DEFENDER Y FORTALECER EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA

Una de las cinco prioridades que el Señor Arzobispo José Gomez nos propuso desde el inicio de su ministerio en nuestra Arquidiócesis ha sido defender y fortalecer el matrimonio y la familia. Al hablar de matrimonio y familia desde la perspectiva cristiana estamos entrando en un tema muy amplio y complejo que toca realidades tan variadas como son la comunicación entre los esposos, o la educación cristiana de los hijos. A lo largo de los próximos meses vamos a profundizar en estos temas y también vamos a reflexionar sobre las otras prioridades pastorales que el Arzobispo Gómez propuso. La pregunta que viene a mi mente es la siguiente ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para defender el matrimonio y la familia? Una tarea muy importante en este sentido es formarnos e informarnos sobre el tema pues la doctrina sobre el matrimonio y la familia requiere conocimiento y estudio especialmente de lo que la Iglesia nos enseña. “El Matrimonio: el amor y la vida en el plan divino” es el más reciente documento de nuestros obispos sobre este tema y les recomiendo que lo lean. Pero además de leer este documento yo quisiera que cada uno de nosotros reconozcamos la importancia de mantener a los matrimonios y a las familias unidas para el bien de las familias y de la sociedad.

En primer lugar debemos cambiar nuestra visión de este tema. Muchas personas ven el matrimonio como el compromiso personal y privado entre un hombre y una mujer que deciden unir sus vidas porque así conviene a cada uno de ellos. El matrimonio no puede estar basado en la conveniencia de tener a alguien con quien tener sexo o simplemente de llenar mi espacio de soledad. El matrimonio no sólo es un compromiso privado entre dos personas que empiezan a vivir juntas.

El matrimonio es un bien público, y los involucrados deben saberlo con claridad porque con ese compromiso están contribuyendo al bien de la sociedad. La ruptura de ese compromiso no sólo afecta a los implicados, afecta a toda la sociedad, especialmente si hay hijos de por medio en el drama del divorcio o la separación. Los males sociales que los divorcios producen aún no los conocemos en toda su amplitud, pero ya podemos constatar signos muy negativos: mayor pobreza en las familias, especialmente en los niños; jóvenes que no crecen junto a su padres son más propensos a verse envueltos en problemas legales; la deserción escolar es más alta en niños y jóvenes de familias desintegradas; la disciplina es un problemas muy grave en familias sin la autoridad de ambos padres, etc. Por supuesto conocemos casos extraordinarios de jóvenes que han crecido sólo con madre soltera o padre soltero, sin embargo estas son excepciones a la regla.

LA INTIMIDAD DE LA PAREJA

Para evitar divorcios y familias desintegradas debemos cuidar nuestro matrimonio. Un aspecto que tenemos que cuidar cautelosamente es la intimidad de la pareja. Este asunto ha sido muy abandonado porque muchos de nosotros crecimos en ambientes donde no se podía hablar del sexo, o el sexo estaba asociado al pecado y a la fragilidad de hombres pecadores. Las personas ideales eran aquellas que nunca habían tenido relaciones sexuales. El Concilio Vaticano II nos ayudó a cambiar esta mentalidad. La relación sexual en la pareja unida en matrimonio no sólo tiene como función la procreación, también está orientada a fortalecer la comunicación y la integración entre los esposos hasta llegar a ser un sólo cuerpo en el amor. Por supuesto que la comunicación y la intimidad no se agotan en la relación sexual, pero si necesitan expresiones físicas, sensibles que muestren que lo que cada uno siente por su cónyuge lo expresa con su cuerpo.

CRISTO EN EL CENTRO DE LA PAREJA

La verdadera conversión sucede cuando Cristo está vivo en mi relación de pareja. Cuando toda mi vida en pareja gira alrededor de quien es nuestro Señor, la fuente del verdadero amor. La consecuencia inmediata sería un mayor respeto del uno por el otro porque ambos somos imagen de Dios en igualdad, en el mismo amor. Todo sentimiento de superioridad sanaría, toda forma de agresión verbal, física o emocional desaparecería, porque Dios va transformando los corazones y va tomando posesión de la vida de las personas y de la familia entera. Los gritos, las formas groseras de dirigirse el uno al otro, la amenaza, o la simple burla de las fragilidades de los otros acabarían por desaparecer porque están en contra del amor que Cristo mostró en su vida mortal y por supuesto que están en total oposición a la salvación por la que Cristo murió y resucitó. Qué importante es dejar que Cristo entre en nuestra pareja.

