inspiraste, descansa en Paz, César. VN

RICHARD YBARRA es un asesor en políticas publicas y campañas políticas. También trabaja como director de Ybarra Company y puede ser contactado en internet en richard@ybarracompany.com.

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