AUTORIDADES FEDERALES LUCHAN CONTRA LA CORRUPCIÓN ENTRE SUS AGENTES

San Diego.- La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés) se enfrenta al reto de eliminar a las “manzanas podridas” entre sus agentes, quienes son tentados con grandes sumas de dinero por traficantes de droga y de inmigrantes.

Como parte de sus esfuerzos para erradicar la corrupción, el CBP ha incrementado el número de sus investigadores de asuntos internos de cinco en 2006 a 214 este año.

Durante el último año fiscal se han dado más de 100 arrestos de estos funcionarios, acusados de recibir dinero o favores sexuales a cambio de traicionar sus deberes, de acuerdo con cifras de la Oficina Federal de Inteligencia (FBI, en inglés).

En total, se han reportado más de 400 casos de corrupción en las regiones fronterizas de México y Canadá, con más de 130 casos en los que se han presentado cargos a nivel federal y estatal desde 2003.

La frontera suroeste, que abarca desde San Diego, California, hasta Brownsville, Texas, comparte cerca de 2.000 millas con México y representa el punto de entrada a EE.UU. de entre 18.000 y 39.000 millones de dólares generados por actividades ilegales, según el FBI.

Un ejemplo de los casos de corrupción es el del agente Michael Gilliland, en la garita de entrada de Otay Mesa en San Diego, quien permitía el ingreso de automóviles que transportaba a inmigrantes indocumentados en su carril de ingreso en 2007.

Gilliland, un ex marine, y quien tenía 16 años como agente del CBP, cumple actualmente una condena de cinco años de prisión por sus actividades delictivas que le redituaban por cada día de cooperación con traficantes el equivalente de su salario anual.

De los cerca de 700 agentes que el FBI tiene asignados a investigaciones sobre corrupción pública, aproximadamente 120 trabajan en la región del suroeste.

El agente especial del FBI Terry Reed, quien encabezó la investigación contra Michael Gilliland, dijo que miembros de organizaciones criminales ofrecen tanto dinero como sexo a fin de corromper a los agentes de Protección y Aduanas.

Los métodos de reclutamiento por parte de los carteles comprenden tácticas de vigilancia que normalmente son utilizadas por agencias de aplicación de la ley.

Por ejemplo, miembros de los carteles observan a los inspectores a través de binoculares de alto poder desde el lado mexicano de la frontera, a fin de detectar patrones de conducta que puedan sugerir problemas de alcoholismo, tendencias a coquetear con personas del sexo opuesto, o simplemente hartazgo con el trabajo.

“Los carteles están perpetuamente a la búsqueda del siguiente Michael Gilliland. Sin embargo, combinando nuestras actividades de investigación y de inteligencia, hemos tenido éxito en la eliminación de funcionarios corruptos en la frontera”, añadió Reed.

Pese que hasta el momento el problema se ha enfocado en drogas e inmigrantes indocumentados, tras los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 cambió el enfoque de las agencias de aplicación de la ley.

Estas comenzaron a preocuparse sobre la posibilidad de que agentes corruptos también pudieran permitir el paso de armamento, explosivos, o incluso bombas sucias, que podrían diseminar elementos radiactivos en la atmósfera.

En un panel conducido en el senado en Washington DC en marzo pasado funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional reconocieron que no cuentan con los recursos para capturar a todos los funcionarios corruptos.

James Tomsheck, comisionado asistente de Asuntos Internos de la oficina de Protección Fronteriza y Aduanas, dijo que solo uno de cada 10 nuevos empleados de la agencia es sometido a exámenes de detector de mentiras, y de ellos el 60 por ciento carecen de calificaciones adecuadas para el trabajo.

Si se sometiera a cada nuevo solicitante a exámenes de detectores de mentiras, el CBP necesitaría contratar 50 personas a tiempo completo para esa tarea, indicó Tomsheck. VN

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