LOS PADRES DE FAMILIA, TESTIGOS DE FE PARA SUS HIJOS

Cuando en pareja hemos dejado a Cristo que reine en nuestro amor conyugal entonces es más fácil dar testimonio de nuestra fe especialmente delante de nuestros hijos. Muchas personas cuando se les dice que todo cristiano es misionero, se imaginan a sí mismas predicando entre los pobres en África o en Asia o en pueblitos de Latinoamérica, pero no caemos en la cuenta de que somos misioneros en nuestro hogar cuando con nuestro ejemplo de vida mostramos a nuestros hijos que es posible vivir cristianamente. Hay maneras muy concretas de realizar esta misión, primeramente como adultos debemos vivir honestamente en todos los momentos de nuestra vida, aunque nadie nos vea, tenemos que preguntarnos permanentemente: ¿esta decisión que voy a tomar, este paso que voy a dar lo puedo hacer sin avergonzarme, lo puedo hacer sabiendo que soy un discípulo de Jesús y que sigo sus pasos? La moral privada es al final de cuentas el mejor regalo que podamos dar a nuestros hijos porque ellos con nuestro ejemplo se formarán una conciencia sana.

LA ORACIÓN EN FAMILIA

Actualmente vivimos de manera muy acelerada. No tenemos tiempo para nada. Ya no hay comidas en familia porque cada quien llega a una hora diferente, y aun en este caos en el que vivimos, todos sabemos que buscar un momento en el día o al menos en la semana para orar en familia, es una manera muy importante de mantener los vínculos de amor que no se van a romper nunca. La oración en familia tiene el poder de sanar enojos que surgen en la convivencia diaria, tiene la capacidad de animarnos en las nuevas tareas y retos que la vida nos presenta, pero sobretodo tiene el poder de recordarnos que somos familia donde los unos a los otros nos ayudamos, donde nos sentimos amados con una seguridad total, donde Dios se hace presente para mantener nuestra unidad.

BUSCAR AMISTADES QUE LLEVEN UNA VIDA HONESTA

El hogar y la familia se van extendiendo en las relaciones humanas que desarrollamos. Un ejemplo es nuestra familia extensa, tíos, abuelos, primos etc., que influyen en la educación de los hijos, pero también las amistades que elegimos para convivir. Hay un dicho muy viejo que dice “dime con quién andas y te diré quién eres”. La sabiduría popular con sus dichos nos llama la atención respecto a los modelos de vida que les ofrecemos inconscientemente a nuestros hijos. Si la moral y los ideales de aquellos que elegimos como nuestros amigos no son sanos, al final de cuentas serán valores e ideales que nuestros hijos van a ver y respirar. Si nuestros amigos son sólo de borrachera, eso tendrá una influencia en los modelos de vida que verán nuestros hijos.

CONCLUSIÓN

Que sirvan estas breves pistas para introducir este tema en nuestras familias incluso para discutir estos puntos en familia. Lleve VIDA NUEVA a su casa y lea con su esposo o esposa este artículo y coméntenlo. ¿Están de acuerdo con estos puntos? ¿Cómo los podemos aplicar a nuestra vida si los consideramos útiles? ¿Qué otras cosas podemos hacer para defender y fortalecer a nuestro matrimonio y a nuestra familia? VN

EL DR. JOSÉ ANTONIO MEDINA DICTARÁ UNA CONFERENCIA sobre la ‘Eucaristía y la Vida’, en el Congreso de Educación Religiosa de la Arquidiócesis en el Centro de Convenciones de Anaheim. El evento se llevará a cabo entre el 13 y el 16 de marzo de 2014. Más información: www.recongress.org.

Share