EL ACTA DE NACIMIENTO, LA EVIDENCIA MÁS IMPORTANTE DE SU VIDA

Con gran éxito, el Consulado General de México en Los Ángeles organiza la primera Feria del Registro Civil

En marzo, el Consulado General de México en Los Ángeles a cargo del Cónsul Carlos Sada, llevó a cabo la primera Feria del Registro Civil a la que acudieron cientos de mexicanos en busca del documento que avala su identidad. Aquí compartimos algunas de sus historias que reflejan la gran necesidad de obtener Actas de Nacimiento y, aun cuando pareciera ser un sencillo trámite, es un documento oficial que marca la diferencia en la vida de las familias migrantes.

MARÍA RUPERTA PÉREZ LÓPEZ nació el 27 de marzo de 1939; no sabe leer ni escribir, pero sabe poner su firma, los nombres de sus padres y que nació en La Ascensión Huixtepec, municipio de Xaltocan, Tlaxcala. No puede viajar a México ni puede aspirar a beneficios completos para su edad en este país porque no tiene un documento que avale su identidad, pero más aun “necesito mi Acta de Nacimiento para morir en paz”.

JUAN JOSÉ VELÁZQUEZ HURTADO traía de la mano a su hijo Jeff de 8 años. En busca de un pasaporte mexicano, su trámite parecía frustrarse: “Mi acta, aunque original, tiene el sello del Servicio Militar y no me la aceptaron; aquí traigo otros documentos oficiales, pero me falta el principal…”, dijo el residente de Lancaster y originario de León, Guanajuato, mostrando sus certificados de estudios de primaria y secundaria con su foto sellada en ambos.

MARISOL HERRERA ZEPEDA emigró de Naucalpan de Juárez a Estados Unidos cuando tenía 3 años de edad; hoy tiene 31 y buscaba desesperada su identidad. “Es como si no existiera. Sin ese documento no puede solicitar ningún beneficio migratorio en este país aun cuando me casé en septiembre pasado y mi esposo puede darme la ciudadanía, pero no tengo como comprobar quien soy”. Marisol obtuvo en el Consulado de San Bernardino un pasaporte mexicano temporal que es la única identificación válida que ha tenido en toda su vida.

TERESITA ROMERO PICHARDO traía en sus manos las actas de nacimiento semi desechas de su hijo Roberto Edmundo y de ella. “Estas son copias originales pero nadie me las acepta porque están muy maltratadas… Es lo que rescaté cuando se quemó mi casa en 2006”, afirma la originaria de la Ciudad de México y residente de Norwalk, California desde 1992.

Y así, los casos fueron llegando a la Feria del Registro Civil con la participación de las casas de representación de los gobiernos de Estado de México, Ciudad de México, Colima, Durango, Jalisco, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Puebla y Zacatecas. (Aun cuando de los otros estados no existe una representación oficial, hubo personas que acudieron en busca de un acta de nacimiento procedente de esos estados).

Los de María Ruperta, Juan José, Marisol y Teresita son historias con final feliz porque al término de la jornada, pudieron tener en sus manos el documento que no sólo los acredita como mexicanos, sino como personas reales que pueden demostrarle al mundo que existen.

“Mire usted, ahora ya soy yo… Le agradezco a Dios por este milagro; yo no dormía de la preocupación de lo que iba a pasar conmigo cuando me tocara mi turno de ir con mis padres (qepd). Yo quiero ir a descansar en paz en México y sin este documento no hubiera podido”, afirma María Ruperta, madre de ocho hijos y que ve incrédula y feliz el documento que le demuestra su existencia.

“Es el origen de todo…Con mi acta, ya puede sacar mi matrícula consular, mi pasaporte, luego puedo ir por una licencia de manejar y cuando se pueda, aplicar para un programa migratorio, como el DAPA”, dice Juan José que por ser padre de Jeff (que nació en Estados Unidos), puede aspirar a los beneficios de la Acción Ejecutiva del Presidente Obama cuando sea aprobada.

“Es un Certificado que me dieron con honores”, afirma Teresita. “Cuando vives en otro país y ni siquiera tienes un acta de nacimiento, no existes, no eres nadie. Pero gracias a la Feria del Registro Civil, tengo una razón muy especial para ir a misa este domingo y darle gracias a Dios por este milagro”, concluye la fiel católica que asiste a la iglesia de Santo Domingo Sabio en Bellflower.

Marisol en cambio no pudo evitar la emoción, y cuando tuvo en sus manos el documento oficial, soltó en llanto y agradeció con un fuerte abrazo y lágrimas en sus ojos a Mauricio Noguez Ortiz, Director General del Registro Civil del Estado de México, quien le entregó personalmente su acta de nacimiento.

A su vez, Noguez Ortiz superó las expectativas de la Feria del Registro Civil, pues aun cuando vino en representación del Estado de México, y dada su jerarquía, contó con la autoridad suficiente para atender los casos de migrantes de todas partes de la República Mexicana.

“¿Por qué estoy aquí?”, repite la pregunta de VIDA NUEVA. “Todos los días allá en México tenemos casos diferentes sobre las necesidades de la comunidad migrante. Pude haber enviado a otro oficial, pero yo quería venir y sentir le necesidad real de nuestros conciudadanos y he comprobado que hay mucha, mucha necesidad de ayudarlos”.

La plática con Noguez Ortiz fue breve. Involuntariamente interrumpe la charla una persona originaria de Sinaloa que se aproximó a la mesa en donde una computadora portátil, una impresora y la gran voluntad del Director del Registro Civil del Estado de México, hizo posible varios favores que para los beneficiados fueron un verdadero milagro.

Los tres días de la Feria del Registro Civil transcurrieron en medio de un desfile de centenares de casos de familia, historias propias para libros o para guiones de películas, pero a diferencia de la ficción, el protagonista invariablemente peleaba el papel principal, su Acta de Nacimiento, el papel más importante de su vida. VN

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